En memoria de un extraordinario economista y amigo: Javier Barajas
Kissinger es un ser de ultratumba…histórica y lógica. El senil creador del “efecto dominó”, el hombre que dirigió la caída de Allende en Chile y auspició la letal política monetarista de Friedmann ejecutada por Haberger y sus “Chicago Boys”. Henry Kissinger, el mismo que soñó con un EUA Milenarista, en otras palabras, el judío-alemán que soñó con restaurar a un Hitler “democrático”, vuelve a las andadas…seniles. Afirma que Obama puede crear un Nuevo Orden Mundial. En su viejo esquema antihistórico sueña con el reino redivivo a la usanza de Metternich, el hombre de la Santa Alianza, que reinstaló el poder austríaco y la restauración de las potencias tras la derrota napoleónica. Escribió un libro sobre el tema. Metternich vería sus días postreros amenazados por los aires revolucionarios de 1848 en Europa.
Precisamente cuando EUA evidencia la declinación de su preeminencia mundial, cuando topa con competidores comerciales sólidos que amenazan con devenir bélicos, cuando su dominio geográfico abulta el gasto bélico que debe cubrir el resto de países del mundo, ahora Kissinger sueña con un Nuevo Milenio Norteamericano. Es decir, sueña echar atrás el reloj de la historia, cuando EUA avizora la declinación, el ineludible fin de su poderío imperial. Kissinger debería leer a Paul Kennedy “Auge y Caída de las grandes potencias”
Kissinger revela los rasgos de la mentalidad conservadora, retrógrada. Incomprensiva de que la historia no es repetición mecánica. Pero anhelante del poder extraviado, mantiene viva la idea del sardónico Mark Twain:
“La historia no se repite pero a veces rima”
Kissinger fue el mejor ejemplo del hombre exitoso en política internacional, pero carente de ética alguna. Acudió a todos los recursos para bloquear y derribar el experimento histórico chileno del arribo del socialismo al poder mediante el voto. Fue el cerebro de la conjura sangrienta que emergió el 11 de septiembre de 1973 y que devino en el crimen de Allende y un nuevo “modelo” económico monetarista, laboratorio con brutal represión social y restauración del capitalismo salvaje.
No obstante, hemos de recordar que Kissinger tuvo el tino de asesorar a una de las mentes más retrógradas y reacias a entender las expresiones de nuevos tiempos e ideas: Richard Nixon. El célebre “Dicky Tricky” aceptó la apertura a China Popular, aunque también la desconexión del dólar respecto del oro. Esto devino en la época de los “dólares bilimbiques” que han perforado el sistema monetario internacional y creado “reservas monetarias ficticias”, pero ¡reales!, merced al aun vigente poderío militar-industrial-dudando cual es prioritario-de EUA. Kissinger quien lo duda, tuvo un acierto fundamental en esa apertura pero, defenestrado Nixon por prohijar a los “plomeros” del Watergate, continuó asesorando al “duro de cabeza” Gerald Ford y su estrella periclitó. No se opacó del todo porque entre otros mantuvo contactos, onerosas asesorías y el apantallamiento de gobernantes de países subdesarrollados, siempre proclives a las “recetas” de supuestos “gurús” de viejo cuño. Kissinger, merced a esos viejos laureles y sus indiscutibles servicios a los poderosos del mundo, participa en el Grupo Bilderberg, el ignoto cenáculo en que se integran los auténticos más poderosos del mundo y que todo indica, traman la forma de gobernarlo acorde a sus intereses. No olvidemos: a ese grupo acudieron en su tiempo Clinton y Obama, precandidatos en lo que pareció una “pasarela” que devino sanción para sus respectivas candidaturas a la presidencia de EUA.
Pero Kissinger intenta reevaluar su “tesis”: la “Restauración” del poderío de EUA que ahora, cuando se avizora un mundo multipolar, es difícil por no decir imposible que ese sueño milenarista se concrete. A Kissinger, conservador de cepa no le caería mal leer un texto clásico de Marx “El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte”. Así abandonaría su senil intención como dice el hombre de Tréveris de: “hacer vagar otra vez a su espectro”: Metternich.
Finalmente, Kissinger y sus ideas retrógradas, aportan una lección a políticos de estatura, física e intelectual muy menor. Los intentos restauradores son antihistóricos. Más aún cuando sólo ofrecen repetir su pasado. Plagado de corrupción ycrímenes. Cuando carentes de principios, de identidad con la sociedad y con sus grupos de trabajadores, postulan una “reforma” laboral que solo pretende recuperar la rentabilidad empresarial, exprimiendo más a los trabajadores, mediante un bodrio, el “outsourcing”. El cascarón de un partido político ochentón que, en sus mejores años impulsó una auténtica vía de desarrollo social, contempla a sus “herederos” alegremente borrar el Artículo 123 Constitucional. ¿Acaso esa propuestas del PRI, son producto de una mente maquiavélica que pretende destruírlo del todo? Si añadimos su silencio ante la extranjerización a ultranza de PEMEX por Felipe Calderón, se puede predecir que la “restauración” que pretenden para el 2012 puede ser el más triste funeral.
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