Dudo mucho que lea esta nota, pero la envío como botella al mar con un recado. Es inusual que un economista con lauros de su nivel, acuda a nuestro medio. Usted es para muchos un “gurú”. Por eso considero oportuno aprovechar su estadía para plantearle algunas preguntas, de las muchas que suscitan su experiencia y obras que sería interesante analizar en su participación en Oaxaca. Primero porque a usted le escucharán empresarios y uno que otro economista con ideas conservadoras, herederas del pensamiento y políticas económicas ortodoxos. Algunos, fundamentalistas del equilibrio fiscal, “talibanes” del mercado y su eficacia. Fervientes creyentes que la mejor política gubernamental es reprimir permanente y prolongadamente el salario y favorecer la acumulación de capital en pocas manos: la tesis del “goteo”. Esto a mi juicio explica la tragedia nacional. México registra una distribución del ingreso que ahoga el crecimiento económico y remite a las calendas griegas el ilusorio desarrollo nacional. El país tiene islotes cada vez más pequeños de prosperidad en que reinan unos cuantos plutócratas y se amplía la pobreza, el hambre, la emigración, la violencia y la descomposición social.
Esto explica que como lector de algunos de sus libros, le pido que reflexione y explique a su auditorio sus singulares experiencias y el contenido de una de sus frases.
1.-El éxito que significó en el gobierno de Clinton en que usted participó destacadamente, la decisión del Congreso de elevar el salario mínimo por hora. Devorado después por la inflación. Medida que si bien no puede aplicarse a rajatabla en todos los países ni en cualquier circunstancia para dinamizar el mercado interno, es exorcizada por los empresarios mexicanos. Desde hace decenios, de la mano del que fuera partido político en el poder, el Partido Revolucionario Institucional y el último decenio con el Partido Acción Nacional la han repudiado. A cambio invariablemente le han impuesto a la clase trabajadora su sacrificio “por el bien de la Nación”. En México no hay carrera “salarios-precios” siempre van adelante éstos y las utilidades empresariales. Ha derivado en un país lastrado por la polarización social: un puñado de ricos, cada vez más ricos y millones de mexicanos que incrementan el océano de pobres. Sería saludable que su auditorio tuviera una visión autorizada diferente a la que imponen los economistas ortodoxos nacionales y empresarios que contemplan al país con la lente distorsionada de Milton Friedman-sin atender que al final de sus días reconoció el error al exagerar sus recomendaciones de política económica monetarista- y de los “Chicago boy”. De paso no les haría daño que les explicara la ley de Okun.
2.- Sería muy aleccionador que les expusiera la aberración de imponer, como se practica en este país, el fetiche de la reducción y equilibrio fiscal, aún en plena recesión…que en México es permanente
3.-En anuncios espectaculares difunden una frase supuestamente suya. Alude a que contempla “países ricos con poblaciones pobres”. Me sorprende mucho. Es difícil afirmar la existencia de países ricos, cuando vemos que el movimiento social de “indignados” y “ocupas” se extiende como ominosa mancha de aceite en el mundo. Más aún cuando multimillonarios como Warren Buffet reconocen que pagan menos impuestos que su secretaria. En los países industrializados se revela actualmente la concentración creciente del ingreso en el “1%” mientras el “99%” restante se debate en el desempleo creciente, la pérdida de esperanzas de progreso y la quiebra de países en que la voracidad empresarial y de los especuladores han desgarrado el mito de la prosperidad nacional.
Esas aportaciones suyas, posiblemente sacudirán, así sea fugazmente, las estereotipadas ideas de los empresarios. No dudo que muchos acuden con el afán de presumir que se codearon con un Premio Nobel de Economía. Aun cuando repudien sus sugerencias y en el fondo teman que usted es un revolucionario, con tufo socialista y transgresor de las leyes de la economía nacional que ha derivado en una espléndida vida de los empresarios y sus economistas a sueldo. No muy ajenos de una intensa corrupción.
. Finalmente, Sr Stiglitz, sea usted bienvenido a Oaxaca, un maravilloso estado mexicano que a sus bellezas arquitectónicas e históricas, suma una población en creciente desempleo y una serie de municipios en estado de miseria similar a Biafra.