El viernes pasado se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, fecha establecida para reconocer a quienes son la población mayoritaria y que sin embargo han tenido que sobrellevar injustas condiciones de vida en diferentes partes del mundo. El Día de la Mujer no es una fecha de celebración sino de reconocimiento, pues se conmemora un largo camino de luchas por el reconocimiento de derechos fundamentales que en algunos casos derivaron en violencia y asesinatos en contra de las mujeres. A fines del siglo XIX y principios del siglo XX el movimiento obrero a escala internacional tuvo como protagonistas a muchas mujeres que buscaban justicia en sus condiciones de trabajo y que en Estados Unidos exigieron su derecho al voto.
Este año el tema de este día internacional declarado por la Organización de las Naciones Unidas es: “Pensemos en igualdad, construyamos con inteligencia, innovemos para el cambio”. El lema es significativo por establecer que la igualdad implica un cambio de visión y de pensamiento; una forma distinta de pensar y romper los estereotipos que nos fueron inculcados desde pequeños y que nos llevan a pensar que las mujeres están determinadas a cumplir ciertas tareas y que no pueden hacer lo que los hombres sí. Esta educación tradicionalmente machista en México debe ser transformada, más en una época con tantas herramientas para la comunicación y el intercambio de ideas. Precisamente, el lema de este año implica que a partir del acceso equitativo a la tecnología, las mujeres y los hombres asumamos el compromiso de llevar a la práctica los postulados de la igualdad de género.
En Oaxaca se han dado pasos significativos. Por primera vez en la historia del Congreso del Estado, la mayoría de los escaños son ocupados por mujeres. Esto es un dato que no tiene precedente y nos debería llenar de orgullo pues en la representación política radica un largo deseo de los movimientos feministas. Sin embargo, solo hay 52 presidentas municipales del total de primeros concejales del estado, 570. Esto quiere decir, que solo uno de cada diez municipios cuenta con una presidenta municipal, aun cuando ellas son la mayoría de la población oaxaqueña.
En el marco del Día de la Mujer el Gobernador Alejandro Murat Hinojosa visitó en compañía de su esposa Ivette Morán el municipio de San Bartolomé Quialana. Se trata de una comunidad zapoteca de los Valles Centrales, donde sus mujeres usan un hermoso traje típico y muchas de ellas se dedican a la elaboración de muñecas artesanales. Qué mejor manera de conmemorar un Día de la Mujer que en esta comunidad zapoteca que se distingue por el hermoso colorido que le aportan sus mujeres. Como señala Alessandra Galimberti en un artículo dedicado a este aspecto: “Las mascadas que las mujeres de San Bartolomé Quialana portan sobre sus cabezas no están elaboradas fina y artesanalmente en telares de cintura, ni son de fibra natural; son simples pañoletas de forma cuadrada y tela sintética que están hechas de manera industrial. Y sin embargo, constituyen la insignia indiscutible de este pueblo indígena que, anclado en los Valles Centrales de Oaxaca, se rige ancestralmente por usos y costumbres y conserva todavía muy viva su lengua prehispánica zapoteca”.
Esta es la esencia del municipio al que el Gobernador Alejandro Murat y su esposa Ivette Morán llevaron la gira “Juntos” del gabinete social del Gobierno del Estado. Como lo hemos comentado en otras entregas, “Juntos” surge como una estrategia integral de atención a las comunidades oaxaqueñas más necesitadas. Las dependencias que acudimos con la señora Ivette a estos eventos, acercamos los beneficios que les brinda el Gobierno del Estado. Particularmente, desde el Icapet les hemos brindado cursos en nuevos diseños textiles, en zapoteco y repostería. Me detengo en el primer curso, gracias a estas capacitaciones, las mujeres que se dedican a la elaboración de las tradicionales muñecas de trapo pueden extender sus habilidades y crear bordados típicos mediante la innovación, tal y como lo establece este año el lema de las Naciones Unidas y el quinto objetivo de desarrollo sostenible de la Agenda 2030.
La señora Ivette Morán ha señalado reiteradamente que son las mujeres el centro de las políticas del Gobierno de Alejandro Murat. Y este reconocimiento es un logro pues nunca antes hubo una convicción tan firme de mejorar las condiciones de vida de las mujeres oaxaqueñas como ahora. A este objetivo del Gobierno la experiencia le da la razón: ¿Qué sucede cuando una mujer vence los obstáculos que le impone la sociedad en la que crece? Un ejemplo, hace algunos años una joven de Santa María Quiegolani ganó una elección para ser Presidenta Municipal pero su contendiente y sus seguidores creyeron que era inadmisible que una mujer los gobernara y entonces le impidieron asumir un cargo para el que la apoyaba la mayoría de la población. Lo que podía haber frustrado sus sueños se convirtió en la oportunidad de transformar su propia historia y visibilizar a nivel internacional la importancia de la participación política de las mujeres y especialmente de las mujeres indígenas.
Esa mujer, Eufrosina Cruz, es hoy la Secretaria de Asuntos Indígenas, que pronto se nombrará de los “Pueblos Indígenas” y en su currículum puede presumir haber sido la primera mujer indígena en presidir el Congreso del Estado de Oaxaca. Este tipo de historias de éxito sucede cuando se transforma la visión de la sociedad y las mujeres se empoderan como siempre debió ocurrir. Por cierto, como esposo y padre de familia de dos hijas, estoy seguro que en el Oaxaca que estamos construyendo juntos ellas tendrán la oportunidad de cumplir sus sueños sin que nadie las limite. Hoy las mujeres, para bien, toman el mando.