Elecciones y economía: Isaac Leobardo Sánchez Juárez*

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El próximo primero de julio se celebran las elecciones para presidente de México, se cierra por fin este proceso, para muchos odioso por el exceso de publicidad y la falta de contenido. Terminadas las elecciones y conocido el resultado, espero transitemos hacia el fortalecimiento de nuestra joven democracia, reconociendo los derrotados o derrotadas su situación. Ya cerrado este capítulo debemos todos ponernos a trabajar para construir un México pacífico, democrático y competitivo. Establecido lo anterior, aprovecho esta oportunidad semanal de comunicación con usted para sugerirle un mecanismo de decisión del voto. Mi propuesta es simple, elija en función de la persona que considera atendería de mejor forma dos problemas económicos urgentes: crecimiento económico y empleo.

 

Respecto al crecimiento económico, le informo que el país enfrenta una problema realmente serio, ya que desde principios de los ochenta la economía mexicana ha incrementado el volumen de bienes y servicios disponibles en el mercado muy por debajo de su potencial, el crecimiento de los últimos treinta años del PIB es en promedio anual de 2.1%, mientras que el de otras naciones de desarrollo similar al nuestro, para igual periodo, es de 4.5%. Ni que decir China que ha crecido a un promedio anual de 8%.  

El crecimiento económico, de acuerdo con estimaciones realizadas por diversos economistas, debería de ser superior al 6% anual, pero los resultados son diametralmente diferentes. En el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado (priista) de 1983 a 1988 la economía mexicana creció a un promedio anual de 0.30%. En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (priista) de 1988 a 1994 la economía creció a un promedio anual de 3.9%. En el sexenio de Ernesto Zedillo (priista) de 1994 a 2000 la economía creció a un promedio anual de 3.67%. De esta forma, durante tres administraciones priistas, el promedio de crecimiento de la economía mexicana fue 2.62% (el PIB utilizado para el cálculo de estas variaciones fue deflactado con base 2003).

En el 2000 se termina la etapa del “autoritarismo flexible” en México, el PAN alcanza la presidencia a través de Vicente Fox Quezada, quien gobernó hasta 2006, durante su gestión la economía creció a un promedio de 2.13%, por debajo de lo realizado en las dos administraciones anteriores y sensiblemente menor a lo que había prometido durante toda su campaña (7%), algo que puede servirle como mecanismo de decisión de voto. Siempre es más fácil prometer que cumplir, de hecho cada que tenemos elecciones nos enfrentamos a un sinnúmero de promesas, las cuales a pesar de estas firmadas ante notario público, rara vez se cumplen.

En 2006 el PAN vuelve a ganar -de forma sumamente controvertida-, Felipe Calderón Hinojosa se convierte en presidente, prometiendo ser el mandatario del empleo, pero para lograr esto se necesita crecer a tasas elevadas y esto no ha sido necesariamente así. En 2007 la economía creció 3.26%, en 2008 1.19%, en 2009 -5.9%, en 2010, 5.5%, en 2011 3.9% y se estima que en 2012 lo hará 3.5%, con lo que el promedio de crecimiento del sexenio sería de 1.9%. Conclusión, tanto los gobiernos priistas como los panistas no han cumplido sus promesas en materia de crecimiento económico y por ende tampoco de empleo. ¿Quiere decir esto que el PRD si lo hará? Saque usted su conclusión, yo no quisiera hacerlo para no herir sentimientos, pero lo que si le digo es que yo no me fio de ningún político, menos de los que a toda costa buscan el poder y se obsesionan con él de forma enfermiza.

Sobre el empleo, acabo de publicar un artículo de investigación científica en la revista Problemas del Desarrollo, en el que demuestro que durante los últimos 30 años la generación de empleos ha sido insuficiente, lo que ha ocasionado que la población se ocupe en actividades informales y en el peor de los casos ilegales. Gobierno priistas y panistas en la presidencia han sido incapaces de crear los puestos de trabajo que todos necesitamos, la situación en este renglón es crítica y sugiero que el día de la elección usted decida quien de los que se encuentra compitiendo puede hacer mejor las cosas en este renglón.

Con datos del INEGI se sabe que por cada empleo formal que se generó en los últimos cinco años se crearon tres en el sector informal. Cada día alrededor de 645 mexicanos se sumaron a las filas de la desocupación abierta y unos 1,400 al sector informal de la economía; es decir, 77 de cada 100 mexicanos se quedaron sin poder acceder a una fuente de trabajo formal. Los salarios en el sector informal se han incrementado en comparación con los del sector formal, que se han reducido; el promedio, en el 2010 fue de 11,645 pesos mensuales, es decir 1,955 pesos menos que en el 2006, lo que representó una caída de 14.4 por ciento. En los últimos cinco años, el salario mínimo perdió 42% su poder de compra (Fuente: El Economista).

Bajo crecimiento y desempleo son problemas serios que ningún gobierno en los últimos sexenios ha podido atender de forma satisfactoria, de aquí que algunos sean firmes creyentes de la necesidad de un cambio, particularmente depositan su confianza en el PRD y su candidato. ¿Pero puede lograr el cambio un personaje que ya tuvo oportunidad de gobernar y solamente incrementó el endeudamiento público, vio como se exacerbó la corrupción burocrática y alentó la creación de programas sociales con tintes electorales? La verdad es que de los 4 candidatos no hacemos uno, como coloquialmente se dice, pero al final tenemos que escoger y sugiero que sea el menos malo en materia económica.  

Por cierto, durante los últimos doce años, a diferencia de la época en la que al PRI le tocó gobernar, hemos vivido una estabilidad relativa en materia macroeconómica, misma que se ha conseguido a costa de un menor crecimiento y empleo, pero que no puede soslayarse, ya que ha significado reducir la inflación (incremento de los precios), que no existan crisis sexenales, que ha permitido a un grupo creciente de mexicanos planear mejor su futuro, especialmente adquirir una vivienda o bienes de consumo que impactan en su bienestar. Además, la estabilidad ayuda a que México no se vea severamente contagiado por los choques externos (e.g. crisis en Europa). Hoy existen más de 150 mil millones de dólares en reservas internacionales que colaboran en el fortalecimiento de nuestro tipo de cambio y reducen el riesgo país –sobre este asunto, la próxima semana escribiré un artículo que da cuenta de la importancia macroeconómica de estos activos.  

Estabilidad sí, pero con bajo crecimiento y desempleo es lo que hemos obtenido los mexicanos durante 12 años, lo primero es de aplaudirse, pero lo segundo no y por ello la necesidad de cambiar el modelo económico vigente, por uno que privilegie el motor interno de la economía por la vía de mayores salarios, el motor endógeno por la vía de innovación y el motor externo de las exportaciones vía productividad.

Amigos y amigas, la decisión de voto es complicada, pero creo que utilizar la economía como criterio de elección es un mecanismo adecuado, no vote por el carisma, por la simpatía, por las frases agradables, con el corazón, vote con la razón y preocupado por determinar quien de los 4 candidatos ofrece una economía estable, en crecimiento y generadora de empleos. Votemos este primero de julio por la mejor promesa de administración económica y terminada la elección aceptemos el resultado y pongámonos a trabajar por un mejor México, sin divisiones y fracturas. 

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* Profesor en economía de la UACJ, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)