Auspiciado por el Colegio Nacional de Economistas, se realizará una reunión en Oaxaca en que representantes de tres entidades analizarán el desarrollo regional como tema. Suena bien. ¿Será una reunión evocadora de tiempos pasados en que se manejaban las tesis sobre “polos de desarrollo? Sin olvidar que el “desarrollo regional” cuando se postula es para compensar los desequilibrios entre regiones y clases sociales.
Una anécdota. Pedro Aspe subsecretario salinista de Programación y Presupuesto, secretaría que después eliminaría, planteó la necesidad de vía el gasto público inducir el desarrollo-equilibrio- regional. Le pregunté cómo responder a las inquietudes de los oaxaqueños que se veían arrumbados en el presupuesto federal, mientras Tabasco, con un tercio de población de la oaxaqueña, recibía cuantiosas rentas petroleras. ¿Cómo hablar de desarrollo regional? Todavía espero la respuesta.
Desde entonces, desde 1982 el “desarrollo regional” es un tema arrinconado, olvidado aun en el discurso oficial. “El Grupo Compacto” salinista en el que destacaba el hoy “aliancista” Manuel Camacho Solís, esgrimía el neoliberalismo como bandera para modernizar a México. Esto significó echar al basurero múltiples temas y metas que habían prevalecido en el ideario político nacional. La autosuficiencia alimentaria, el crecimiento del mercado interno, la aplicación de subsidios, la protección a los productores nacionales, industriales y de productos primarios, la vigencia de un amplio sector paraestatal, la importancia de una banca nacional, la creación de empleos, el uso de petróleo y el sector energético como palanca del desarrollo nacional, etc. Todo fue borrado por los “nuevos turcos” que avasallaron las discrepancias y aplicaron a fondo un modelo exportacionista proyanqui.
Los panistas fueron y son ineptos para hallar vías diferentes en la economía; diciendo rechazarlos por corruptos, se sujetaron a los objetivos de los tecnócratas priístas. Marcados a fuego como neoconservadores o “talibanes” de la economía los panistas solo pensaron en los empresarios como dueños del país. Fueron incapaces de aprovechar ventajas extraordinarias. Un ejemplo ranchero: Fox en la inercia del auge económico ¡nunca México recibió tantos millones de dólares al grado que Ortíz Martínez tres veces, como San Pedro, preguntó adónde estaban! Nunca Fox le respondió. Ni supo plantear algo que pareciera un proyecto de nación. Solo enriquecerse y con él, a sus entenados. Varios economistas “balines” fungieron como patéticas comparsas; hoy se “hacen los occisos”
Calderón, ante la urgencia por legitimarse no halló mejor vía que jugar a las guerritas y nos metió en EL Infierno que cinematográficamente conmueve y en la realidad suma 40,000 crímenes. Y su “Sherlock Holmes” de huarache. García Luna ya nos prometió otros 7 años de balaceras, levantones, degollados, decapitados y todas las linduras que nos aterra. Para entonces estará gozando sus “ahorros”. Esto ha significado que con Calderón no hay ni siquiera el más mediocre remedo de política económica. La única meta: acabar con los narcoviolentos, pero no con la violencia gubernamental, aunque la población tenga que pagar con más miles de asesinados.
Esto nos plantea interrogantes. ¿Los economistas en esta reunión se proponen, cual “Fumanchús”, darle respiración artificial a un cadáver? ¿O embalsamar el “desarrollo regional”? Por eso mis dudas sobre la próxima reunión sobre “Desarrollo Regional” Sobre un tema que insólitamente sacan a colación. Ojalá no pretendan decirnos que las “Ciudades Rurales” ¡término horroroso y absurdo!, chiapanecas, son instrumentos del desarrollo regional. O que las migajas por “captura de carbono” sacarán de la miseria a los paisanos, como postuló Anta Fonseca, después de dejar pendiente la auténtica cuantificación y no sus datos “mágicos” sobre la reforestación en Oaxaca.
Tampoco aceptaríamos que los economistas postulen que gracias a la “intensa creación de empleos del gobierno de Calderón” el país va para arriba. Será cuestionable que los economistas sugieran una vía-la del desarrollo regional- que hace muchos años el salinismo destructivo, el salinismo, instrumento eficiente del capitalismo del desastre que identifica Naomi Klein, canceló y con ese perverso objetivo, entregó el país a las transnacionales.
No obstante, tal vez los economistas reunidos en Oaxaca, logren un acto de prestidigitación que Fumanchú envidiaría y nos vendan una idea esplendorosa. Habría que reconocer sus altas dotes de prestidigitadores. O de embalsamadores mejores que los egipcios.
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