Benito Juárez: la dignidad de un Presidente de México: Rubén Mújica Vélez

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A mis hijos, para que nunca olviden la historia de su país 

                                                                         

Corría el año de 1860 y Juárez se había hecho fuerte en el puerto de Veracruz, mientras sus enemigos dominaban la mayor parte del país. Joaquín F. Pacheco, desde la nave “Verenguela” dirigió una misiva a Juárez para solicitarle que, habiendo sido nombrado representante en México de su Majestad la Reyna de España le permitiera el paso “por la ciudad y territorio que usted manda” y la escolta necesaria, por la inseguridad prevaleciente. Juárez le respondió al día siguiente en sentido afirmativo, agradeciendo “los sentimientos que usted se sirve exponerme a favor de México”

Apenas un mes después, el español, desde la capital, dirigió otra misiva a Juárez en tono muy diferente.

“Al llegar a la capital me he encontrado con hechos que…me obligan a tomar respecto a usted y al partido que de que es cabeza, una actitud tan desagradable como ajena de mis benévolas intenciones. Hablo de los asesinatos cometidos por las tropas constitucionalistas en súbditos de su Majestad la Reyna de España…el Comandante de nuestra fuerzas navales …va a dirigir a usted la reclamación oficial oportuna…desearía que usted no me obligase a actos duros y de fuerza…medite en la responsabilidad que tomará sobre sí, caso de no hacer justicia a mis reclamaciones…acabamos de hacer la guerra en Marruecos porque nos habían insultado en un peñón donde estaban nuestra armas. ¿Cree usted que dejaremos robar y asesinar a nuestros nacionales? El periódico que se llama oficial del gobierno de usted, nos injuria de la manera más soez…Dios nos ha hecho hoy bastantes grandes para que oigamos con sonrisa esos impotentes insultos. ..en cuanto a matar españoles ..no es cosa que se sufre…es con una gran pena como me veo obligado a escribirle en estos términos desagradables”. *                                         

La ofensiva misiva, tuvo respuesta puntual:

“…estoy enteramente de acuerdo con usted que se castigue irremisiblemente   a los que sean culpables de los asesinatos a que usted se refiere y…mucho antes que usted mandara formular su reclamación, dispuse…procediesen a la averiguación de los hechos y el castigo de los delincuentes, conforme a las leyes…haré todos los esfuerzos posibles para que sean juzgados y castigados los que resulten reos de los crímenes de que se trata, y quede así desagraviada la vindicta pública y satisfecha la Nación Española de que usted es representante…así se hará por que a ello me obligan el deber y la conciencia, sin que sean causa de que yo obre así o deje de hacer justicia, las palabras amenazantes y las expresiones ofensivas e injuriosas de que usted se permite usar en su carta y que me abstengo de contestar porque semejante tarea me colocaría en un  terreno a que me prohíben descender la dignidad y el decoro del puesto que ocupo” Benito Juárez.*

Ciertamente, median 150 años, pero recordar esos sucesos, pondera la reciedumbre de un héroe nacional, lejano, muy lejano, del tremedal actual en que imperan la mediocridad, la sumisión y la indignidad en la conducción de los destinos de México.

¿Qué respuesta habría obtenido un político francés de opereta como Sarkozy, minusvaluado en su país, operador de Bush y su Guerra Imperial, que desde una tribuna se atrevió a exigir que México aporte su cuota en las nuevas aventuras del capitalismo sangriento? ¿Podemos imaginarnos la respuesta de Juárez a quien acudió en visita oficial a un país al que contempla como “traspatio” de sus socios? ¿Qué diría el oaxaqueño por antonomasia a quien hace gala de sus frivolidades desde la tribuna del Congreso de la Unión? ¿Porqué nadie le respondió con dignidad a su reclamo de tropas mexicanas para agredir países con los que tenemos relaciones pacíficas? ¿Por qué ningún “legislador” le recordó al francés que la división de poderes emanó entre otras, de la Revolución Francesa e impide al Ejecutivo incurrir en el ámbito de responsabilidad judicial? ¿Es que la mediocridad de Calderón, como la barbarie de Fox, se ha impuesto entre todos los políticos? ¿Son representantes populares u obsequiosos ujieres del “hombre blanco”, nuevo Quetzalcóatl?

¡Hoy debemos con nuestros hijos y nietos repasar la historia nacional! Hay muchas páginas, especialmente en la época juarista  que reivindican un enorme orgullo: el de ser mexicanos.      

* Benito Juárez. Documentos, discursos y correspondencia. Selección de Jorge L. Tamayo. México 1971. t.2 pp.715-720

 ——O——

Veracruz, agosto 3 de 1858.

Sr. Don Guillermo R. Henry.

San Antonio Béjar

Muy señor mío:

He recibido las cartas que se sirvió usted remitirme con fecha 13 de junio y 1º de julio…manifestando sus simpatías por el partido liberal de la República y deseando vivamente su triunfo, al cual desea cooperar organizando en ésa un regimiento de voluntarios de caballería compuesto de diez compañías de 100 plazas cada una y que pondría al servicio de la Nación con las condiciones especificadas en su segundo estado y, en contestación debo manifestarle que le agradezco sus simpatías y buenos deseos respecto del partido liberal, pues creo que es el único que trabaja leal y desinteresadamente para mejorar la condición de los mexicanos y la de mi país; pero no puedo aceptar el ofrecimiento de usted ni tomar fuerzas extranjeras para sostener una contienda civil, ni menos ahora que bastan los recursos nacionales del Gobierno para restablecer la paz y el orden constitucional que en vano intentan derrocar. Soy leal de usted afectivísimo s. s. q. b. s. m.

Benito Juárez*

*Íbidem. v. 2 pp. 392-393           

 ——O——

Oaxaca, septiembre 22 de 1857.

Sr. Don Matías Romero

México.

Mi apreciable amigo:

Por la muy grata de usted de 17 del presente, quedo enterado de todas las noticias que me comunica, cuya eficacia le agradezco.

Aunque la Constitución no sea del agrado del señor Presidente, no es de temer que la destruya, pues siendo del gusto de toda la Nación encontrará  supremo apoyo en la representación nacional, y yo entiendo que jamás volveremos atrás, como lo desean los enemigos de la libertad.

Deseo que usted se conserve bueno y que ordene lo que guste a este su afectivísimo amigo y s. s. q. s. m. b.

Benito Juárez*

*Íbidem. v. 2 pp.258-259

 ——O——

Oaxaca, Julio 2 de 1849

Al Soberano Congreso de Oaxaca. Apertura de sesiones.

“…ya es tiempo de atacar por medio de una ley que fije con claridad y precisión las cualidades que deben tener los que soliciten servir los destinos públicos y que designe la manera eficaz con que deben ser calificados previamente el mérito y la aptitud de las personas que en ellos deban ser colocadas. De este modo se moderará ese aspirantismo que tanto nos agobia y nos avergüenza; sólo si los hombres honrados y de conocida aptitud desempeñaran los empleos, desaparecerá esa plaga de pretendientes inoportunos que quieren vivir del erario sin merecerlo; la carrera de los empleos será lo que debe ser, una carrera de honor y trabajo, y los ramos todos de la administración pública recibirán notables mejoras por el buen servicio de sus empleados.”*

*Íbidem. v. 1 pp. 630-631