Con la declinación del senador por Vermont, Bernie Sanders, el virtual candidato a la presidencia de los Estados Unidos será Joe Biden, originario del estado de Delaware, y quien fuera su representante en el Senado por más de tres décadas. Pero no solo es la experiencia legislativa lo que antecede a Biden, también fue vicepresidente durante el mandato de Barack Obama. Durante ocho años trabajó en la Casa Blanca al lado del presidente afroamericano que rompió paradigmas y se convirtió en ejemplo de liderazgo a nivel mundial.
Las elecciones en Estados Unidos están previstas para el 3 de noviembre próximo. Sin embargo, a poco más de medio año de esta fecha, la crisis derivada por la propagación del coronavirus tiene a nuestro vecino del norte en una condición crítica de emergencia sanitaria. Como tantas cosas que han quedado relegadas de la agenda pública por la pandemia, las elecciones en Estados Unidos son una incógnita. Hasta antes de la declinación de Sanders el 8 de abril pasado, los precandidatos mantenían una campaña digital ante la prohibición de los eventos masivos. ¿Pero cómo se definirán las nominaciones? La convención nacional demócrata prevista para julio se ha recorrido a finales de agosto, así como la del Partido Republicano, que será un acto de respaldo a Donald Trump, quien busca la reelección hasta 2024.
Por su carácter plebiscitario, estas elecciones son un reto mayor para Trump, quien ha librado el juicio político en su contra y ha polarizado aun más la opinión en torno suyo con el arribo del coronavirus a su país. Hay quienes consideran que Trump reaccionó tardíamente pues desde diciembre de 2019 su gobierno contaba con los documentos que advertían del contagio masivo a causa del patógeno originado en Wuhan, China. El tema de la relación con este país asiático también es un enigma. Han circulado distintas teorías sobre la relación que establecerán estos países una vez que se termine la pandemia. No parece que Trump quiera conciliar diferencias con el Gigante Asiático, sino que prevalecerá la lógica de guerra económica que emprendió anteriormente.
Frente al estilo protagónico y contradictorio de Donald Trump, hay ahora un oponente mesurado, que tiene a su favor una larga trayectoria, y la experiencia de haber vivido en primera línea los acontecimientos del gobierno de Obama. Sin embargo, no es un candidato que reúna todos los apoyos en el Partido Demócrata. Según un reportaje de The Wall Street Journal, Biden enfrenta el reto de ganarse a los patrocinadores de sus excontendientes, Sanders y Elizabeth Warren, hay que recordar el gran peso que tiene el financiamiento privado en las campañas en Estados Unidos. Además, debe ganarse la base electoral identificada con Sanders, sumamente liberal, y compuesta en mayor medida por jóvenes que tienen una idea de país radicalmente distinta a la actual, con seguro médico universal, con financiamiento público a la educación superior y con un papel pacifista en el mundo, solo por mencionar tres aspectos que importan para este votante millenial, que no se identifica con Biden, visto más bien como moderado en estos temas.
El enfrentamiento entre Trump y Biden será todo menos terso. Hay que recordar que el juicio político o impeachment se basó en la investigación extra-legal que solicitó el gobierno de Trump sobre Hunter Biden, hijo del próximo candidato demócrata, un abogado con intereses en el sector energético de Ucrania. A cambio de implicarlo en una polémica internacional, Trump habría comprometido ayuda financiera al joven presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Las motivaciones que han sido confirmadas por distintos actores buscaban justamente obligar a Biden a desistir de su intención de presentarse a estas elecciones presidenciales. El peso político de Biden, que buscó ser candidato en 1988 y en 2008 antes de ceder por Obama, pone en riesgo cualquier posibilidad de una holgada victoria de Trump. Se espera que sea una contienda cerrada, en la que la diferencia de votos en estados clave será determinante.
Una elección crucial para Biden será la de su compañero de fórmula. De hecho, ya ha anunciado que buscará que sea una mujer quien lo acompañe en su carrera por la Casa Blanca. Sería la primera vez con la segunda posición en jerarquía a cargo de una mujer, desde donde se debe estar listo para ser presidenta en cualquier momento. Entre las prospectas están las senadoras Elizabeth Warren, Kamala Harris y Amy Klobuchar; y las gobernadoras de Michigan, Gretchen Whitmer, y de Nuevo México, Michelle Luján. El Partido Demócrata tiene una larga lista de líderes políticas que asombra y que pueden desafiar al gobierno de Trump, caracterizado por un estilo de negociación masculino, en el que las cuestiones de género están ausentes. También será determinante la capacidad de liderazgo para enfrentar una pandemia que no parece que se vaya de una vez y para siempre, sino que será probable que regrese en el próximo invierno y que obligará a la mayoría de países a convivir con ella hasta que exista una vacuna para frenarla.
Las próximas elecciones en Estados Unidos son importantes para las y los mexicanos. Plantean serios desafíos para el futuro de nuestro país. No olvidemos lo difíciles que han sido estos casi cuatro años de la administración de Trump, no solo para quienes vivimos al sur del río Bravo, sino sobre todo para los millones de mexicanos y centroamericanos que viven al norte de nuestra frontera. Por cierto, en medio de esta pandemia son ellos quienes padecen las peores condiciones. No es casualidad que en los estados donde se concentran los contagios, como Nueva York, la tasa de letalidad sea mayor en hispanos que en estadounidenses blancos. Con la economía frenada, su futuro es incierto, y no se espera que Trump modere sus políticas, sino que incremente su rechazo a lo diferente, a los inmigrantes, a la cooperación multilateral, y a la solidaridad en tiempos de crisis.
Por todo lo anterior, Joe Biden es un contendiente que debe ser tomado con seriedad, y que podría convertirse en el presidente número 46 en la historia de los Estados Unidos. Biden sería un presidente en el que México podría confiar más que en Trump, vista la cadena de amenazas e insultos que hemos recibido del magnate neoyorquino. Deberíamos fijarnos en las palabras de Obama llamando a respaldar a su excolaborador y amigo: “Él era el que preguntaba qué aportaba cada decisión política a la clase media. Más aún, Joe me ayudó a gestionar el virus H1N1 y prevenir la epidemia del ébola. Joe tiene el carácter y la experiencia para guiarnos en uno de nuestros momentos más oscuros y sanarnos en una recuperación que será larga”.
*Director General del ICAPET.