Finalmente el INE validó tres candidaturas independientes a la Presidencia de la República; Margarita Zavala, Jaime Rodríguez –alias “El Bronco”- y Armando Ríos Piter –alias El Jaguar-; “haiga sido como haiga sido”, incluyendo los “mecenas” que movieron la cuna. Hay que reconocer el esfuerzo realizado, el cual en un concepto global del proceso electoral, violenta el precepto de igualdad en la competencia. Hace algunos meses cuando se abría la posibilidad de inscribirse a una candidatura independiente a cualquier cargo de elección, ya fuera local o federal, un agudo analista político me comentó: “Es la democracia más cara”. Resuelto el tema, reunidas las firmas necesarias, lo lamentable –desde mi punto de vista- es la no inclusión en la boleta de la única candidatura reivindicatoria, societaria, independiente de los poderes fácticos; la de Marichuy, quien además sufrió un lamentable accidente. De las “otras”, Ferriz de Con y compañía, incluyendo los que amagaron con postularse para luego negociar posiciones en las coaliciones, no vale la pena hablar.
Siendo ya candidata y candidatos, viene ahora el escrutinio real de sus propuestas de país y de lo que cada uno de ellos representa, incluyendo su pasado reciente, que también cuenta y cuenta mucho; sino, pregúntenle al “niño Fidencio” de la Mafia Azul, a quien sus “maravillas” financieras lo persiguen con singular entusiasmo.
Margarita Zavala –primero las damas-; en las formas, podemos decir que fue una primera dama discreta, prudente, sencilla y suave en su trato, vamos hasta en el vestir. En síntesis, la antítesis del protagonismo de la compañera María Esther, los excesos de doña Carmen, la opacidad de Nilda Patricia y hablando del mismo origen -partidista-, de la presidenta alterna Martha Sahagún. Sin embargo, en el fondo es evidente –o fue en su momento- que jugó un rol relevante en la toma de decisiones del gobierno de su esposo, Felipe Calderón. Fue colaboradora, concilieri, activista y en algunos casos partícipe de las conspiraciones. Para nada fue una espectadora más desde las galerías.
A la sombra del poder encubrió a su prima Marcia Gómez del Campo, propietaria y en gran medida responsable de la tragedia de la Guardería ABC de Hermosillo; no fue ajena a la “guerra de Calderón” y sus miles de “daños colaterales”; a los arreglos con Elba Esther, los abusos de García Luna y sus “arreglos” con los cárteles, hoy narrados en “El Chapo”, la serie de Netflix y muchos hechos más, de los cuales no se ha deslindado o por lo menos debatido públicamente. Su zona de confort es la misma desde que anunció su intención de ser la interposita persona a través de la cual Calderón pretende reelegirse de facto; criticar la corrupción del gobierno de Peña y ahora de Anaya.
Armando Ríos Piter, economista y abogado, inició su carrera política y en la administración pública en el 2005 durante el gobierno de Zeferino Torreblanca. En el 2009 resultó electo Diputado Federal por la coalición PRD, PT, MC; en 2012 llegó al Senado de República, apoyado por las mismas nomenclaturas; ya para entonces había tejido una sólida alianza con Ángel Aguirre y Marcelo Ebrard, su futuro se advertía promisorio, testimonio de aquellos momentos en que los astros parecían alineársele, son la imágenes de los tres tomados del brazo marchando por la costera de Acapulco en la campaña de Aguirre. Luego, como suele suceder, a Ebrard le tembló el pulso en las vencidas con Andrés Manuel y al poco tiempo se le vino encima la “línea 12” y en el 2014 a Aguirre le reventó Iguala.
Llegado el momento de las definiciones, renunció a postularse como candidato a gobernador argumentando no haber aceptado la sugerencia de Jesús Ortega de pactar con Aguirre la protección –a Ángel-; lo que siguió fue de lógica elemental: su renuncia al PRD y su declaratoria como Senador Independiente. Sus biógrafos le reconocen haber conseguido los votos necesarios de la bancada perredista en el Senado para aprobar las reformas estructurales, la fiscal y energética fundamentalmente, motivado por la sólida relación que le une con Luis Videgaray, ambos egresados del ITAM y a quien se le atribuye haberlo alentado a presentarse como “independiente” a la “Silla de Krauze” –versión Peña FIL de Guadalajara-.
Jaime Rodríguez es otro caso emblemático del surrealismo político a la mexicana. Militante por 33 años del PRI, siendo alcalde de un municipio conurbado de Monterrey, cobró fama cuando salió ileso de dos atentados y por su estilo “norteño” al hablar; aprovechando el rechazo generalizado a la gestión de Rodrigo Medina, apoyado por los grupos empresariales que son el “poder tras el trono” en Nuevo León y por un importante medio de comunicación, todos confrontados con el entonces gobernador, se postuló como “independiente” y ganó. A la fecha, de todas sus promesas de campaña no ha llevado a buen fin ninguna; incluyendo la de colocar tras las rejas a su antecesor y gobernar por seis años.
En conclusión:
El hecho de que tres ciudadanos, independientemente de sus ideologías o motivaciones, vayan a estar en la boleta electoral por la vía independiente, debería ser un reflejo de la vitalidad de nuestra democracia. Desafortunadamente, dichos personajes han alcanzado tal posición con evidentes apoyos empresariales o políticos.
Es imposible imaginar que el empresariado regio y la estructura que otorga gobernar Nuevo León no hayan sido un factor medular para Jaime Rodríguez; o que las facturas que Felipe Calderón guardó cuidadosamente cuando dejó Los Pinos no las ha ido cobrando una por una, para que Margarita Zavala alcanzará la candidatura; y solo un tremendo ingenuo puede pensar que Armando Ríos Piter tiene la estructura, el talento y el dinero para juntar ochocientas mil firmas sin el apoyo de algún poder fáctico.
Dicho lo anterior, habrá que escuchar qué país proponen cada uno de los independientes. De Jaime Rodríguez sabemos que es muy entrón y no le asusta usar el lenguaje misógino, pero fuera de eso no podemos recordar una propuesta consistente. De Margarita Zavala sabemos que está en contra del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo, del matrimonio entre personas del mismo sexo, ni se diga de la adopción. No bastándole negar que la Suprema Corte ya reconoce y protege dichos derechos; en días recientes –por si algo faltara- ha afirmado que no hay una sola estadística que compruebe que durante los años que su esposo fue Presidente de la República la violencia en el país haya aumentado…para ripley.
Por su parte “El Jaguar” –como le gusta que le llamen a Ríos Piter- es el cuadro más estructurado de los tres. Al menos cuida su lenguaje, reconoce las libertades y derechos conquistados por la sociedad y no niega la realidad de la brutal espiral de violencia que se desató desde el sexenio anterior. No obstante, su lance no tiene posibilidad real de triunfo.
Para concluir, en los tres casos, si bien han afirmado en repetidas ocasiones que no declinarán por ninguno de los otros independientes, no queda claro si lo harán, llegado el momento de las definiciones, por Andrés, José Antonio o Ricardo. Revelando así sus cartas, afectos y complicidades.
Es viernes, “¡Hoy toca!”. Diría Germán Dehesa.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh