Alejados de las bases y enfrentados con la sociedad, el cartel de la 22, deambula por las principales Ciudades del Estado de Oaxaca. Todos y cada uno de los movimientos de rapiña y destrucción que llevan a cabo, los cumplen ―aunque no lo parezca― de acuerdo a un libreto donde los mentores, tienen los principales papeles de reparto.
En realidad, el único objetivo que tiene, es la de desafiar a la sociedad para más tarde justificar su derrota que es diseñada, financiada y dirigida por el Estado.
La toma de centros comerciales, la destrucción y hacinamiento en el zócalo de la ciudad de Oaxaca, por las hordas magisteriales y el hostigamiento hacia los comunicadores sociales, sólo dejan en claro el gran desprecio que sienten por las y los oaxaqueños.
La provocación constante contra las fuerzas armadas, la policía, la toma de instalaciones estratégicas como el aeropuerto de Huatulco y Santa Cruz Xoxocotlán, así como la destrucción de las cámaras de vigilancia en la Ciudad, nos muestran a una dirigencia sabedora de la despreocupación por la paz en la entidad, aunque después de los hechos, las instituciones encargadas de la seguridad pública, tratan de generar orden y legalidad e intenten hacer justicia sólo en esta ocasión.
Así, la dirigencia magisterial, juega a ganar por partida doble aunque los Oaxaqueños y mexicanos sigamos perdiendo hasta la dignidad.
En el País crece la inconformidad porque estados como Oaxaca, sigan gozando de los beneficios del federalismo Distributivo, sin resultado alguno, convirtiendo al cartel en un barril sin fondo.
Para nadie es un secreto que muchos profesores no lo son. Que los peores “profesionistas” ante su ineptitud buscaron una salida de confort que les representaba una plaza de maestro. Tampoco es un secreto que en una familia de profesores, al hijo con menos habilidades le conseguían la plaza, y si el yerno o la nuera eran ninis, el magisterio era la solución.
De ahí que se haya perdido la vergüenza por el ejercicio de una profesión tan noble, y donde la educación de calidad para los hijos de los que menos tienen sea un mito, o parte de los discursos.
¿Que garantiza que salgamos del atraso educativo cuando la federación solapa a un grupo de barbaros descerebrados que delinquen con la complacencia de la autoridad?
Nada. De ahí la necesidad de terminar con un sindicalismo corrupto y putrefacto, utilizando a los mismos que dicen defender los intereses de sus agremiados.
El encono oaxaqueño es tal, que no está lejos la aparición de brigadas que inicien una escalada violenta y selectiva en contra de los profesores para enrarecer más el clima político.
Como tampoco está lejos que los grupos radicales del cartel magisterial, al verse sin los beneficios económicos que estaban acostumbrados, aumenten la escalada de violencia.
Los tiempos se acortan y son perfectos. Se vienen dos años electorales donde puede pasar de todo en un estado donde no sucede nada.
Vía Viral Noticias
