Acuerdo de seguridad: que EU asuma responsabilidad en demanda-consumo: Carlos Ramírez

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Tres claves de la Iniciativa Mérida buscaron someter a México a los enfoques estadounidenses de seguridad, migración y narcotráfico. Ahora el acuerdo que busca la cancillería mexicana se basa en la corresponsabilidad de Estados Unidos en el consumo-demanda de droga, la corrupción estadunidense que ha potenciado las estructuras criminales y la culpa del gobierno americano en el asentamiento de los cárteles mexicanos en su territorio para controlar el mercado al menudeo de la droga en las calles.

La estrategia de la Casa Blanca se ha basado en la acusación de que los altos niveles de consumo de droga de su población son culpa de los cárteles en México, aunque las células de narcos en territorio estadunidense se hayan asentado con la complacencia –para decir lo menos– de las autoridades locales

Las autoridades mexicanas de seguridad han acumulado evidencias de lo que se conoce como el Expediente: el narco en EU con datos que prueban que el consumo como demanda es el que determina la oferta. Y existen pruebas de que los cárteles mexicanos han tomado el control de la distribución de droga al menudeo en EU y aumentado el consumo con la tolerancia y corrupción de autoridades estadounidenses.

El gobierno de EU, en los hechos, no quiere terminar con el suministro de droga a sus consumidores locales –25 millones de adictos y otro tanto de consumidores regulares y más de usuarios no regulares– porque llevaría a una violencia callejera de los adictos. El objetivo estadounidense es controlar el mercado, administrar a los cárteles y sobre todo mantener dentro de EU el negocio del lavado de dinero. El presidente Trump quiso regular las remesas de mexicanos porque por ahí se iba una buena parte de las utilidades del crimen organizado. Las cifras altas de remesas en una economía en declive mostraron los primeros indicios de tráfico de narcodólares hacia México.

Las negociaciones de seguridad en materia de narcotráfico y crimen organizado han sido fijadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores a partir de un nuevo paradigma: la responsabilidad primaria es del consumo. En cambio, Washington sigue insistiendo en un punto de definición: combatir al narco en sus madrigueras, en sus países de origen.

El gobierno de Biden se ha negado a entender las razones mexicanas. Y mientras su mediocre equipo de seguridad y defensa trataba de entenderse con los mexicanos, la Casa Blanca decidió darle de patadas al avispero mexicano de los cárteles con recompensas por Nemesio Oseguera Cervantes El Mencho, del Cártel Jalisco Nueva Generación, triplicó la recompensa por Ismael El Mayo Zambada, jefe encargado del Cártel de Sinaloa del Chapo, e insistió en el arresto inmediato de Ovidio Guzmán López, hijo del Chapo y operador del tráfico de fentanilo a EU.

Pero la droga ingresa a EU y se vende sin problemas en las calles estadounidenses por la corrupción de autoridades americanas, además de que los cárteles se han armado con materiales de guerra provenientes de EU como contrabando tolerado por las aduanas americanas.

Mientras México propondrá un acuerdo que reconozca la corresponsabilidad en el problema del narco y la lucha contra los grupos delictivos, EU estará buscando la militarización de su estrategia de lucha contra los contrabandistas de droga. En esta lógica debe incluirse una de las razones subyacentes en el arresto del general Salvador Cienfuegos Zepeda en 2020: paralizar la seguridad interior de México y desprestigiar a las fuerzas armadas, a fin de mantener, profundizar y aumentar la militarización estadounidense de la Iniciativa Mérida.

La reunión de este viernes 8 de octubre para desahogar en México la agenda de seguridad tendrá que reconocer la corresponsabilidad de EU en el problema, no insistir en la subordinación de la seguridad mexicana a los intereses de la estadunidense, aceptar la regulación legal de agentes y operaciones que impuso la cancillería mexicana en 2020 y reconocer la existencia de intereses mexicanos a la par de los intereses estadunidenses.

El entreguismo de la Iniciativa Mérida de Calderón tendrá que cambiarse por una colaboración entre iguales. Si no, cada país con su problema.

 

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