EPN: ¿”Des-Peña” Nieto o “El Nuevo PRI?: Rubén Mújica Vélez

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ENP. Este acrónimo puede significar Enrique Peña Nieto o “El Nuevo PRI”. La realidad lleva a confirmar que significa lo primero y queda lejanísimo del segundo.

 

¿Nuevo PRI? Ni pensarlo. Imagínese que en Chiapas piensan que el “Nuevo PRI” se concreta en la candidatura de Roberto Albores Gleasson, hijo de Roberto Albores Guillén a quien el Subcomandante Marcos hizo famoso en el mundo como “El Croquetas”. Así en parangón perruna que no se pudo quitar el que sus amigos llaman “Satanás” y que en la gubernatura construyó su “Infierno”. Una hacienda a la usanza de los más destacados finqueros cafetaleros de Chiapas, brutales con los peones. Albores Guillén antes de ser gobernador comiteco, “cositía” de horca y cuchillo, despuntó en la plutocracia priísta a la sombra de Jorge De la Vega Domínguez (el eufórico augur de los 20 millones de votos a CSG que se “achicaron”) que lo encumbró en la burocracia donde engordó sus finanzas. DICONSA fue su escalón más importante para un ascenso meteórico que pavimentó su camino a la gubernatura…interina. En esta “se hizo de mulas Pedro”: se apoderó de la planta de desayunos escolares, la escrituró a su esposa, gobernó con mano de hierro y al emerger el zapatismo trató de destruirlos…sin conseguirlo.

Albores Guillén cometió un error garrafal: apoyó la candidatura de Juan Sabines, actual gobernante, a su vez hijo de exgobernador chiapaneco (famosísimo por su afición etílica y su grito desde lo alto del Palacio de Gobierno: ¡Y a mis enemigos les digo que vayan a la ch…!). Ese apoyo fue a un Sabines, “perredista” inicial para escalar e inmediato traidor a AMLO. Le costó a Albores padre la expulsión del PRI. Sus contactos le permitieron promover a su retoño, sin antecedentes que expliquen su aparición en los altos vuelos políticos. Este hijo, con un contrapeso colosal: Juan Sabines que apoya la candidatura del nieto de Dr. Velasco Suárez, paliducho “retoño” inscrito en las filas del Partido Verde dizque “Ecologista” que mangonea como miscelánea el celebérrimo Jorge Martínez “El Niño Muerde”, asalariado del PRI y del cualquier transa que convenga a sus finanzas personales. “Suarecito” tiene otro escollo gigantesco: el Partido Verde en Chiapas no representa el ¡1%!, de los votos. Por eso, Juan Sabines al apoyarlo corre el peligro de equivocarse y repetir con todo y rejas carcelarias la historia de Salazar Mendiguchía, otro traidorzuelo de la izquierda.           

Ahora en el centro de país, en Guanajuato, el PRI ha destapado a su candidato a la gubernatura, después que “Des-Peña” Nieto le jugó el dedo en la boca al patético panista Dr. Córdoba Villalobos que creyó que sus lauros ganados en la batalla contra el virus del H1N1, le permitirían cambiar de partido. El “Nuevo” PRI decidió lanzar la candidatura de Torres Landa. ¿Antecedentes? Ser hijo o nieto de exgobernador del mismo nombre que por los años sesentas mangoneó la “cuna de la Independencia”. Por cierto con una carga de simpatía personal poco común y …”negocitos” personales

Estos dos ejemplos bastan para identificar al que presume de ser “Nuevo” PRI. Es el partido con esclerotizado nepotismo. “Elige” a los descendientes, hijos o nietos de “dinosaurios” que en años lejanos, cuando imperaba el “único” partido, los tricolores “partían el queso” y sus campañas eran paseos triunfales. En muchas ocasiones sin opositor al frente y con “carros completos” que garantizaban en el Congreso de la Unión, la existencia de una férrea “línea” que impedía disensiones.

Esto acendraba el control del país y de sus regiones por “retoños” de la plutocracia respectiva: Pedro Joaquín Coldwell es ejemplo vívido en Quintana Roo del “feudo” siriolibanés. Duda: ¿es pariente de Joaquín Hendricks que dejó cuentas pendientes en la gubernatura que merecerían aclaración  puntual o …cárcel?. Hendricks, exgobernador que con “mala leche” identificó el insoportable Zedillo como uno de los “negros” de su sexenio: el otro era René Juárez guerrerense figueroísta que ahora el PRI está “reciclando”. Discriminador el “doctorcito” Zedillo que vendió ferrocarriles, mercado interno, empresas públicas y ¿qué más?, a precio de ganga a extranjeros que ahora nos exprimen. Zedillo por cierto apurado por que revivieron los fantasmas de Acteal.

Todo lo anterior, convalida nuestro aserto inicial: el “Nuevo” PRI, huele a cadaverina, a pútrido. Solo puede acudir a su “cantera” senil: los herederos de los más grandes negocios a costa del pueblo. Candidatos que arrastran una cola impresionante de corrupción familiar y partidaria. Por eso en julio de este año hay que cerrarle pacíficamente el paso. O seguiremos en este desastre eterno que nos orilla a la violencia civil. Obvio, al ganarle en las urnas con AMLO como candidato democrático, mandaremos al basurero de la historia el acrónimo dudoso: EPN, que puede significar “El Nuevo” PRI o Enrique “Des-Peña” Nieto. Pareja infernal que sería sepultada por la ciudadanía y su “arma”: el voto.

Cereza del pastel: se despertó la indignación del PRI la nota del periódico “Reforma” que exhibe en su banalidad a “Des-Peña” Nieto. Se comprometió a, dice la nota:

“Impulsar telenovelas en horarios estelares con nuevos modelos de convivencia”.

¡Ese es el nivel auténtico del candidato del PRI! Ignorante y superficial. Un auténtico producto de la televisión: un producto chatarra.