El reto llamado CORTV: Argel Ríos

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¿Cuándo voy a aprender? La solución a todos los

problemas de la vida no está en el fondo de una botella. ¡Está en la TV!

Homero Simpson

 

 

Los resultados electorales del pasado 4 de julio, le dieron contundencia y poder a la alianza partidista conformada por PAN, PRD, PT, PC y al final de cuasi-facto se sumó el PANAL, a la imagen representada por Gabino Cué Monteagudo y que significó para políticos de izquierda y de derecha un capítulo de transición política en la historia moderna y para otros, una clara revancha de politiquería maquiavélica.

 

Y a la par de la conformación de equipos de transición, de cambio y re ordenamientos estructurales en órganos de gobierno, que serán tema de análisis en otros escritos y otros tiempos, existe un apartado que salta a la vista, por el papel que desempeñó durante el régimen ulisista y que será objeto de análisis en el régimen gabinista.

 

Aclaro que por régimen, me refiero al término de una forma de gobierno, así como se habla de un régimen democrático, republicano o monárquico, tal como lo aborda el mismo Umberto Eco.

 

Solventado el punto, me parece que uno de los apartados que a la vista de todo aquel —seguidor o no— de la nueva corriente gubernamentista, es la integración y en su caso, quizá, la re estructuración de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV), pues será un escaño decisivo en el nuevo régimen.

 

En parte por el papel desempeñado por el gobernador electo, Gabino Cué Monteagudo, durante su gestión al frente de la dirección de Comunicación Social del entonces gobernador priista —ahora panista— Diódoro Carrasco Altamirano.

 

Durante este período, era Gabino Cué, quien definía políticas editoriales, líneas discursivas y la imagen del entonces gobernador.

 

Hoy, desde la trinchera de la izquierda-derecha, que más bien asemeja a un bloque de hartazgo priista, la lucha por espacios mediáticos fue muy clara, y el derroche del dinero de las campañas, rindió fruto en los bolsillos de los empresarios de los mass media.

 

Los pocos lectores de los diarios locales pudieron constatar el contraste mediático entre Gabino Cué y su contrincante Eviel Pérez Magaña. De las otras contendientes, ni siquiera las consideramos pues su presencia en medios se vio supeditada a la capacidad monetaria más que a una composición de equidad de género.

 

Después del 4 de julio, la figura de los medios cambió de forma tal que el servilismo podría definir el amor periodístico que tienen los que ostentan ser dueños de una empresa de comunicación.

 

Sin embargo, lo que nos ocupa es precisamente, aquel sector de apariencia “superflua” y calificado por muchos —que a partir del 1 de diciembre serán hombres o mujeres en el poder— como “invisible”, que se llama CORTV y mejor conocida y representada por el Canal 9.

La CORTV, cuenta con un canal de televisión que se transmite por todo el estado —incluso a través de señales de televisión de paga—, tiene dos estaciones de radio (una en AM y otra en FM) y un sitio de internet sin siquiera considerar al personal, entre ellos, reporteros, locutores, conductores, directores, camarógrafos, realizadores, editores, ingenieros, etc…

 

Este monstruo que significa la CORTV, hacen que no sea invisible, por el contrario, cumplen lo que todo político añora —sea de la ideología que sea— que es, salir en la televisión.

 

Durante el régimen ulisista, el Canal 9, no tuvo un papel preponderante, ya sea por sus directivos —que son designaciones políticas— o por la sed de poder de quienes intentaron manejarla, destruyendo sus bases formativas y creativas.

 

Aquí habría que hacer un apartado, para destacar el período del conflicto magisterial y el surgimiento de la APPO, que encontraron en el Canal 9, un medio para continuar con su propaganda política y hasta cierto punto bélica, pero no sólo la televisora local fue “secuestrada”, pues lo mismo ocurrió con otras estaciones de radio comerciales. La victoria para los disidentes fue que él Canal 9, pertenecía “al gobierno”, sin embargo, ello a pesar de que marca un punto sobresaliente en la importancia de la CORTV como medio de comunicación, no definió política alguna, pues el comportamiento del medio no cambió en su política interna.

 

Luego entonces, dijeran los filósofos, a pesar del nivel de censura a los políticos y partidos de oposición al régimen ulisista, fue únicamente el legislador convergente —hoy integrante del próximo gabinete— Benjamín Robles Montoya, quien inició una lucha desde la Tribuna legislativa para exigir la desaparición del Canal 9, de la CORTV. Hoy la pelota está en su campo.

Durante sus inicios, el Canal 9, fue de las pocas televisoras que integran la Red Nacional de Radio y Televisión Públicas, que exportaba contenidos y que acaparó la atención de los televidentes en su estado, incluso superando las telenovelas de aquel entonces, y como prueba de lo que significó, la empresa Televisa, abrió años más tarde, un espacio en su espectro nacional para transmitir, desde Oaxaca y para Oaxaca, un noticiero. Hoy la más reciente es la inversión de TV Ateca.

 

Por lo tanto, pugnar por la desaparición de la CORTV, sería algo ilógico y por demás estúpido, el reto en sí, es la integración y su re estructuración, para marcar una brecha entre los regímenes priistas y del nuevo gobierno.

 

Es decir, no caer en el mismo esquema dictatorial de la producción televisiva.

 

Haría falta una revisión de contenidos, de producción y la conformación de una línea editorial neutra —aunque esto puede ser difícil, pues nunca se ha visto a un medio atacar a su dueño, y ahí es dónde es necesario marcar la diferencia, pues los dueños son los oaxaqueños y no el gobierno en turno—.

 

Habría que analizar, la estructura y justificación de los programas, y en  primera instancia, definir que la cabeza del proyecto mediático sea un personaje alejado de toda política y más cercano a la producción de los medios masivos de comunicación.

 

Se tendría que implementar herramientas de free-lance para obtener productos frescos que justifiquen las líneas formativas y creadoras de la televisión pública. Hacer televisión pública, no significa estar peleado con la producción comercial, la prueba se ve en el éxito del Canal 22 y el Once TV.

 

El reto gabinista, por ende, es crear un cambio de fondo o caer en un régimen mediático, utilizando la televisión —aunque para lograr esto, tendría que reformar la misma televisión—.

La televisión de un régimen mediático utiliza la argumentación persuasiva, es decir y como bien lo explica Eco, “un régimen mediático no necesita meter en la cárcel a los opositores. No los reduce al silencio con la censura, sino haciendo que escuchemos sus razones en primer lugar”.

 

Y esa será la diferencia entre los regímenes, entre avanzar o continuar con el mismo esquema que siendo opositores, tanto criticaron.

 

argel_rios@hotmail.com