Cordero: un amigo del presidente que quiere ocupar su puesto

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La tarde noche de este jueves 15 de diciembre, Ernesto Cordero Arroyo ha formalizado su registro como precandidato del PAN a la contienda presidencial de 2012. 

 

 

La cercanía con el presidente Felipe Calderón luce como uno de sus principales activos en su lucha por obtener la candidatura de Acción Nacional y, después, la Presidencia de la República. El camino de Cordero hacia Los Pinos parece complejo, pero ya ha comenzado.

Durante el acto en el que se inscribió ante la Comisión Nacional de Elecciones (CNE) de su partido ni Cordero ni sus seguidores ocultaron la cercanía de su proyecto con el del actual presidente.

“Calderón, Calderón… Calderón”, fueron gritos que se escucharon en el auditorio Manuel Gómez Morín de la sede nacional del PAN, y que en varias ocasiones obligaron a interrupciones de los oradores.

Cuando el exsecretario de Hacienda habló del gobierno de Calderón Hinojosa, fue enfático al decir que hay logros que merecen mayor reconocimiento.

Explicó que, en México, ya no se destrozan los patrimonios cada seis años, que hay una clase media con cada vez más oportunidades.

Tampoco evitó hacer alusiones a los tiempos cuando gobernaban las organizaciones políticas hoy opositoras. “El pasado de las crisis, de las devaluaciones, de la carencia de libertades… Ese pasado hay que dejarlo atrás”, indicó.

Asimismo, aseguró que el futuro de México lo veía ordenado y generoso. “El futuro de México lo veo con las madres y los padres sacando adelante a sus hijos”, destacó.

Un camino electoralmente complejo

A partir de las 19 horas de este jueves 15 de diciembre, Ernesto Cordero Arroyo ha iniciado la formalización de su registro como precandidato del PAN a la contienda presidencial de 2012.

En su lucha por obtener la candidatura de Acción Nacional y, después, la Presidencia de la República, el camino de Cordero luce complejo, pero ya ha comenzado.

Según datos de la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky, sólo 39% de los mexicanos conoce a este aspirante del PAN (61% de la población no sabe quién es).

La misma encuesta refiere que sólo 6% de los consultados prefiere a Cordero Arroyo como abanderado presidencial de su partido, y sólo 0.8% responde de manera espontánea –sin que se le presenten opciones de respuesta– que les gustaría que él fuera el próximo presidente de México.

Pero para obtener la candidatura presidencial panista, necesita el apoyo –el voto– no de la población en general, sino el de los miembros activos del PAN.

Ésa es su apuesta. La encuesta de Mitofsky también da pistas sobre las preferencias que el exsecretario de Hacienda puede registrar hacia adentro del partido fundado por Manuel Gómez Morín.

Sólo 9% de los encuestados que se identifican con el PAN dice preferir a Ernesto Cordero como abanderado presidencial del partido, igual cifra que la obtenida en enero de 2011 o en septiembre del mismo año por Cordero Arroyo, cuando renunció a la SHCP.

Probando estrategias

Después de 98 días de haber dejado su puesto en el gabinete de Felipe Calderón y 97 días después de haber comenzado sus actividades proselitistas, las preferencias por Ernesto Cordero no han repuntado.

Este actuario ha intentado por diversos caminos incrementar sus números en las encuestas.

No ha tenido éxito. El 12 de septiembre del presente año, en el primero de sus actos como aspirante, llamó a defender la labor del presidente Felipe Calderón.

“Es con valor con el que se defiende al presidente Felipe Calderón y lo que hemos construido como opción de gobierno”, dijo aquel lunes.

Al día siguiente anunció en una entrevista radiofónica que, de llegar a la Presidencia, invitaría a Genaro García Luna a mantenerse al frente de las labores de seguridad pública del gobierno federal.

Cordero no era el único en utilizar esta estrategia de resaltar los logros de su partido en los más de diez años al frente del Ejecutivo federal, en mayor o menor medida, también lo hacían los otros dos aspirantes panistas y el Comité Ejecutivo Nacional del PAN.

Pero en el segundo foro de discusión entre aspirantes blanquiazules organizado por la Fundación Rafael Preciado de dicho partido el pasado 2 de diciembre, la concordia y la intención de resaltar los logros del partido gobernante quedaron atrás.

Ernesto Cordero y Josefina Vázquez Mota intercambiaron ataques sobre las propuestas económicas de ambos.

En el siguiente foro, volvieron a entrar en conflicto al discutir sobre las cifras de pobreza registradas en el país cuando cada uno de ellos pasó por la Secretaría de Desarrollo Social.

La respuesta de los electores al cambio de táctica de campaña no es posible verla en la encuesta de Consulta Mitofsky, pues fue realizada entre el 21 y el 27 de noviembre; pero sí podría percibirse en una encuesta realizada por Demotecnia el pasado 10 de diciembre.

En este sondeo telefónico sólo 10% de los consultados dijo que ha mejorado su opinión de Ernesto Cordero desde que él panista aspira a la candidatura presidencial; del 28% su opinión sobre este panista ha empeorado.

Si el saldo negativo es de 18% para Cordero, en el mismo sondeo Vázquez Mota registra un saldo positivo en el cambio de percepciones de 17%.

Pero, ¿quién es Ernesto Cordero?

En los meses que estallaba la crisis económica mundial de 2008, un joven funcionario mexicano comenzaba a tomar notoriedad en el espectro político nacional: Ernesto Cordero Arroyo.

Pese a su fama de “técnico eficiente”, al extitular de la Sedesol y de la SHCP la caída de la economía global también hizo que el afecto popular no fuera abundante en su canasta de bienes.

Al menos eso lo que indicaban los sondeos publicados cuando dejó su lugar en el gabinete presidencial. Ernesto estudió actuaría en el Instituto Tecnológico Autónomo de México y después una maestría en economía.

Como en otras universidades, se cree que en las aulas de esta institución educativa se forjan relaciones que años después seguirán teniendo importantes repercusiones personales, laborales y hasta políticas.

Quizá algo tendría que decir Ernesto Cordero al respecto, pues en esas aulas conoció a Cristina Keller, su esposa, y también ahí forjó amistad con Felipe Calderón, quien fue su compañero durante el posgrado.

Georgina Kessel, maestra de Cordero y Calderón durante la maestría, invitó al joven Ernesto a trabajar en la antigua Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal (SEMIP). Ahí fue director de área pero abandonó el cargo tras la salida de su jefa. Comenzó entonces trayectoria laboral con muchos cambios.

El actuario defeño desfiló por varios puestos en diferentes dependencias e instituciones. En 1999, su amigo Felipe Calderón (entonces presidente del PAN) lo invitó a presidir la fundación Miguel Estrada Iturbide.

Desde entonces, la trayectoria de Cordero quedó totalmente ligada a la del actual presidente de México: siguió a Calderón a dónde éste fuera. En 2004, siendo Felipe Calderón titular de la SENER, le fue asignada una Subsecretaría en esa dependencia.

La amistad fue tan solidaria que Ernesto renunció a su cargo para acompañar y apoyar a su amigo en la búsqueda de la candidatura del PAN a la Presidencia de la República.

En el equipo calderonista, Cordero Arroyo tuvo a su cargo la coordinación de políticas públicas y económicas para edificar la plataforma electoral del actual presidente.

Hacia finales de 2006 y ya con Agustín Carstens al frente de la SHCP, Cordero Arroyo fue nombrado subsecretario de de Egresos. Era su primera incursión en este ramo de la administración pública.

En 2008, el ejecutivo federal lo nombró secretario de Desarrollo Social, pero al año siguiente lo regresó a Hacienda y Crédito Público, pero ahora como secretario. En este puesto tuvo que lidiar con los momentos más críticos de la crisis económica global.

Los políticos que lo apoyan han expresado en repetidas ocasiones que es un funcionario técnicamente muy capaz y un buen negociador de presupuestos. Sus detractores afirman que mucho de los logros conseguidos por esta dependencia tuvieron que ver más con el grupo de colaboradores que dejó Agustín Carstens que con las habilidades de Cordero.

Para el ciudadano promedio, Cordero Arroyo es un político todavía poco conocido. Por desgracia para sus aspiraciones, lo que de él suele recordarse son frases tan cuestionadas como que “México ya no es un país de pobres” o que “con 6,000 pesos mensuales una familia mexicana puede aspirar a vivienda, coche y pagar colegiaturas”.

Aún así, él sigue contando con la confianza y el aval de un presidente que sabe, en carne propia, que en los procesos electorales nada está escrito.

“Calderón cree que, en este momento, las preferencias afuera del PAN no importan; y que si él pudo [conseguir la candidatura] sin tener el aval presidencial, ni modo que su amigo no pueda lograrlo teniendo todo el apoyo del gobierno”, confesó un legislador federal de Acción Nacional que solicitó no ser nombrado, pues él apoya a otro de los aspirantes blanquiazules.

ADN Político