Fibra de trastes podría tener más bacterias que un pasa manos del transporte público

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Existen varias formas de reconocer si el utensilio de la cocina está en malas condiciones, y según expertos del Centro de Innovación 3M, es necesario cambiar de fibra cuando hay mal olor, la sensación pegajosa al tacto, el cambio de color o, en casos extremos, puntos negros que significan colonias de hongos propagándose.

En un recorrido realizado por las instalaciones de ese centro, el especialista Manuel Díaz de León compartió algunas maneras de mantener en buenas condiciones los productos, como mantener seca la fibra, lavarla previamente y escurrirla para que no se formen bacterias dentro de ella.

También recomendó meterla en lavavajillas al menos una vez por semana, y señaló que agregar cloro al agua donde se prepara el jabón para lavar los trastes no es suficiente para desinfectar el utensilio.

De acuerdo con los estudios científicos que la marca 3M y Scotch Brite llevaron a cabo, es posible medir en unidades relativas de luz (RLU) el número de bacterias y microbios que tienen las cosas cotidianas en nuestra vida diaria.

Una cocina limpia tiene menos de 10 RLU, una batería de cocina de acero inoxidable desinfectada y lista para preparar alimento contiene 50.

Los tubos del transporte público contienen tres mil 200 RLU, pero si la fibra de los trastes se deja en malas condiciones por más de un mes, puede tener más suciedad y bacterias que el primero.

Diversos científicos sugieren que lavar con cloro o jugo de limón, no es suficiente para que la fibra quede libre de microorganismos.

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