Cataluña: tiene el derecho inalienable a la autodeterminación: Raúl Castellanos

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El reto fundamental de un gobierno democrático consiste en la pluralidad, garantizar la gobernabilidad democrática; misma que debe dar cauce y respuesta a todas las demandas de una sociedad por excesivas, intolerantes o descontextualizadas que sean. Por el contrario, en los regímenes totalitarios esta posibilidad es sumamente remota; en ellos aplica la voluntad omnímoda del dictador en turno; y aún así, en ocasiones convocan consultas, elecciones o referéndums a modo para intentar legitimarse, manipular su presencia o resoluciones.

En tal sentido, sostengo la firme convicción que la esencia de la democracia es el voto libre y secreto y ello aplica no solo en el relevo por la vía electoral de un gobierno, sino también en decisiones que tiene que ver con el desarrollo y, por qué no decirlo con sentido metafórico, el destino, el futuro de una sociedad; caso, la creación de nuevos estados independientes, cuyos pueblos recibirán los beneficios o pagarán, los costos de las determinaciones que asuman por mayoría. La historia nos muestra que en siglos pasados estas se alcanzaban por la vía de la insurrección armada, hoy por la del sufragio.

Tampoco podemos soslayar que en muchas ocasiones intereses políticos, económicos o mesiánicos de partidos, grupos o líderes, inducen o manipulan iniciativas para su beneficio, e incluso para dar rienda suelta a sus afanes protagónicos; ello es recurrente en el escenario mundial actual, en el que se cruzan tantas variables geopolíticas. Sin embargo, es preferible darles cauces a optar por la confrontación, o peor aún la represión, que con frecuencia se apoya en leyes contradictorias u obsoletas, lejanas a la realidad y a las dinámicas que mueven una sociedad.

En este contexto ubicaría tres convocatorias a referéndums ya celebrados y uno que está por realizarse, aunque todo indica que será abortado o por lo menos deslegitimado y puede ser –no se desea- reprimido. El 18 de septiembre de 2014, 4.3 millones de personas tuvieron la opción de participar en un referéndum en el que estaba a votación la Independencia de Escocia del Reino Unido; el resultado final mostró una clara victoria del NO, que obtuvo el 55%; ello provocó la dimisión del líder independentista Alex Salmond y –como suele suceder- el triunfalismo del Primer Ministro británico David Cameron. Esa noche desde su Palacio de Balmoral la Reina Isabel II manifestó su sentir “En Escocia y en otras partes, hoy habrá sentimientos intensos y emociones confrontadas entre familiares, amigos y vecinos. Esa es por supuesto la naturaleza de la tradición democrática robusta de la que disfrutamos en este país” concluyó con la sabiduría que dan los años y haber sido actora y factor de muchas batallas.

Ya inmerso en la cresta de la ola de su popularidad y sobre todo de una confiable mayoría parlamentaria, Cameron volvió a convocar un referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea el 23 de junio de 2016. El resultado sorprendió a la mayoría, 51.9% votó por la salida de la Unión Europea, el 48.1% por la permanencia y provocó una crisis que hasta la fecha subsiste; David Cameron tuvo que renunciar, las negociaciones sobre las condiciones y características del Brexit están entrampadas; y la actual Primera Ministra Theresa May ha cometido tal número de errores de cálculo y estrategia política, que la llevaron a convocar a elecciones anticipadas, perder la mayoría en el parlamento y dibujar en el escenario el retorno de los laboristas con Jeremy Corbyn al poder.

Ya en los tiempos actuales, recién el lunes de esta semana en el referéndum realizado en Kurdistán iraquí, el 92.73% de los votantes dieron el SÍ a la independencia contra un 7.27% que dijeron NO; el resultado como era de esperarse prendió focos rojos en el gobierno de Iraq, que teme un “contagio” entre sus propias minoría Kurdas. El Parlamento, sin la presencia de los diputados Kurdos que boicotearon la sesión, pidió al Primer Ministro Haider al Abadi, que envíe tropas a la zona y en especial a Kirkur para recuperar los pozos petroleros en poder de los Kurdos desde 2014.

Y así llegamos al controvertido referéndum convocado por los independentistas catalanes para el domingo primero de octubre, o sea pasado mañana; frente al cual el gobierno de Mariano Rajoy ha hecho valer una serie de resoluciones judiciales para impedirlo; sobre el evento el Diario El País en su edición del pasado domingo publicó como nota principal “Mitos y falsedades del independentismo” y como balazo “El soberanismo catalán se sustenta en una decena de afirmaciones, como que serían más ricos, que no son verdad”; y puntualiza “No es cierto por ejemplo y así está reflejado en los tratados europeos, que una Cataluña independiente ingresaría automáticamente a la Unión Europea, al contrario tendría que recorrer un periplo institucional e internacional complejo y azaroso, con la ONU de por medio. Tampoco es cierto que el estado de las Autonomías haya fracasado, que votar siempre sea democrático, las dictaduras también organizaron referendos o que la consulta convocada para el 1 de octubre sea legal, es ilegal por su contenido, por su tramitación en el Parlamento catalán y conculca además disposiciones de la Comisión de Venecia del Consejo de Europa. Asimismo, no es cierto que Cataluña pueda separarse legalmente de España apelando al derecho de autodeterminación, ya que ese derecho se reserva a pueblos sometidos a dominación colonial. Tampoco es verdad que la Constitución votada en 1978 sea hostil a los catalanes”.

Por su parte, Joan Manuel Serrat, ícono catalán, centró el debate al responsabilizar a las partes, con agudo sentido dijo “Estas leyes están hechas de un día para otro, sin discusiones, sin que hubiera enmiendas, no me da la sensación de que este referéndum pueda representar a nadie, el gobierno del Partido Popular es responsable de todo lo que está ocurriendo al igual que los partidos políticos que han impulsado la consulta en Cataluña, a ambas partes les convenía mantener esta circunstancia para tapar años de recortes económicos y de gran corrupción”.

En tales condiciones, le pedí a Majo Siscar, periodista catalana, comprometida con las mayores causas humanitarias y admirada compañera en Fórmula Fin de Semana, me diera un punto de vista; esto me respondió “Las detenciones de cargos públicos, los ataques a la libertad de expresión y el despliegue policial masivo en Cataluña, junto a las manifestaciones ultras que se están sucediendo en el país, han puesto en evidencia el pósito autoritario en España. Hace tiempo que los tribunales derogan leyes autonómicas y suplen la incapacidad gubernamental de llegar a acuerdos políticos, pero esta negativa innegociable del Estado a una demanda de autodeterminación del 80% de la ciudadanía catalana, revela las deficiencias de una democracia joven y todavía contaminada por prácticas de hace cuarenta años. Defender el voto este domingo ya no es solo defender a Cataluña. También es decir no al régimen que encarcela tuiteros por hacer chistes sobre el caudillo o que convierte en presos políticos a dos tirititeros por enaltecer el terrorismo en un espectáculo. Catalanes este domingo votad, por vosotros y por la salud democrática de España”.

Coincido plenamente con la visión de Majo. Si bien los estados autoritarios también convocan referéndums, lo mínimo que deben hacer los estados democráticos es no impedirlos. Si el gobierno español decide cristalizar el uso de la fuerza el domingo para restringirle a los catalanes el derecho analienable a la autodeterminación, estará reviviendo los peores momentos del franquismo, sólo que ahora con el beneplácito de Trump, a quien Rajoy, en un gesto patético ante la historia y el pueblo español, le fue a besar la mano a la Casa Blanca para legitimar la represión.

Es viernes. ¡Hoy toca! Diría Germán Dehesa.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?