Asesinan en pleno centro al hijo del “El zar de los robacarros” en Tuxtepec

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Janet Martínez

10:41 Durante la tarde de este martes hombres armados a bordo de una camioneta asesinaron a Rodolfo Patatuchi Nava alías el “Fito” de 32 años de edad dentro del negocio “La Súper Torta” ubicado en la calle de Moleros entre 5 de Mayo y 20 de Noviembre del centro de Tuxtepec.

De acuerdo con la información proporcionada de la policía a las 18:00 horas recibieron una llamada donde les alertaban que se había registrado una balacera en las calles ya citadas y que dentro del negocio La Súper Torta estaba un hombre muerto, por lo que las autoridades se trasladaron de inmediato al lugar pudiendo constatar los hechos.

Rodolfo Patatuchi, llegó al negocio minutos antes de las 18:00 horas junto con su esposa, ordenaron de comer y mientras esperaban sujetos que ya lo seguían aprovecharon para asesinarlo y darse a la fuga con rumbo desconocido.

En el lugar fueron encontrados 12 casquillos de arma de fuego calibre 9 milímetros cuatro de ellos hicieron blanco en el cuerpo de Patatuchi Nava.

El cuerpo fue levantado y trasladado al anfiteatro municipal donde se le practicó la necropsia de ley, de los hechos se inició la averiguación previa número 348/(I)/2010 por el delito de homicidio.

Cabe hacer mención que Rodolfo Patatuchi Nava fue hijo del ex presidiario, Rodolfo Patatuchi Domínguez, quien había creado un imperio en la venta de automóviles robados con facturas de su empresa automotriz fue ejecutado el 12 de noviembre de 2008 de ocho balazos cuando acompañado de su esposa, María Virginia Nava Gutiérrez, realizaba sus ejercicios matutinos en Tuxtepec.

 

DE NIÑO, INICIA SU CARRERA DELICTIVA (Información de La Jornada)

De acuerdo a información difundida en páginas de Internet y La Jornada, Rodolfo Patatuchi Domínguez, inició su carrera delictiva desde muy pequeño y al salir de prisión, antes de tiempo, regresó a Tuxtepec, donde ya empezaba a ser aceptado por la sociedad de la zona de la Cuenca del Papaloapan.

En su haber existen varias historias de compadrazgos con jefes policíacos y agentes del Ministerio Público de la entidad oaxaqueña al crear su empresa automotriz “Pana” y poco con Veracruz, por lo cual fue encarcelado en ese estado al ser señalado de vender más de mil automóviles e incluso embarcarlos a Europa.

Conocido como “El zar de los robacarros”, el 8 de diciembre de 1999, en el período del gobernador José Murat, entró a la cárcel, sin embargo, sus redes dentro de las mismas instancias de Procuración de Justicia lo dejaron libre y sin cargos mayores.

Recluido en el penal Ignacio Allende, de Veracruz, Rodolfo Patatuchi Domínguez, nunca tuvo un expediente sobre su caso. Tampoco quedó nada de su detención en 1995, cuando fue procesado por fraude, falsificación y uso ilegal de documentos fiscales.

De acuerdo al documento publicado por La Jornada, señala que el historial delictivo del Patatuchi, como también se le conoce, data de su adolescencia y en un tiempo se le vinculó con los albores criminales de Daniel Arizmendi, El mochaorejas.

El Patatuchi es un hombre de 45 años con fama de delincuente mayor en el sureste mexicano, donde se presume que ha organizado o participado en el robo y tráfico de más de mil 500 vehículos, y su exportación ilegal a países europeos y centroamericanos. Las procuradurías de seis entidades han realizado investigaciones acerca de él.

Después de más de dos décadas en que se dedicó a blanquear y clonar automóviles desde su base de operación en Tuxtepec, la segunda ciudad en importancia de Oaxaca, y luego de obtener en Veracruz una preliberación irregular en l997, con la cual se libró de cumplir una condena de casi seis años por el delito de fraude, el 6 de diciembre pasado la Procuraduría veracruzana lo capturó en territorio oaxaqueño y lo trasladó a la penitenciaria de este puerto. Un juez le negó la libertad bajo caución por considerarlo “sujeto peligroso para la sociedad”, según expresó el subprocurador regional Reinaldo Madruga Picazo.

ROBACERDOS PRECOZ

En círculos de Tuxtepec se liga al apellido Patatuchi con actividades delictivas de tiempo atrás. Dan cuenta de la habilidad de Rodolfo para apropiarse de lo ajeno desde la adolescencia. Lo recuerdan como un individuo que provocó “dolores de cabeza” a su padre, Rodolfo Patatuchi Regules, descendiente de emigrantes sicilianos que vivía en forma modesta y tuvo que “clausurar” una carnicería abierta por su hijo a los 11 años de edad, porque no registraba gastos en la adquisición de cerdos y cada día aumentaban las quejas por la misteriosa y constante desaparición de animales de las piaras de sus vecinos.

El Siciliano, sobrenombre con el que también se conoce a el Patatuchi, no concluyó el bachillerato y emigró a la capital del país a probar suerte como ayudante de mecánico automotriz. Ahí, según la presunción policial, comenzó el negocio que lo convertiría en un hombre acaudalado y a la vez un mito dentro del hampa organizada: el robo de vehículos y su posterior comercialización en las entidades cercanas.

Los primeros y más importantes socios que tuvo en su nuevo oficio fueron los hermanos Daniel y Aurelio Arizmendi López. Los tres consolidaron una banda que operaba principalmente en Toluca y Ciudad Nezahualcóyolt, estado de México, y pronto vendieron un importante número de automóviles chuecos, acción en la que se presume tuvo apoyo de funcionarios judiciales gracias a las fuertes sumas de dinero que les entregaban.

La relación Patatuchi-Arizmendi es reconocida oficialmente por la Procuraduría General de Justicia del Estado de Oaxaca, que un día después de la detención de el zar de los robacoches emitió un comunicado en el que señaló que esa entidad no se convertiría en “rehén ni paraíso de delincuentes” perseguidos en varios estados.

De acuerdo con la información recabada, una vez separado de los Arizmendi, Patatuchi se trasladó a Tuxtepec y empezó a tejer una red de complicidades para el plagio de unidades y su blanqueo, a través de la agencia automotriz denominada Pana ¬contracción de su apellido y el de su esposa Virginia Nava¬, ubicada en la colonia Costa Verde. La función de la agencia era expedir las facturas para la venta de los vehículos robados.

Esa empresa fantasma facturaba anualmente, en promedio, l50 vehículos vendidos, por lo que se calcula que en diez años de operación habrían sido remarcadas y vendidas en diferentes partes de la República mil 500 unidades. Otras versiones señalan que la cifra podría ser mayor si se toman en cuenta las unidades que no pasaban por la agencia Pana.

El modus operandi del huésped del penal Ignacio Allende fue complejo y refleja una dedicación minuciosa de eliminar las huellas del hurto, como para clonar los automóviles de una manera artística, “porque Patatuchi era un artista de la simulación”, sostiene un alto funcionario del gobierno oaxaqueño. El éxito de el zar de los robacoches ¬calificado en el hampa como el rey del doblaje¬ consistió en comercializar en forma legal las unidades plagiadas en entidades del centro y sur del país, después de su aparente regularización con documentos falsos o robados de las agencias de origen.

En el primer caso, en la automotriz Pana ¬administrada junto con sus hijos Rodolfo y Edwin Patatuchi Nava¬, que al parecer tenía una sucursal en Veracruz denominada Autos Bulevar, se expedía una factura apócrifa, se falsificaban sellos fiscales y llaves, y se remarcaban los números de motor y otras partes del automóvil con tecnología de punta que dificultaba detectar la alteración. Así se efectuaba la clonación.

Otra opción, que requería más “trámites” y dinero invertido, era crear “autos mellizos o gemelos”, y el proceso consistía en sobornar a empleados de agencias automotrices legalmente establecidas para que extrajeran documentación original, y con ella en su poder, el remarcaje de los autos coincidía casi a la perfección con la factura “lícita” que los acompañaba, aunque en otro sitio del país circulara una unidad idéntica o gemela a la vendida en Tuxtepec.

HURTOS, A PEDIDO DEL CLIENTE

Empero, cubrir un mercado con clientes exigentes no era cosa sencilla, por lo que el flujo tanto de unidades como de documentación tampoco se daba al azar, sino que se desprendía de la demanda de marcas y modelos “sobre pedido”, que en su mayoría consistía en camionetas Suburban y coches que iban desde un Volkswagen austero hasta unidades de lujo.

De acuerdo con las estimaciones policiacas, la zona de influencia que el zar de los robacoches presumía, la configuraban Tabasco, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Campeche y Yucatán. Sin embargo, este nicho resultó insuficiente y Rodolfo Patatuchi decidió entrar al negocio de la exportación. Así, a través de “excelentes contactos” en el recinto portuario de Veracruz y la frontera con Guatemala, logró triangular unidades hacia Centroamérica y Europa. “Los policías y funcionarios que lo ayudaron, no se lograron identificar pero recibieron dádivas extraordinarias para facilitar la salida de los vehículos por el puerto de Veracruz y la región del Soconusco en el estado de Chiapas”, se explica en informes recogidos por investigadores policiacos que pidieron el anonimato.

Agentes que participaron en las investigaciones e intentaron capturarlo in fraganti sin resultado satisfactorio, ubican su “época dorada” de l992 a l998, cuando gozó de un fuero no escrito que le proporcionaban diferentes autoridades.

En ese periodo acumuló una fortuna que se estima en más de 30 millones de dólares, parte de los cuales invirtió en casas de lujo en Oaxaca, Veracruz y Quintana Roo, así como en hoteles, restaurantes y ranchos agrícolas en la Cuenca del Papaloapan. El Patatuchi gustaba de pasear en automóviles lujosos por las calles tuxtepecanas y otra de sus debilidades eran las joyas, que usaba o regalaba a amistades cercanas.

En esa Tuxtepec uno de los mejores clientes de la joyería El Crisantemo era Fito Patatuchi, a quien le facturaban importantes cantidades por la adquisición de prendas. En ese negocio se le elaboró la pulsera en oro de 24 kilates con l5 brillantes que portaba en la mano izquierda.