Guerrero y Tamaulipas: vasos comunicantes: Joel Hernández Santiago

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Al final pudo más el repudio, la manifestación pública, la exigencia, el reclamo, la audacia de cientos de mujeres tanto en las calles como en recintos de trabajo o espacios incluso de gobierno para que el presidente y la dirigencia del partido Morena desistieran –por el momento- de la candidatura de Félix Salgado Macedonio al gobierno del estado de Guerrero.

 

Y por esas cosas tan extrañas de la política, y en torno al proceso electoral y sus tiempos, la Fiscalía General de la República solicitó el martes 23 de febrero a la Cámara de Diputados, que se le retire el fuero constitucional al gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier Cabeza de Vaca, del Partido Acción Nacional, a fin de que pueda iniciar proceso por la presunción de ‘delincuencia organizada, operación de recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal equiparada’.

 

En el caso del candidato-no candidato Félix Salgado Macedonio, para contender por el gobierno de su estado el 6 de junio, hubo un largo empeño por mantenerlo en el lugar en el que, ‘según las encuestas y las consultas y las deliberaciones internas’, era “el más idóneo para gobernar Guerrero”, según informaba y defendía el dirigente Mario Delgado…

 

Esa defensa tenía un mandato supremo, al que Delgado se somete porque eso es: obediente defensor de estos mandatos, ya como político, como legislador y como dirigente de partido.

 

Y esto a pesar de los clamores y repudios que surgieron en Guerrero al conocerse en diciembre la designación, lo que hizo quedar en el camino a otro candidato improbable: el ex delegado federal Amílcar Sandoval, hermano de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.

 

Al paso de los días, la animadversión en contra de Salgado Macedonio crecía proporcional a la defensa que se hacía de su candidatura ya desde el Palacio Nacional como también desde la dirigencia de Morena, nacional y estatal.

 

No oían ni escuchaban los reclamos ni las advertencias de que el candidato tenía pendientes por aclarar algunas presunciones de violencia sexual: Caían en el vacío. Pero la decisión estaba tomada y no había vuelta de hoja.

 

Pero a cada día, a cada paso que daba el Ejecutivo, tenía enfrente el fuerte reclamo de mujeres –sobre todo-, quienes le recriminaban que protegiera a Salgado Macedonio. Le exigían “Rompe el pacto” (patriarcal). El presidente se mantenía firme y hay un momento, digamos estelar, cuando el Ejecutivo asestó la que podría ser su exclamación de sexenio:

 

“¡Ya Chole!” dijo indignado el 18 de febrero en su Mañanera habitual.

 

“Por eso es importante la historia, los conservadores así como fueron a buscar a Santa Ana fueron a buscar a Maximiliano, siempre es lo mismo y, ¿cómo se apoyan? Fíjense estamos hablando de 1850 esto de Alamán con Santa Ana diciéndole que controlaban la opinión pública porque dominaban los periódicos, los conservadores…

 

“Entonces, ya como dicen algunos, ¿no? ‘ya Chole’, o sea porque van  a hacer una campaña en los medios el Reforma, El Universal, los programas de radio, conductores de radio con expertos analistas pontificando, sentenciando, juzgando, si nosotros padecimos eso durante años, ataques este tras ataques, entonces cómo no voy yo a estar desconfiando “.

 

Este dicho causó mayor indignación entre las cada vez más mujeres que recriminaban esta selección. Y, en contraposición, usaron su dicho para reclamar hechos de gobierno: “¡Ya Chole!”.

Días después dijo que no sabía que significa eso de “Rompe el pacto” –Patriarcal-, que de hecho él ya había roto el “Pacto por México”, lo cual, de nuevo causó indignación entre las mujeres.

 

Pero la situación ya era insostenible. Al final el Presidente debió ordenar que se parara el asunto y Delgado operó en Morena. Veremos qué ocurre en los días siguientes porque el tema no está concluido y podría darse el caso de que lo reinstalaran con otros argumentos y con algún pretexto, en espera de que la tormenta amaine y pase el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo. Aunque tampoco podría ir Amílcar Salazar, presunto incitador del “fuego amigo”.

 

En el caso de Cabeza de Vaca todo está por decidirse en unos días más. Se pide su desafuero para que responda a delitos que se le presumen.

 

Cabeza de Vaca ha sido uno de los gobernadores de la Alianza Federalista más enfáticos. Más crítico al gobierno federal. Fue el gobierno de Tamaulipas el que negó que un incendio en un pastizal causara el apagón que afectó a más de diez millones de personas el 28 de diciembre.

 

La Comisión Federal de Electricidad argumentó que el incendio en un pastizal en aquella entidad fue la causa del desastre. El gobierno de Tamaulipas negó que esto hubiera ocurrido e incluso afirmó que el documento presentado por la CFE era apócrifo por lo que iniciaría proceso legal en contra. Y de ahí en adelante. El presidente dijo luego que su gobierno no era tapadera de nadie.

 

Ambos casos se conectan por un sólo hilo conductor: las elecciones del 6 de junio de este año y ambos parecen tener el aroma de Palacio Nacional. Lo que sería contradictorio por aquello que el Ejecutivo pidió a los gobiernos de los estados: ‘no intervenir en el proceso electoral.’

 

En todo caso: en ambos casos tienen que ser la procuración y la administración de justicia en nuestro país las que pongan las cosas en su exacta dimensión; en la justa dimensión. Y será esta justicia la que determine inocencia o culpabilidad de cada uno de ellos. Ojalá esa justicia sea ciega y ajena a intereses y a venganzas políticas y actúe con toda transparencia y ética.

 

De otro modo sería lo mismo que antes y eso ya no ocurre porque ‘hoy se es distinto’. ¿Será?