Del Zócalo a los Pinos: Raúl Castellanos

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“PARA SER DEL UNIVERSO O DEL PLANETA…PRIMERO HAY QUE TENER UN ORIGEN CONCRETO” –Luis Suárez-; diciembre por alguna razón es un mes que te convoca a la nostalgia, al recuento de recuerdos, de personajes que en su tiempo y en su momento fueron protagonistas de un pedacito de la historia, de la que se escribe día a día y a los humildes mortales nos regala el lujo de la transitoriedad, las glorias de ayer no lo son más y las de hoy aún no se enteran que más temprano que tarde ocuparán el lugar de las de ayer; mi primer contacto con Don Luis Suárez fue por los años setentas del siglo pasado a través de las páginas de la revista “Siempre”, que en la época era la de mayor circulación en el ámbito político y de mayor pluralidad, ahí escribían Heberto Castillo, Pepe Alvarado, Francisco Martínez de la Vega, entre otros y por un corto tiempo, cuando librábamos la lucha por la reforma universitaria y la autonomía de la Universidad, la nuestra la Benito Juárez de Oaxaca, participé en su sección “Tribuna de la Juventud”; treinta años después, lo conocí personalmente en la casa del ex presidente Luis Echeverría en el contexto de una entrevista que le hice para la “Televisión de los Oaxaqueños”, de ahí surgió mi deseo de también conversar con él, lo hicimos una tarde lluviosa, de enero del 2002, degustando un buen café en la sede de la Federación Latinoamericana de Periodistas que presidía; nacido en el pueblo de Albaida de Aljarafe provincia de Sevilla –España- en 1918, llegó a México en el “Sinaya”, barco que trajo a estas tierra el primer grupo de refugiados españoles en julio de 1939, después de haber sido Teniente en las Milicias Populares que luchaban –me dijo emocionado- “por defender la legalidad democrática, esa señora de tantas vestiduras y rajaduras, que ahora está tan de moda, que se llama democracia” y pasar 4 meses en un campo de concentración de Francia, donde –acotó- “no fuimos muy bien tratados”; “Testigo activo de la Historia” como se definió aquella tarde, aquí se reencontró con su vocación de periodista, que le permitió la vivencia de entrevistar a múltiples actores y “factores” políticos del mundo, de los buenos malos y regulares, desde Lázaro Cárdenas a Ho Chi Min, de Fidel Castro a Somoza, del Che a Torrijos, de quienes nos regaló anécdotas y vivencias esa tarde; hombre otoñal pero vital –siempre he sostenido que la juventud es un estado de ánimo y hoy más que nunca lo ratifico- con sabia sencillez me definió lo que ésta vocación, la del periodismo representa “el periodismo –me dijo- no se termina nunca y se aprende del día a día, pienso que el periodismo es un factor y el periodista un agente de la transformación, que la información cubre esa necesidad y cumple ese papel, naturalmente yo digo que he sido testigo activo, porque precisamente le di a mi condición de periodista esa finalidad, sin traicionar a nadie, sin darle puñaladas traseras a la gente, respetando con honestidad a cualquiera que lo merezca; para el periodismo hay mucha gente de diferentes categorías e ideologías que merecen respeto y uno no los puede avasallar, porque en todo caso lo que se tiene que decir, es que uno no está de acuerdo, creo que el periodista no puede ver de manera pasiva lo que ocurre, tiene que informar bien, pero con un fin superior, contribuir a que si hay guerra haya paz, si hay sometimiento haya liberación, si hay injusticia, haya justicia”; aquel atardecer con Don Luis Suárez, fue una tarde espléndida, un regalo de tiempo y vida irrepetible, entre otras razones, porque Luis Suárez partió al muy poco tiempo a escribir otras historias, en otro espacio, intangible y eterno…es viernes “hoy toca” diría Germán Dehesa, ¿alguien puede asegurar que esto ya está decidido?…

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / RCmultimedios.mx