Al menos 8 muertos y miles de desplazados por el tifón “Nesat” en Filipinas

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Al menos ocho personas han muerto y cientos de miles han tenido que abandonar sus casas de las lluvias y las inundaciones provocadas por el paso hoy del tifón “Nesat” por Filipinas.

 

Cuatro de las víctimas son niños, uno de ellos un bebé de 22 meses que murió ahogado tras caer a un río desbordado en la provincia de Catanduanes, al este del país, según el Centro Nacional de Prevención de Desastres.

La radio filipina informó además de la muerte de una abuela y tres de sus nietos en el interior de su chabola en Manila cuando un árbol se derrumbó sobre la construcción.

Otras dos personas murieron golpeadas por árboles derribados por el viento, una en la provincia de Pampanga, al norte de Manila, y otra en la vecina provincia de Zambales (al noroeste de la capital), donde también falleció un joven de 19 años una avalancha de tierra.

Cuatro pescadores han sido declarados desaparecidos al este de la isla de Luzón, la principal del norte de Filipinas y donde hace estragos “Nesat”.

El tifón, bautizado por los filipinos como “Pedring”, penetró en el país antes del amanecer con vientos sostenidos de 140 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 170 kilómetros por hora, según el servicio filipino de meteorología (Pagasa).

“Este tifón es muy ancho, de unos 650 kilómetros, y cubre la mayor parte de Luzón”, afirmó el secretario de Ciencias, Graciano Yumul.

Las clases estaban canceladas desde ayer y los organismos oficiales, salvo aquellos implicados en las operaciones de salvamento y asistencia de damnificados, fueron cerrados esta mañana.

El tifón ha dejado a más de 1,9 millones de hogares sin electricidad en todo el país y ha creado el caos en la capital, Manila, donde el tráfico rodado es imposible en algunos tramos por la acumulación de agua, los árboles y escombros que han derribado los vientos huracanados.

La populosa urbe de más de 12 millones de habitantes se encontraba casi desierta, azotada por el viento huracanado y las copiosas precipitaciones, sin apenas transporte público y con la mayor parte de los centros de trabajo cerrados.

Algunas calles cercanas a la bahía estaban completamente anegadas, incluido el lujoso hotel Sofitel, en el que el agua llegaba hasta la cintura, según informaron varios medios filipinos.

El personal de la embajada estadounidense, situada en esa misma zona, ha sido evacuado después de que el agua penetrara en las oficinas.

Los habitantes de las áreas pobres próximas al mar han tenido que abandonar sus chabolas por las riadas y los embates de las olas, así como los que viven en las riberas del río Marikina, cuyo caudal ha alcanzado los 18 metros de altura en las afuera de la capital y se desbordaba en varios tramos.

Las autoridades también se han encontrado con el problema del desbordamiento en las presas que abastecen a Manila y ordenaron liberar agua, lo que ha contribuido a las graves inundaciones.

El temporal ha causado grandes destrozos en la agricultura, aunque las estimaciones de los daños empezarán a conocerse los próximos días cuando la situación tienda a normalizarse.

Según el servicio de meteorología, el tifón se alejará por el Mar de China Meridional el miércoles.

La presencia de “Nesat” ha agitado el fantasma de la tragedia causada hace dos años por la tormenta tropical “Ketsana” y el tifón “Parma”, que arrasaron el tercio norte del país y dejaron a su paso más de mil muertos y cuantiosos daños en las infraestructuras por las peores inundaciones en cuatro décadas.

Entre 15 a 20 tifones visitan Filipinas cada año durante la estación lluviosa que, por lo general, comienza en mayo y concluye en noviembre.

“Nanmadol”, el último que golpeó el país hace un mes, causó un balance de 35 muertos y más de 400.000 personas afectadas.

Los expertos de las agencias internacionales identifican el chabolismo como el principal factor del gran número de víctimas que causan en Filipinas los desastres naturales y que evidencian el mal estado de las infraestructuras.

EFE