La ruta sangrienta de Felipe Calderón y su “guerra” antinarcos, se complementa con otra guerra no menos cruenta y despiadada. Es la guerra antisindical que el agónico michoacano sostiene desde Los Pinos, contra los grupos organizados del país. Su inquina se desató contra el caso Sindicato Mexicano de Electricistas. Acto ilegal en que se enfangó con Lozano Alarcón, jueces y “líderes” como el hampón Flores del Sindicato de Ferrocarrileros ¡inexistente! Consumó uno de los peores actos de los gobiernos mexicanos. Soberbio, Calderón confesó que fue el “mayor éxito” del sexenio. Mientras en Japón, en plena crisis, acuden a todo para defender los empleos, México canceló miles de puestos y cerró fuentes de trabajo.
Argumentar que los electricistas se habían burocratizado y tenían baja calidad en el servicio, no justifica eliminar la Compañía Mexicana de Luz y Fuerza del Centro. Podía superarse. No obstante, el michoacano antisindicalista, tiró por la borda miles de empleos, la inversión cuantiosa en la empresa y originó costosos accidentes en empresas y hogares del DF.
Calderón no ha parado. En su furia antisindicalista está hundiendo a los mineros del país. Pasta de Conchos, definida “Crimen Industrial” la tragedia en que murieron decenas de trabajadores, es prueba palpable de la enfermedad de Calderón: el odio contra los trabajadores organizados. Su patológico comportamiento cuesta miles de millones al país.
Mexicana de Aviación es otra muestra: revela que Calderón y el PAN se aferran a la entrega del país a empresarios extranjeros y nacionales. La entrega de esa empresa a Ballesteros se entiende por el apoyo de ese pillo a Calderón en 2006 para llegar a Los Pinos. Saqueó la empresa, la hundió financieramente y achacó su falta de rentabilidad a los altos sueldos y prestaciones de los trabajadores de aire y tierra. Estos, para apoyar la rentabilidad, aceptaron la rebaja de sueldos y prestaciones, No obstante, feroz la intervención de Lozano Alarcón, los asedia con jueces que estuvieron en punto de declarar la quiebra y cierre definitivo de Mexicana de Aviación. No se puede omitir que el 23 de febrero de 2012 los Sindicatos de México, Canadá y Estados Unidos dirigieron una carta abierta a Felipe Calderón. Entre los puntos señalados destacan:
“nuestro asombro por que a pesar de las ofertas de rescate de la aerolínea, funcionarios de su gobierno mantienen una política tendiente a evitar a toda costa el reinicio de operaciones”;
“es grave que el gobierno que usted encabeza, no haya atendido las numerosas peticiones de audiencia de los trabajadores para evitar la crítica situación de la aerolínea”;
“hacemos un exhorto para que su gobierno asuma la responsabilidad social que tiene y apoye decididamente el reinicio de operaciones del Grupo Mexicana”
“la quiebra no pude ser una solución para esta empresa emblemática de su país y la más antigua de Norteamérica, menos aún para los miles de trabajadores que dependen de esa fuente de empleo”.
Los sindicatos que suscriben la carta integran la más completa relación de organizaciones sólidas de Norteamérica. Hoy parece que la justicia se aplica. Mexicana volverá a volar y sus trabajadores, reducido su número, a reiniciar sus actividades. Un triunfo del sindicalismo mexicano. Pero la furia antisindicalista y privatizadora de Felipe Calderón no se agota. Ahora le toca el turno al Instituto Mexicano del Seguro Social. Después de años de reiterar que se encuentra en difícil situación financiera, ¡como si los trabajadores tuvieran la culpa!, en prueba de la incapacidad de los administradores oficiales por mejorarla, se lanzan decididamente contra el IMSS. Pero, Calderón y sus ineptos y corruptos colaboradores no han medido la esencia del problema:
-El IMSS ocupa y presta servicios a miles de trabajadores, familiares, pensionados y jubilados que se unirán en su defensa. No obstante que se argumenta no sin razón acerca de los malos servicios de muchos de sus empleados, el IMSS es la única posibilidad de atender la salud de centenas de miles de mexicanos. La carestía de los servicios privados y de las medicinas requeridas, obliga a miles de mexicanos a formar largas colas y esperar meses para que se programe su cita médica.
-Los miles de trabajadores del IMSS son jefes de familia y lucharán hasta lo indecible en defensa de su fuente de trabajo. No está de por medio algo secundario: es su vida presente y futura. Es la atención personal y familiar de su salud por tiempo indefinido y la defensa de derechos ganados durante años de trabajo en el IMSS.
-Los trabajadores y jubilados y pensionados del IMSS, encontrarán en todos los sindicatos de México, apoyo solidario y ayuda económica en su lucha por la existencia del IMSS que es por el sindicalismo mexicano De paso cerrar el paso al esclavizante “outsorcing” que promueve Calderón y los empresarios voraces del país y el extranjero.
La lucha sindical que se reinicia, exige el pronunciamiento de todos los sindicatos del país. Nadie debe marginarse. Está de por medio una institución fundamental del pueblo mexicano. Una duda: ¿cuánto pagaron los burócratas del IMSS para callar la impresionante marcha de la semana pasada en que los trabajadores reclamaron el derecho a contar con trabajo y su futuro personal y familiar?