Del Zócalo a los Pinos: Raúl Castellanos

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CUAUHTÉMOC CÁRDENAS: ACTIVISTA FRENTE A LA HISTORIA

En la vorágine de los tiempos actuales, el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas ha hecho una lectura correcta de los saldos positivos de la historia y de los retos del porvenir. Tres hechos lo colocan en el centro del debate político, en el que es un referente y un activista con la mayor calidad moral.

Al grito de “Reunámonos ya”, el Ingeniero realizó un “llamado por México” para convocar a una mayoría de actores sociales, con el objeto de juntos crear un “Proyecto de País” en torno al cual se puedan articular candidaturas de cara a las elecciones de 2018 que puedan generar un cambio de régimen que permita rescatar el petróleo, defender la soberanía, la dignidad del país –en obvia alusión a los embates del fascista Trump- y combatir la corrupción.

La convocatoria es amplia: dirigida a cuadros políticos, empresarios, representantes de los pueblos indígenas, defensores de los derechos humanos, periodistas, profesionistas, obreros y sociedad en general. “Todos cabemos, nadie sobra, todos hacemos falta, a nadie debe excluirse”, dijo; y puntualizó que en este esfuerzo no hay jefes ni jerarquías, todos valen igual y juntos somos más; descartó que exista dedicatoria alguna, se auto descartó y descartó a Mancera como candidatos posibles del movimiento.

Consciente de la dificultad que tal objetivo significa, dejó al libre juego de las opiniones y propuestas la posibilidad de alcanzar consensos, en cuanto al tipo de nación que las condiciones actuales reclaman y sobre quién podría representar a la mayoría que surja del encuentro que tendrá lugar el próximo 25 de marzo.

Sin duda, difícilmente podría haber alguien más que pudiera plantear un tema de tal magnitud. Me decía un reconocido analista “el Ingeniero Cárdenas representa un gozne para las fuerzas de izquierda y un dique para los oportunistas de la derecha e incluso para el protagonismo de Andrés Manuel”; ya en el análisis de las posibilidades reales, concluimos que la mayor aportación posible se daría de cara a la gobernabilidad que cualquiera que gane en el 2018 tendrá que intentar alcanzar.

Pero, si lo anterior tiene que ver con el futuro, Cárdenas también ha planteado ajustar cuentas con el pasado. En otro foro de pluralidad similar, realizó una propuesta que en las condiciones actuales cobra especial relevancia y que estoy cierto que un gobierno democrático de amplio consenso popular puede encabezar con gran apoyo.

La pregunta es ¿Podría México recupera el territorio que cedió a Estados Unidos?, Cuauhtémoc Cárdenas cree que sí y ha propuesto una demanda legal para buscar la nulidad del Tratado Guadalupe Hidalgo de 1848, con el cual México cedió más de la mitad de su territorio a Estados Unidos. La base para buscar la nulidad es la primera oración del tratado donde el ejército de EE UU admite que invadió México; además de la invasión armada, la presión al gobierno de la época permitiría alegar la ilegitimidad del pacto; México recuperaría con una sentencia favorable: California, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah y partes de Colorado, Kansas, Oklahoma y Wyoming; aunque –en los hechos- habría imposibilidad de recupera ese territorio, se pediría a Estados Unidos una indemnización por el uso de esos estados durante los últimos 168 años; dicha indemnización se pediría en oro.

Como dato histórico es válido apuntar; el Tratado de Guadalupe Hidalgo, oficialmente llamado Tratado de Paz, Amistad, Límites y Arreglo Definitivo entre los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América, fue firmado al final de la guerra México-Estados Unidos, el 2 de febrero de 1848 y fue ratificado el 30 de mayo del mismo año; el tratado estableció que México cedería más de la mitad de su territorio; además de renunciar a cualquier reclamo sobre Texas; y la frontera internacional se establecería en el río Bravo; como compensación los Estados Unidos pagarían 15 millones de pesos por “daños y perjuicios” cometidos a nuestro país durante la guerra.

Entre los aspectos más “destacados” del Tratado se encuentran; se estableció al norte del río Bravo o río Grande como la línea divisoria; y se estipulo la protección de los derechos civiles y de propiedad de los connacionales que permanecieran en el nuevo territorio estadounidense; así mismo Estados Unidos acepto patrullar su lado de la frontera y los dos países aceptaron dirimir futuras disputas bajo arbitraje obligatorio; sin embargo cuando el Senado estadounidense ratificó el tratado, elimino el artículo 10 que garantizaba la protección de las concesiones de tierras otorgadas a compatriotas por los gobiernos de España y el nuestro.

Volviendo al planteamiento realizado por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, se aclara que quien puede y debe encabezar la iniciativa y solicitar la indemnización es el Presidente de la República, en este caso Peña Nieto, a quien había que presionar; aunque por supuesto es posible que fuera más factible con un presidente más comprometido con los intereses de la Nación.

Y ya para cerrar el círculo; el tercer hecho, que si bien no es una iniciativa política, sí reviste una trascendencia y es un recuento de lo que es posible realizar cuando se construye una sintonía entre el pueblo y sus gobernantes; lo es, la presentación que el Ingeniero realiza a lo largo y ancho del país de su libro “Cárdenas por Cárdenas”.

Sin duda, el Ingeniero Cárdenas vive un momento estelar. Está convertido en un activista frente a la historia.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh