A Nayib Bukele se le reconoce por su inédito manejo de su cuenta de Twitter. El presidente de El Salvador, uno de los países que enfrenta mayores desafíos en Centroamérica, se ha convertido en tweetstarpor sus publicaciones inéditas en un mandatario. Se ha encargado de despedir a cientos de empleados a través de sus famosos tweets que comienzan con la misma frase: “Se le ordena a…”, cualquiera que sea el ministro de su gobierno, que deba poner en práctica la instrucción de despedir a los funcionarios del viejo régimen salvadoreño conformado por el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional.
A los despidos de funcionarios que gozaban de altos sueldos por su cercanía con los anteriores mandamases de El Salvador, se suman los cambios institucionales. Tan solo el domingo 2 de junio, cuando apenas había tomado posesión de su cargo, Bukele disolvió cinco secretarías de la presidencia. Esa orden concretada en 280 caracteres dará paso al despido de 600 plazas de su gobierno y ahorrará cerca de 15 millones de dólares en salarios el próximo año, según el anuncio oficial.
Al estilo de un reality show, los ministros de Bukele parecen competir por responder en el mejor tono posible al “Se le ordena que”: “Sí, mi presidente”, “Ahorita mismo presidente”, “Su orden será ejecutada”. Él mismo supo aprovechar la situación creada en la red social y le ordenó a su secretario privado comprar una cafetera con el sobrante del salario de una plaza eliminada. Desde los cambios a la estructura organizacional de su gobierno hasta las amenidades para una oficina, todo ha sido comunicado vía Twitter generando cientos de reacciones, muchas de ellas positivas, y creando la imagen de que Bukele es un presidente antisistema que le habla y escribe a un público millennial.
Un ejemplo más, a un youtuber mexicano le dijo que si hablaba de él primero se le ordenaba bañarse; se autonombró “el presidente más cool del mundo”, y hace unos días compartió el texto: “DRACARYS”, frase usada por Daenerys Targaryen para ordenar a sus dragones que abran fuego en Game of Thrones. En este caso el presidente salvadoreño no agregó ninguna frase y por lo visto solo le interesaba seguir causando reacciones por parte de un público cada vez más dependiente de las polémicas que suscita Twitter.
¿Qué nos enseña la manera de comunicar de Bukele sobre los tiempos que vivimos? Sin duda que son atípicos. La comunicación política ha vivido una transformación acelerada. La manera de comunicar de los líderes políticos alrededor del mundo no se entiende sin las redes sociales que todo lo potencian. Así, cualquier declaración puede ser comentada, debatida, polemizada, pero difícilmente trascenderá la esfera que impone la red social. En este sentido, hay quienes creen que la línea de comunicación de Bukele es efectista, busca crear ilusiones sobre la realidad y distraer la atención de los temas fundamentales. Bukele podrá ser un mago de la comunicación en Twitter pero eso no significa que vaya a ser un buen presidente.
Algunos de los retos que enfrenta El Salvador recientemente fueron expuestos en un artículo de El País: En 2015, por ejemplo, esta nación registró tasas que lo convirtieron en el país más homicida del mundo, en gran medida por el incremento de la fuerza de pandillas como los Maras. Asimismo, solo 4 de cada 10 personas que empiezan la educación se gradúan de secundaria; y más de 500 mil hogares viven por debajo de la línea de pobreza. Todos estos son retos que requieren un gran compromiso de quien ganó las elecciones por un movimiento creado en torno a su figura y discurso frescos, que se alejó de las posiciones políticas tradicionales en su país desde el fin de la guerra civil.
La discusión sobre los despidos que ordena Bukele y las decisiones que toma desde su despacho virtual en Twitter han generado polémica en su país y fuera de él. Porque si bien es cierto que como medidas de comunicación política son una innovación que puede convencer a la mayoría de los ciudadanos salvadoreños que observan el espectáculo, también es cierto que Bukele está pasando por alto los procedimientos legales y administrativos que conllevan las decisiones que toma. Además, exhibir ante todo el mundo las relaciones familiares o sentimentales de quienes han tenido cargos como directivos del gobierno o diplomáticos salvadoreños puede ser útil como defenestración pública pero no deja de ser poco ético como medida gubernamental enunciada por un presidente.
En todo caso, seguiremos viendo en el mandatario de 37 años a una de las promesas de la política Latinoamérica. Un outsider que se convirtió en presidente y en su juramente no usó corbata y pidió que su esposa formara parte del acto legal. Recientemente Consulta Mitofsky informó que Bukele es el presidente más popular de América Latina con 71% de aprobación. La comunicación directa en Twitter ha rendido frutos, se muestra como un presidente de tiempo completo que da resultados y quiere, determinantemente, acabar con la corrupción. Sin embargo el debate está abierto y conviene preguntarse qué papel está jugando realmente Bukele, si el de un jefe de Estado o el de un ilusionista al que nadie se puede resistir.
*Director General del ICAPET.