Cuenta la leyenda que en el 2016, cuando el exgobernador Gabino Cué se enteró del triunfo electoral del candidato del PRI, Alejandro Murat Hinojosa, comentó a un reducido grupo de funcionarios de su gabinete, palabras más, palabras menos : “Se quejaron de mi gobierno, de que hice mal las cosas, pero lo que ignoran es que con Murat les irá peor”.
Y no se equivocó: Si Gabino dejó como herencia funesta de su gobierno a una entidad con más pobres e igual de abandonada que cuando en 2010 llegó al poder, con el regreso del PRI a la gubernatura las cosas empeoraron.
La imagen que después del desfile de delegaciones del segundo Lunes del Cerro circuló en redes, en donde se observa cómo una Marmota se tambalea y está a punto de caerse y cuyo novel “cargador” es nada menos que el gobernador AMH es fiel reflejo de lo que hoy ocurre con su gobierno: no tiene rumbo, da tumbos, a veces lo tambalean los propios errores de sus funcionarios y, sin embargo, se insiste oficialmente que todo está en orden y en santa paz.
Escribí lo siguiente casi al concluir su primer año de gobierno:
“Del enorme paquete de 680 promesas de campaña firmadas ante notario público ( por el candidato AMH) una parte quedó esbozada en un Plan Estatal de Desarrollo con serias inconsistencias en el diagnóstico de la realidad oaxaqueña, así como en sus objetivos, metas y acciones, y la otra quedará archivada en el catálogo de las buenas intenciones.”
Y en otra entrega:
“Contra lo prometido y esperado, el regreso del PRI a la gubernatura de Oaxaca, no se ha traducido, hasta ahora , en un mejor ejercicio de gobierno: ni en lo político, ni en lo administrativo ni mucho menos en lo financiero se podrían hacer cuentas alegres en una entidad agobiada no solamente por su lacerante pobreza sino por su persistente conflictividad, la debilidad de sus instituciones y la ausencia de voluntad de los actores políticos y la camarilla gobernante para declararle la guerra a la corrupción y la impunidad.
“Se sigue insistiendo que el gobierno del estado no tiene recursos frescos para cumplir con sus promesas de campaña, ni para atender necesidades urgentes relacionados con la infraestructura carretera del interior del estado, que va de mal en peor; o para atender la falta de medicamentos en clínicas y hospitales, pero se niega una explicación pública sobre las causas de esta sequía presupuestal. ¿No hay dinero porque la curva de aprendizaje de los secretarios mirreyes y demás burocracia gubernamental aún no se cierra y, por lo tanto, los nuevos funcionarios desconocían la ruta jurídico-administrativa y los tiempos y formas para bajar recursos de la federación? ¿Todo se debe al colapso financiero heredado del gabinismo, como se insiste en pregonar? ¿Los jaloneos y torpedeos dentro del gabinete han impedido que se hagan bien las cosas? “
Y a propósito del primer reacomodo en su gabinete:
“La sorpresa no fue el anuncio de los reacomodos en el gabinete a poco más de cinco meses del arranque del nuevo gobierno, sino las dudas que despertó en la sociedad toda la cortina de humo tendida en derredor de la recomposición de un gabinete fallido y el pacto intrafamiliar para combinar lo viejo con lo aparentemente nuevo, así como para seguir experimentando métodos y estilos de gobernar en función de intereses de grupo y de réditos económicos y electorales.
El punto de quiebre en la crisis del gabinete alejandrista fue, sin duda, la defenestración del primer Secretario General de Gobierno, pues prácticamente desde diciembre del 2016 se enviaron señales que el pago de favores y compromisos de campaña, y la incómoda cohabitación de los secretarios afines al muratismo “histórico” con los yuppies del grupo Infonavit, sería una fuente de conflicto interno y anticipo de una mala gestión y conducción de los asuntos públicos.”
Y ya viene otro fuerte reacomodo, el Segundo Informe y el fin del segundo año del cogobierno.
Y la Marmota en picada.
Twitter:@YescasIsidoro
Julio 31 del 2018.