Educación superior, palanca del desarrollo: *Francisco Ángel Maldonado Martínez

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Estudiar un posgrado es un privilegio. En nuestro país, que sigue enfrentando resistencias para apuntalar la calidad educativa desde los niveles básicos, insertarse en la educación superior es ganancia y un objetivo que afortunadamente ha fijado el actual Gobierno de México. Concluir una carrera otorga las herramientas para enfrentarse al mercado laboral, pero también siembra el deseo de conocer más acerca de la disciplina que se estudió. El caso más común es el de los médicos, cuya preparación es admirable, pues luego de estudiar una larga carrera en la teoría y la práctica, deben continuar su especialización y a veces una subespecialización. Para entender la complejidad del cuerpo humano la clave es enfocarse en una pequeña parte de él, así, un médico que comprende el funcionamiento renal es valioso por su competencia para tratar y salvar un órgano, pero debe entender al cuerpo humano como un todo. Especializarse es vital para el desarrollo de la humanidad.

Esta semana acredité mi protocolo de tesis del Doctorado en Administración que curso en la Universidad Anáhuac de Oaxaca. Es un logro que quiero compartir con ustedes porque llegar hasta este punto es resultado de la motivación y aprecio que me han brindado otras personas. Crecer es un continuo aprendizaje en la escuela y en la vida. Justamente, por el potencial que he visto en nuestra tierra, elegí como tema: “Energía eólica en el Estado de Oaxaca: propuesta de creación de instituciones gubernamentales y políticas públicas”. Lo que he percibido en cada una de las giras que realizamos al Istmo me inspiró a investigar este tema que es parte del futuro de la humanidad. Un recurso renovable y amigable con el medio ambiente, y que ha sido aprovechada hasta lograr que Oaxaca produzca hoy más del 90% de la energía eólica del país.

En la era de la economía del conocimiento el capital humano es fundamental. Los países más desarrollados del mundo son aquellos que invierten en educación y fijan objetivos de gran alcance. El punto central de la discusión educativa a nivel internacional ya no es la cobertura educativa sino la calidad de la educación. Lograr que la mayoría de las personas cuenten con una alta cualificación es la meta de las potencias mundiales, y debería ser también la meta de nuestro país. La producción de bienes y servicios se ha convertido en un ejercicio basado en la aplicación del conocimiento especializado a procesos.

De lo anterior se desprende que la educación superior y especialmente la oferta de posgrados deba orientarse al desarrollo regional y local. Algunos datos; según la Dirección de Educación Superior de la SEP, en la región Sur Sureste de México hay 859 instituciones de educación superior, de las cuales 269 son públicas y 590 privadas; se ofrecen 6 mil 190 licenciaturas y 2 mil 113 posgrados. En Oaxaca tenemos 93 instituciones de educación superior, de las cuales 43 son públicas y 50 privadas; hay una oferta de 517 licenciaturas y 153 posgrados. A 2018 había más de 2 mil 200 estudiantes de maestría y 198 estudiantes de doctorado. Se trata de un enorme potencial que nunca antes se había visto en nuestro estado y que ha sido impulsado por pioneros que han visto en la educación superior de las y los oaxaqueñas la vía hacia un estado moderno y competitivo.

Uno de ellos ha sido el doctor Modesto Seara Vásquez, un experto del Derecho Internacional, quien llegó a México invitado por don Isidro Fabela, diplomático mexicano que fue Gobernador del Estado de México y Juez de la Corte Internacional de Justicia en La Haya. A Oaxaca llegó por invitación de uno de sus ex alumnos en la UNAM, Heladio Ramírez, quien como gobernador de Oaxaca lo invitó a iniciar una universidad cerca de Huajuapan de León. Hoy don Modesto encabeza el Sistema de Universidades Estatales de Oaxaca, SUNEO, que ha permitido a miles de oaxaqueños estudiar una carrera universitaria y también un posgrado. Ya sea en la UTM, en la UMAR o en la UNISTMO, por señalar tres ejemplos, los jóvenes mixtecos, costeños e istmeños han tenido acceso a una educación superior de excelencia.

El reto siguiente es cómo vincular al capital humano que se está formando en Oaxaca con el impulso al desarrollo del estado. No todos los estudiantes, al término de sus carreras, se quedan a emprender su profesión en Oaxaca. Hay muchos factores que intervienen en esta decisión; sin embargo, es innegable que contar con más y mejores profesionistas impulsará el progreso de nuestra tierra. En quienes estudiamos en Oaxaca recae un fuerte compromiso para trabajar por mejorar las condiciones de vida de nuestros vecinos, comunidades y pueblos originarios. Somos una nueva generación con mayor acceso a la información y más herramientas, ésta es la mayor ventaja de nuestra época. Actuar con inteligencia, transmitir nuestros conocimientos y trabajar en favor de nuestras regiones es el nuevo reto.

El conocimiento empieza en el asombro, decía Sócrates, y la clave es no dejar de asombrarnos de las oportunidades que la vida nos ofrece.

*Doctorando en Administración. Universidad Anáhuac de Oaxaca.