Fernández Noroña es uno de los pocos diputados federales que todo el país conoce. Comentaristas de los medios señalan con insistencia sus poco comedidas intervenciones, los reclamos que desbordan con mucho el “diplomático” estilo que prevalece en un medio en que, todos los legisladores, terminan coincidiendo, extrañamente gozosos de los elevadísimos ingresos que no devengan. Ratifico: que logran sin merecimientos mayores.
¿Cómo afirmar que los legisladores trabajan exhaustivamente cuando es frecuente corroborar el ausentismo generalizado de diputados de todos los partidos? ¿Cómo aceptar que luchan denodadamente por canalizar recursos en beneficio del pueblo, cuando se multiplican los “traspalantes”, las denuncias por contubernios partidarios y acuerdos inconfesables? ¿Es revelador o no que tras el recorte al presupuesto agrario por 5,000 millones de pesos, iracundo Cruz López, el “crucificado” líder cenecista reclamó airadamente al “pastor” de los priístas, Francisco Rojas al que llamó “viejo rajón” y tres días después aparecieron juntos, el “rajón” y el “rajado” con sonrisas de oreja a oreja?
¿Qué decir cuando el año anterior, se aprobó por los diputados un presupuesto que el Senador Francisco Labastida calificó con inocencia o cinismo, como el “menor de los males” y algo que no se debió aprobar?
Cierto, Noroña no guarda las formas. Es estentóreo. Es protagónico. Pero, cabría preguntar a todo el Legislativo: ¿dice o no la verdad? ¿En su versión “mágica” sobre ¿dónde quedó la bolita?, se revela o no la tragedia nacional del escamoteo de los recursos públicos? ¿Es o no cierto que los diputados, TODOS, aceptaron cuestionar apenas las “propinas” presupuestales? Un presupuesto de 3.5 billones de pesos, apenas fue tocado en las orillas. Sólo se reorientaron 100,000 millones de pesos. Más parece un acuerdo perverso entre TODOS los partidos políticos que un proceso de luchar por el México menos desigual a que aspira el pueblo.
En rigor no es extraño. TODOS los partidos abogan en primer lugar por un presupuesto cada vez menos auditable. Pretenden que los gobernantes ejerzan recursos públicos como una “piñata” y para lograr eso, en sus ambiciones electorales desaforadas, aprueban el bodrio que les envía Felipe Calderón. Para el PRI con tal que el “Homúnculo de Toluca” tenga una bolsa para despilfarrar en medios televisivos y pavimentar su ingreso a Los Pinos, aprueban sin chistar a Calderón un presupuesto militarizado. Se minimiza el empleo, la salud, la producción de alimentos y vestido para la población, mientras se eleva desmesuradamente el gasto bélico. Para una “guerrita” que se planea desde un “búnker” al estilo, dijo Calderón “de la película “24” y “para tener todos los “juguetes”.
Por esa razón Fernández Noroña encuentra la aprobación popular. Por eso en las calles se festina que haya dicho la verdad que resulta inocultable para el pueblo. Los legisladores y el gobierno federal son demasiado caros, demasiados corruptos, demasiado cínicos y aún reclaman mayores ingresos.
Los “legisladores” gozan las mieles inalcanzables para el pueblo. El gobierno federal, aboca al país a un escenario en que las reclamaciones de la sociedad, de los sindicatos, de los grupos organizados, se vislumbran como rebeliones en ciernes. Entonces es y será más fácil usar el garrote, los tanques, la represión. Entonces tal vez, desde el “búnker” que fue dado a conocer en el extranjero por Calderón, le será más grato usar todos los “juguetes” que una mente infantil ha copiado de una película yanqui.
Por eso, Noroña y su expresión ¿dónde quedó la bolita?, se han convertido no en la demostración de un payaso, sino en la más vívida de las reclamaciones que más de un ciudadano desearíamos gritar ante el “Legislativo de los Cínicos” ¿Qué opinaría Noroña del presupuesto ejercido en 2010 en Oaxaca?
Los legisladores y burócratas de la política y del gobierno inútil, deberían preocuparse por que abocan a la sociedad a exclamar como los argentinos:
¡Que se vayan todos!
