Si aplicamos el método dialéctico sabremos que vivir es la síntesis de dos polos: el instinto de conservación (tesis) y sus allegados los contrasentidos: enfermedades, padecimientos, temores e insatisfacciones de las necesidades vitales (antítesis).
Por esta razón y otras más le es difícil al individuo aislado sobrevivir, pues tendría que luchar, en solitario para satisfacer necesidades vitales, lo cual haría más difícil y riesgosa su vida.
En consecuencia, el individuo, por naturaleza, necesita agruparse, su especie es gregaria y necesita de la familia; de las relaciones sociales; de hacer gobierno; de construir instituciones que le den cuerpo al Estado, a fin de sobrevivir en el mundo de la naturaleza, de la educación, de la cultura, de la política, de la economía y lo social, con objeto de que su vida sea mejor y más segura.
De esta forma, individuos y Estado pueden funcionar para ir resolviendo problemas y obstáculos que surgen día a día, a condición de que cada una de las partes cumpla el pacto social que han suscrito, pero si uno falla, la maquinaria del estado empieza a descomponerse y es cuando surgen o se agudizan los problemas.
Ni esperar a que el Estado, a través de sus instituciones, resuelva todo lo que el individuo deja de hacer por ignorancia, negligencia o necesidad económica, ni tampoco consentir a instituciones oficiales que no cumplen su cometido. Lenin tuvo razón cuando afirmó que: “Dirigir a las masas no significa de ningún modo hacerles su tarea”.
Lo anterior viene al caso por lo que esta sucediendo en nuestro país donde la enfermedad del coronavirus se ha disparado principalmente en Ciudad de México a pesar de las medidas de prevención y sanitarias que se aplican ahí, entidad que continúa en estado de alerta y semáforo naranja encendido.
La jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, reportó el aumento de hospitalizados por Covid-19, que de continuar elevándose se regresará al semáforo rojo, toda vez que los datos que se tienen señalan aumento del número de pacientes hospitalizados por coronavirus, por lo que se realiza un examen de la situación hospitalaria, y análisis del impacto del contagio causado por la apertura de actividades económicas en la ciudad.
El reporte presenta los avances del programa “Hogares Responsables y Protegidos”, mismo que intenta controlar la pandemia y apoyar a la población en materia económica.
Lo anterior deja claro, que los aumentos de los contagios podrían saturar en corto tiempo los hospitales de la Capital, particularmente cinco hospitales ya localizados. De tal suerte que es necesario, urgente y obligado hacer conciencia de nuestras responsabilidades y el cumplimiento de las recomendaciones sanitarias. Cada quien y cada uno deben hacer su parte.
Construir decenas de hospitales en todo el país; incorporar con varita mágica a cientos de miles de médicos especializados (que no los tenemos) en el tratamiento del Covid-19 para atender el aumento de millones de contagios; producir vacunas contra el virus a corto plazo, y soluciones imposibles de realizar a corto y mediano plazo, no es la vía para superar la pandemia.
Cada quién y cada uno debemos hacer lo que nos corresponde respetando y cumpliendo las medidas preventivas, a pesar de que el presidente como guía del Estado no sea el ejemplo a seguir por no usar la mascarilla de protección, a pesar de que recientemente uno de sus familiares falleció a causa de la enfermedad.
Cierto es también que al paralizarse por cuatro meses las actividades económicas en la mayor parte del país, la inactividad hizo tremendo impacto y efecto devastador en la economía al haberse perdido miles de empleos, las cifras se estiman de un millón a 12 millones.
Estamos padeciendo la peor crisis económica de todo un siglo y todavía no sabemos la dimensión del impacto, ni cuales serán los resultados políticos y económicas que habrá a causa del desastre económico y la salud de las masas.
Es tan grande el desastre, que se explican los distractores usados por el presidente como el affaire Lozoya; el avión presidencial; el “lanzar la piedra y esconder la mano” mencionando la posible implicación de los ex presidentes, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto con Odebrecht, más los diputados del PAN que recibieron sumas de dinero significativas a cambio de votar por la aprobación de la Reforma Energética.
El presidente aclara que no se va a meter en el asunto Lozoya porque es competencia de la FGR; no obstante, desde que el detenido en España llegó a México, López Obrador lo menciona diariamente, pero al mismo tiempo esconde la mano subrayando: “En todo caso que se decida en una encuesta si los ex presidentes sean presentados a declarar, pero es asunto de FGR, yo no me meto”.
Ante el panorama de desastre y la incapacidad para resolverlo, el avión y los defraudadores son temas que despiertan la curiosidad y distraen al respetable, por lo menos.
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