10 películas… para odiar la Navidad

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Más allá de clasicazos como Que bello es vivir o Plácido, existen muchísimas películas navideñas que vamos a repasar en esta galería. Como siempre se trata de una selección subjetiva, en la que se mezclan engendros espantosos con alguna que otra obra maestra, y de la que he excluído los títulos más populares como El día de la bestia o Gremlims.

 

Santa Claus contra Cupido (1915)

Menudo duelo de titanes el que anuncia el título de esta reliquia del cine mudo. Ríanse del Alien contra Predator. Desafortunadamente, el título resulta parcialmente engañoso, ya que no veremos al bondadoso viejo de las barbas dándose de mamporros contra el angelito del amor. No… En esta viejuna película producida por Thomas Alba Edison en los albores del cine, nos encontramos con dos hombres enamorados de la misma mujer que acuden a una fiesta navideña a la que también asiste su amada. Casualmente, los dos galanes han elegido ir disfrazados de Santa Claus, con lo cual la mujer no tiene claro en ningún momento quien es quien, dando lugar a una serie de equívocos más o menos divertidos. Finalmente, los dos Papa Noeles acabarán partiéndose la cara a puñetazo limpio mientras la dama, coqueta como ella sola, terminará fugándose con un tercer Santa Claus. Muy feminsita la cinta no es, pero como perla arqueológico-cinematográfica pues tiene su gracia.

Santa Claus (1953)

Ignoro si alguien hechó algún psicotrópico en mi taza de café antes de ver esta película, pero este Santa Claus mexicano, dirigido por Rene Cardona, es una de las cosas más chiripitiflauticas que he visto jamás en mi vida. Satanás, envidioso de la felicidad que se vive en los días navideños, envía a un demonio colorado y con unos cuernos enormes, para que sabotee la labor de Papa Noel. Santa Claus, que vive en su guarida del Polo Norte, en una taller en el que en vez de duendes trabajan niños (ya ven… Papa Noel abusando de la esclavitud infantil, por dios, por dios), necesitará la ayuda del Mago Merlín y de Pulgarcito (si, en serio), para vencer al demonio y rescatar a Lupita, una repipi niña huérfana a la que el diablo ha tomado como rehén. Humor estúpido, sobredosis de almíbar, delirios cromáticos, antiinterpretaciones y diálogos pazguatos, conforman esta cinta que no puede haber sido concebida por una mente normal.

El gran Rupert (1950)

Que la Navidad atonta a cualquiera, es algo que queda demostrado por la existencia de esta película. Un extraño milagro hace que una ardilla parlanchina salve de la ruina a una decadente estrella del vodevil, encarnada por el narigudo Jimmy Durante, uno de esos cómicos sin gracia (bueno, depende… si se les compara con los monologuistas de El club de la comedia, el tío parece Woody Allen). Película completamente subnormal que no gustó a nadie, ni siquiera a los amantes de las ardillas. Y eso que la de la película es un  primor que hasta toca el piano y todo. En fin…

Santa Claus conquista a los marcianos (1964)

Damas y caballeros, les presentamos la mayor costra navideña jamás filmada. Los marcianos están tristes y para alegrarse no se les ocurre mejor idea que bajar a la Tierra y abducir a Santa Claus y a dos repelentes niños rollizos y dentudos (la niña por cierto es Pia Zadora, años antes de convertirse en el sex symbol más incomprensible de la historia del show bussiness), para llevar la alegría de la Navidad al Planeta Rojo. Los marcianos del filme tienen una pinta inenarrable, y no los habrían contratado ni como extras en El chavo de ocho. Esta película es la constatación definitiva de que en Marte no hay vida inteligente y en el planeta Tierra…. pues tampoco mucha. Para que engañarnos.

Black christmas (1974)

Qué bonito el arbol de navidad, con sus bolas, sus espumillones, sus paquetes de regalo… aunque claro, si lo que cuelgan de sus ramas son cabezas humanas como que la cosa se vuelve más macabra, ¿no? Pues como en esta película, dirigida por Bob Clark (futuro artífice de la serie Porky´s). Un grupo de jovencitas de una hermandad universitaria pasan la peor Nochebuena de su vida acosadas por un psicópata que tras aterrorizarlas a través del teléfono (las llamadas resultan realmente escalofriantes, créanme), se dedica a liquidarlas una a una de las formas más sádicas y originales posibles (incluyendo un empalamiento con los cuernos de un alce). Black Christmas es una película que no inventa nada nuevo pero está dirigida con brío y garra, aderezada con bastante humor negro, y se beneficia de un reparto bastante potente (Olivia Hussey, Keir Dullea, John saxon…).

Testigo silencioso (1978)

Vaya por delante que esta película me parece casi una obra maestra. Dirigida bastante bien por un oscuro artesano llamado Daryl Duke, la fuerza del filme está en su original guión firmado por un jovencísimo Curtis Hanson, que muchos años después dirigiría perlas como L. A. Confidential u 8 millas. Aquí tenemos a un peligroso delincuente (Christopher Plummer), que días antes de la Navidad entre en un banco disfrazado de Papa Noel y con la excusa de pedir el aguinaldo le estampa en la jeta un colt 45 al tímido cajero de la sucursal (Elliott Gould). Como el hombre no quiere que sus sesos acaben desparramados, le entrega al ladrón cien mil dólares. Pero miren por dónde que el cajero también es un pillo de mucho cuidado y aprovecha la ocasión para llevarse de estrangis otros cien mil dólares. Con lo que no cuenta es que al leer en el periódico que han robado del banco la suma de doscientos mil pavos, el ladrón cae en la cuenta de que el cajero se ha llevado el resto y decide apretarle las tuercas para que le entregue el dinero. Lo que sigue a continuación es un thriller setentero y molón, cargado de humor negro y con un final ingenioso en plena víspera de Nochebuena, con el falso Papa Noel liándose a tiro limpio en un centro comercial Háganme caso, píllenla y disfrútenla. Es una gozada.

1941 (1979)

Una rubia impresionante nada en una playa de California. Suena la música de Tiburón y, de improviso, del mar surge ¡el periscopio de un submarino japonés! Uno de los marinos nipones al ver a la chica a través de la lente exclama: ¡”Hollywood”!… Y, efectivamente es Hollywood, con el ajetreo habitual de un 24 de diciembre al que hay que sumar la histeria reinante por el reciente ataque a Pearl Harbor. Así arranca 1941, la película más marciana de Steven Spielberg y uno de sus escasos fracasos de taquilla. Un filme carísimo, con un reparto de quitar el hipo (John Belushi, Toshiro Mifune, Christopher Lee, Warren Oates…) y un sinfín de medios. Todo ello al servicio de una comedia sin gracia en la que todos los decorados van siendo progresivamente arrasados en la mayor orgía de destrucción jamás filmada. Una orgía que estuvo a punto también de destruir la carrera de Spielberg. Afortunadamente, al año siguiente, Indiana Jones le salvaría el pellejo.

Feliz Navidad, Mr Lawrence (1983)

Este filme de Nagisa Oshima (el autor de El imperio de los sentidos) es una auténtica obra maestra, aunque en el momento de su estreno algunos críticos miopes lo despacharon calificándolo simplemente como la versión gay de El puente sobre el río Kwai. Pero la película es mucho más que eso; se trata de una finísima y cruel reflexión sobre el enfrentamiento de culturas, sobre las diferencias entre oriente y occidente. Todo ello estructurado en torno a la historia de unos militares británicos prisioneros de los japoneses en la isla de Java. El comandante nipón (encarnado por el músico Ryuichi Sakamoto) se siente morbosamente atraído por un  oficial británico (interpretado por otro músico, David Bowie), iniciándose una relación prohibida que acabará en tragedia. Por cierto, el personaje que pronuncia la frase que da título a la película, el brutal sargento Hara, está interpretado por un joven Takeshi Kitano, cuando estaba a punto de inventar el Humor amarillo, y bastantes años antes de convertirse en uno de los referentes del cine asiático actual.

No abrir antes de Navidad (1984)

Que si, que todos estamos hartos de tanta lucecita, tanto árbol, tanto niño pidiendo el aguinaldo…. Pero eso de ir cargándose a todo el que vaya vestido de Papa Noel ya es pasarse de la raya. Porque eso es lo que sucede en esta película inglesa dirigida y protagonziada por Edmund Purdom (el que fuera protagonista de Sinuhé el egipcio). Un psicópata se dedica a liquidar a todo Cristo que esté disfrazado de Santa Claus, por los métodos más variados (disparos en la boca, empalamiento, castración…). Y claro, con semejante plan, en Londres nadie está para fiestas. El espectador tampoco, porque si por algo destaca esta película es por ser un soberano aburrmiento del que tan solo los ocasionales toques gore sirven para sacarle a uno del letargo.

A L’ interieur (2007)

De esta joya del gore francés creo que ya he hablado en alguna galería anterior, pero no podía dejar de incluírla en esta selección. Una mujer embarazada que ha perdido a su marido en un accidente de tráfico, se prepara para pasar su primera Nochebuena en soledad. Bueno, no tan sola, ya que en plena noche recibe una visita, y no precisamente la del ángel de la anunciación. Una mujer vestida de negro llama a la puerta de su casa. Se trata de un ángel de la muerte encarnado por la bellísima Beatrice Dalle, que viene a cobrarse una antigua deuda. La Navidad acabará con una cesárea en bruto y sin anestesia practicada con unas afiladas tijeras. En fin… si deciden verla, les deseo que no se les atraganten los polvorones del susto.

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