Inspiran rebeldes a exiliados para volver a Libia

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Hace una semana Mohamed Elgarguri era un estudiante universitario con un empleo en una tienda de teléfonos celulares y ocasionales trabajos como DJ en fiestas.

 

A la siguiente semana, el estadounidense de 22 años con ascendencia libia estaba en el desierto de aquel país con una banda derebeldes disparando su fusil contra lasfuerzas de Muammar Gaddafi.

Elgarguri forma parte de un grupo de exiliados libios y expatriados que se apresuraron a volver a su país luego del levantamiento en contra de Gaddafi el mes pasado, un hecho que muchos habían esperado por décadas.

Desde que empezó el conflicto, cuando las fuerzas de oposición tomaron la mayor parte de la mitad oriental de la costa mediterránea de Libia, cientos de libios han vuelto desde Estados Unidos, Europa y otras partes del mundo para ayudar a la causa rebelde.

Han entrado en todos los niveles, uniéndose a los líderes políticos en Bengasi, la capital de facto de la oposición, atendiendo a soldados heridos en hospitales en el campo de batalla e incluso con las armas.

Ellos son una de las partes integrantes de lo que ha resultado un multifacético movimiento de oposición, incorporando figuras separadas del régimen de Gaddafi, oficiales militares disidentes y sus unidades, profesionales urbanos de elite y la población de las ciudades y pueblos del este de Libia.

Los libios que vuelven del extranjero dicen que llegan a ofrecer talentos que se volvieron escasos durante los 42 años del gobierno autoritario de Gaddafi y ayudar a construir un futuro, una Libia libre.

Hay un próspero movimiento de oposición fuera de Libia, construido durante décadas mientras los disidentes volaban al extranjero perseguidos por Gaddafi y se organizaban en Europa, Estados Unidos y los países árabes en su contra.

A través de internet y en contacto directo con otros activistas, esas organizaciones de exiliados jugaron un importante papel y pasaron la voz sobre las primeras protestas en Bengasi que iniciaron el levantamiento el 15 de febrero.

Pero ahora, con el este de Libia “liberado”, no han vuelto de una manera organizada a asumir un papel en la dirigencia rebelde.

Para Elgarguri, el estudiante universitario, el viaje inició el 17 de febrero en un restaurante árabe en San Francisco, donde vio un video de libios muertos a manos de las fuerzas de seguridad.

“Me sentí desgarrado”, dijo.

“Para mí, no hacer lo que debe hacerse me dejaba con una gran sensación de impotencia e ira”.

En 24 horas vendió su auto, hizo una maleta y compró un boleto de avión a Egipto. El 22 de febrero ya estaba en la zona este de Libia. “Compré sólo el boleto de ida”, dijo.

AP