Generación X, más ‘hipsters’, menos corridos tumbados | Ismael Ortiz Romero Cuevas

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Soy de la generación X. Me siento orgulloso poder decir que me tocó ser adolescente en la década de los noventa, cuando no existían los celulares, las plataformas en ‘streaming’, las redes sociales o las computadoras portátiles. Cuando los padres, de aquellos que pertenecemos a esa generación, nos daban permiso de salir y no sabían de nosotros hasta que regresábamos a casa, eso sí, no violentábamos la hora límite del permiso porque la consecuencia era desde no poder salir, hasta castigos que hoy podría decirse que exageraban en severidad.

Soy de esa generación que aprendimos a ser responsables muy pequeños. Cuando tenía trece años, la mayoría de mi círculo de amigos ya cumplían ciertas responsabilidades en casa, como el cuidado de los hermanos menores, hacerse garante de una tarea específica o ayudar en el negocio familiar si es que se tuviera. Eso, no era malo del todo; precisamente por esa responsabilidad nos daban permiso de salir de noche, de aprender a manejar automóvil siendo prácticamente púberes o encargarnos hasta de algún dinero. Ser de esa generación, también me dio el privilegio de estar presente en el momento en que salieron al mercado artistas con los cuales, no se entendería la música de hoy en día como Nirvana, Ten Sharp, Blind Melon, The Cardigans, The Cranberries, Fool’s Garden, TLC, Shania Twain, Savage Garden, Celine Dion o Mariah Carey; asimismo, la consagración de otros como Madonna, Michael Jackson, Metallica, Red Hot Chili Peppers o Whitney Houston. Vimos también estrenarse películas con las cuales el cine moderno no se entendería por la referencia que evocan filmes como “Asesinos por naturaleza”, “El silencio de los inocentes”, “La lista de Schindler”, “La vida en el abismo”, “El club de la pelea”, “Parque jurásico”, “Batman”, “Tiempos violentos”, “Bajos instintos, “El ‘show’ de Truman” o “El proyecto de la bruja de Blair” por citar algunas.

https://www.youtube.com/watch?v=wsdy_rct6uo

La música y la industria del entretenimiento entonces, ha definido a los grupos culturales y tribus urbanas desde siempre. Sucedió con The Beatles, con The Rolling Stones, Janis Joplin, David Bowie, Gloria Gaynor, Tina Turner o los Bee Gees. Es decir, siempre ha jugado un papel con la identificación o apropiación de una ideología o moda a seguir.

Y los hípsters por ejemplo, no fueron la excepción, haciendo referencia al capítulo “Hipstertitlán y otras comarcas”, transmitido en la quinta temporada del programa “Esquizofrenia” en 2011 del canal 22, ellos, eran considerados una especie de movimiento cultural que evolucionó en tribu y que se asumían un tanto “cultosos”, con poder adquisitivo pero con actitudes de “charolastras”, mismos que hoy, se convirtieron en señores treintones o cuarentones con un poder adquisitivo respetable, tanto, que han provocado tan mentada gentrificación, con la que algunos están de acuerdo y otros no, pero que es el resultado de una simple acción de oferta y demanda. Y los de la generación X, a quienes nos tocó ser punta de lanza en la hoy tan referida inclusión, aquí seguimos, viendo cómo prosperan los movimientos sociales que nacieron con ideas nuestras, tanto, que la música alternativa de artistas que nosotros escuchamos como The Verve, Hootie & The Blowfish, R. E. M., Blur, Oasis, Garbage, Pulp o Soundgarden, se convirtieron en antecedentes directos e influencia eficaz de la música que la gente de ese movimiento escuchó en su momento. Y digo en su momento, porque como experimento social, le he mostrado a algunos hípsters de generaciones más jóvenes, el tema “1979” de The Smashing Pumpkins y quedan maravillados pensando que es un grupo surgido de su movimiento o que el sonido podría tener futuro, cuando en realidad es un ‘track’ emblema de la generación X, mi generación.

https://www.youtube.com/watch?v=4aeETEoNfOg

Hoy, el movimiento hípster no ha sido desplazado, sin embargo, ya no es novedoso en el sentido cultural ni intelectual, pues han surgido otros como los frikis, gamers, influencers (o al menos intentos), otakus, chacales y algún otro que se me pase, además de aquellos que tienen como emblema el llamado “corrido tumbado” y que no solo han tomado a la violencia de género y humana como bandera de identificación por las letras de esas canciones, sino que también han convertido en verdaderos ídolos a los creadores de este género que hace apología del delito en cada estrofa de la letra. Estos grupos, han tenido qué convivir entre sí para coexistir en nuestro país y en Oaxaca, nuestra ciudad, llena de contrastes y de contradicciones, pues aquí podemos encontrar desde hoteles, zonas y restaurantes de lo más exclusivo y costoso a nivel nacional, hasta colonias de techos con las varillas de fuera.

Gracias a la influencia del mercado ‘hipster’ que, como he mencionado anteriormente cuenta ya con un poder adquisitivo respetable, es que en Oaxaca al menos, tenemos lugares como Jalatlaco o Xochimilco, que han sido prácticamente adaptados al gusto de este grupo. Y es a ellos, a quienes le debemos la creación de modelos de negocios tan exitosos como el Airbnb o la creación de marcas como Balenciaga (aunque su ropa exceda no solo lo caro, sino también lo feo), o la imagen de cantantes exitosos a nivel mundial como Jason Mraz.

https://www.youtube.com/watch?v=J74Y6kDDTkM

Ninguna generación es mejor que otra, sin embargo, la evolución en la forma de expresarse ha sido una necesidad desde que los jóvenes lo son. Son estos movimientos los que marcan tendencia, mueven los mercados y dan oportunidades de venta para generar economía, tan importante siempre para el desarrollo de un país.

Mi Twitter:

@iorcuevas