Crisis alimentaria y reactivación del campo oaxaqueño: Rubén Mújica Vélez

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Hace  cosa de dos meses en  este medio redacté un texto que titulé:

“Masacres” Unas como las de Ciudad Juárez, la otra la del hambre permanente y creciente que padece el pueblo pobre de México. En contra, con  un optimismo propio de los que tiene el estómago repleto, Agustín Cártens realizó un hallazgo insólito:

“En 2011 no hubo cuesta de enero”.

Es decir, según él, no se redujo el consumo de la población. No hubo sacrificios de los ciudadanos por el gasto realizado en el mes de diciembre. No obstante, el incremento de precios que en Oaxaca vivimos en carne propia, dijo el Secretario de Economía, “Mister Ferrari” que es resultado “cultural” Así que ya sabemos es cosa de “desculturizarnos” para no padecer incremento general de precios.

La realidad es muy otra. Basta dialogar con el pueblo, con trabajadores bajo contrato, eventuales, pensionados, jubilados, madres solteras, etc., para corroborar que la agresión de los precios es descarnada. Más aún, entregué al nuevo Presidente Municipal de Oaxaca una relación que puntualiza la diferencia de precios al menudeo de alimentos  entre la Central de Abastos y los tianguis y tiendas de la ciudad. Esa lista es producto de las observaciones mías y de mi esposa, al adquirir los productos. Entre la Central de Abastos y los tianguis, la diferencia es de TRES veces. Así, como ejemplo, un kilo de uva se expende a 13.00 y a 35.00 en cada sitio. Esto revela la incidencia de un comercio voraz, depredador. Identifica a los que en viejos tiempos llamábamos “hambreadores del pueblo”.

Cierto que gracias a los gobiernos neoliberales priistas y panistas, no existe control de precios. Cierto que según las lecciones de pésimos economistas de cubículo, algunos con educación en el extranjero, esa liberación de los precios garantiza el “equilibrio de los precios” y de la “oferta y la demanda” Cada vez que mencionan esa famosa “ley d la oferta y la demanda” recuerdo a Paul Smauelson que en su obra más conocida, afirma que:

                “hasta de un loro se puede hacer un economista, enseñándole

dos palabras: oferta y demanda”

Hoy la situación se ha agravado de manera inesperada y exponencial. Los efectos de heladas agobian a Sinaloa y Sonora y destruyen el que se ha convertido en el “Banco de Alimentos” nacional. Las pérdidas son enormes y solo la ignorancia de Calderón le lleva a decir que en un mes verá “verdear” el campo sinaloense. Es decir, parece que se intentará ejecutar un programa gigantesco de resiembra de alimentos. Solo que hay impedimentos naturales: ante el cambio climático, nadie puede garantizar que las heladas no se repitan. En caso de resiembra, se requieren miles de toneladas de semilla, maquinaria y agua suficientes, obvio además de financiamiento, para reactivar el ciclo agrícola que en caso de lograrlo se empataría con el de Primavera-Verano 2011. Difícil contar con insumos para ambos.

Cuentas aparte, el desastre sinaloense-sonorense, revela la irracionalidad de “poner todos los huevos en una canasta” Es decir de hacer depender los alimentos del país, básicamente en dos entidades. Hoy, laceradas por el cambio climático, ponen en riesgo la estabilidad social de México y avizoran además de una carestía mayor, la hambruna en el pueblo. Esto no es retórica alarmista es simple y llanamente, el vaticinio de graves problemas sociales.

Por otra parte, esta crisis exige un esfuerzo singular, especialmente en las entidades que como Oaxaca, arrastran desde hace decenios déficits alimenticios amplios. Nuestra entidad topa con un faltante en torno a 170,000 toneladas anuales SOLO de maíz, para cubrir la demanda social. Ahora, va a competir en desventaja con otras entidades demandantes del grano y con el acaparamiento de empresas transnacionales y “coyotes” regionales que pretenderán hacer su agosto.

Oaxaca desde su nuevo gobierno debe usar todos los instrumentos de política económica para atenuar, solo atenuar, los efectos demoledores de la carencia nacional de maíz y otros alimentos. A mi juicio:

-Suscribir con presidencias municipales y grupos sociales el uso de parcelas abandonadas por emigrantes.

-Sujetar a la producción de alimentos las parcelas de comuneros y ejidatarios que las han abandonado por que, ante el asistencialismo imperante, ante los recursos que perciben de Oportunidades y programas similares, han dejado de producir en sus parcelas.

 

-Poner en producción las parcelas decomisadas por el cultivo de productos ilícitos.

-Formular un  programa de apoyos diversos para esa reactivación productiva; en casos, fertilizantes, en otros créditos, en otros aperos de

labranza, en otros semovientes, etc,

Oaxaca, una de las entidades con alto consumo por persona de maíz, debe encontrar en su gobierno, la palanca de apoyo para confrontar en situación menos desventajosa, el futuro inmediato. Pretender superar la escasez con la compra de alimentos a otras entidades o países, significará erogar cuantiosas sumas sin propiciar la reactivación local. Producir estatalmente maíz y otros alimentos, es la prioridad. O confrontaremos “revueltas por hambre” que en otros países han derribado gobernantes.

rubenmv99@yahoo.com