Claudia Sheimbaum va por la eliminación de la reelección legislativa… ¿Cómo un rasgo democrático o como una regresión hegemónica? || Adrián Ortiz Romero Cuevas

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La semana pasada, durante el arranque de su campaña presidencial por Morena, Claudia Sheinbaum anunció una reforma constitucional para “recuperar la consigna que dio origen a la Revolución Mexicana y quedó plasmada en la Constitución del 1917: ‘Sufragio efectivo, no reelección”. Dicha propuesta, dijo, consistiría en eliminar la reelección consecutiva de los integrantes de las dos cámaras del Congreso de la Unión. Aunque la Abanderada morenista dice que esa es una consigna democrática, en realidad es una estratagema porque la publicación original de la Constitución del 17 no contenía tal prohibición para los legisladores federales.

En efecto, al iniciar su campaña, Sheimbaum dijo que enviaría al Congreso una iniciativa para revertir la reelección de diputados y senadores. Y, en entrevistas, explicó que sería una de las primeras acciones que emprendería en caso de llegar a la Presidencia. Días después matizó la propuesta, y dijo que sometería a consulta dicha propuesta, a pesar de que al ser este un planteamiento que puede considerarse como parte de la materia electoral, está prohibida por el numeral 3 de la fracción VIII del artículo 35 de la Constitución federal. Y ya para rematar, la candidata morenista dijo que la reelección es culpa del modelo neoliberal.

¿De verdad esto es así? Pues si revisamos la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, tal y como fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 5 de febrero de 1917, podremos darnos cuenta que ahí no venía contenido el principio de la inelegibilidad relativa que hasta 2014 pesó sobre los legisladores federales y locales.

Más bien, ese principio de la inelegibilidad relativa de los legisladores fue establecido hasta 1933, ya en los tiempos del priismo hegemónico. Las razones del establecimiento de dicho principio para los diputados y senadores las daba, en un artículo publicado en diciembre de 2009 el ahora controversial ex presidente del INE Lorenzo Córdova Vianello:

“Esa prohibición (…) en vez de tener una justificación democrática, buscó entonces fortalecer el poder de la omnímoda figura presidencial, incrementando las capacidades de decisión y de control que le daba el ser el ‘jefe nato’ del partido oficial y por ello la prerrogativa de ‘palomear’ a los candidatos a cargos electivos postulados por el mismo. En efecto, la imposibilidad de reelección sucesiva, además de inducir un forzado recambio en las élites gobernantes, permitía al presidente controlar el destino de prácticamente todos los políticos que, lejos de deberle el encargo a sus electores, se debían a la generosa y magnánima voluntad presidencial (detrás de la que se escondía un férreo control político).”

 

REGRESIÓN HEGEMÓNICA

Así, cuando esa reforma ocurrió en 2014 en este espacio (Al Margen 08.05.2014) nos preguntábamos si ante la apertura de la reelección legislativa podríamos estar frente a la posibilidad del triunfo de los bribones. Sí, de todos aquellos que le apuestan a la ingeniería electoral y a la debilidad institucional que permite que una elección se decida a través de maquinaciones que generan votaciones artificiales.

Hoy, a la distancia, podemos ver que la reelección como mecanismo de evaluación democrática apenas si va tomando color. Ha sido más utilizada en la vía de la representación proporcional que entre quienes aspiran a ser convalidados por sus electores a través de las urnas. Con apenas diez años de existencia, pareciera que aún es temprano para saber si dicha figura ha tenido un efecto positivo o negativo en la construcción de una mejor democracia.

Independientemente de eso, lo que sí quedan claras son dos cuestiones: primera, que es absolutamente falso que la reelección consecutiva de legisladores sea uno de los principios democráticos o políticos del Constituyente de 1917, porque en la publicación original de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos nada se mencionaba sobre la prohibición de que los legisladores federales se reeligieran consecutivamente.

De hecho, la frase “Sufragio efectivo; no reelección” fue acuñada en el contexto de la lucha maderista en contra del presidente Porfirio Díaz, como una forma de recordarle que ese fue el principio que él mismo defendió frente a la presidencia de don Benito Juárez García; y como una forma de hacer valer dicho principio que transitoriamente estuvo presente en la Constitución de 1857 y que fue eliminado para dar paso a la consolidación del largo régimen maderista. Por eso, es falso que dicho principio se hubiera aplicado alguna vez a los integrantes de las cámaras legislativas federales, y que por ende fuera parte del espíritu revolucionario, como perniciosamente lo señala la candidata presidencial morenista.

Segundo, que muy probablemente eliminar la reelección consecutiva de diputados y senadores apunte más a una regresión que a un avance democrático. Sería, como lo fue a inicios del régimen de partido hegemónico priista en los años 30s del siglo XX, un elemento más del partido en el poder para tomar el control sobre todas sus élites y alejarlos de la vía democrática para someterlos a la política del premio o castigo según las lealtades o conveniencias políticas. Ello ocurrió en el pasado y no hay ninguna razón para suponer que no ocurriera ahora, máxime que la lógica del poder político siempre es la misma cuando se trata de preservarlo, de no perderlo, de incrementarlo, y de estar en posibilidad de elegir a quién transmitirlo. Así funcionó el PRI durante su largo reinado; y así podría también funcionar Morena en el mediano y largo plazo.

 

EPITAFIO

Es importante no caer en riesgosos lugares comunes. Este es uno de ellos, tanto por la naturaleza del señalamiento como por la forma en que intenta procesarse (una consulta sin base constitucional). Sería más honesto decir que es necesario eliminar la reelección consecutiva de legisladores porque fue el triunfo de los bribones (aunque hay una inmensa mayoría de legisladores morenistas que se han beneficiado de esta figura), que salir con argumentos falaces que sólo alimentan la desinformación y revelan la ignorancia de quien los esgrime.

@ortizromeroc

@columnaalmargen

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