Ya usan en México fármacos contra predadores sexuales

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En México la medicina privada comienza a tratar a los depredadores sexuales mediante abordajes psicoterapéuticos de avanzada, junto con el uso de psicotrópicos y antidepresivos —fármacos de última generación que actúan como inhibidores de recaptura de serotonina— que controlan los impulsos emocionales que los motivan a violar mujeres.

 

Independientemente de las disposiciones legales impuestas a este tipo de individuos, David Barrios Martínez, psicólogo, terapeuta y sexólogo encargado del proyecto de investigación en Caleidoscopía, aclaró que la meta es disminuir la cifra reportada por el Sistema ONU en México de que anualmente se denuncian 15 mil violaciones, de las cuales una cuarta parte concluye en la condena del agresor.

Y aunque se pone la medicina al servicio de los depredadores sexuales, Barrios Martínez señala que el proyecto no debe verse como un intento deliberado de cegar al sistema judicial a través de la ciencia con el argumento de que los altos niveles de testosterona fueron el combustible que alimentó su sadismo sexual.

Por el contrario, los médicos egresados del Programa de Atención Integral a Víctimas y Sobrevivientes de Abuso Sexual (PAIVSAS) —que también participan en el proyecto— aseguran que todos los impulsos son controlables y que este tipo de abordajes psicoterapéuticos de avanzada y del uso de psicotrópicos no son una curación.

“Una persona que comete agresiones sexuales de manera reiterativa es un criminal, y yo no descartaría que tuviera una afección mental que no lo exime de su responsabilidad (…) Son criminales que merecen el castigo”, sostuvo.

David Barrios explicó que en México “no hay una política institucional en el sector salud que nos dé ese margen de atención” y tampoco se ha aprobado la castración química reversible, que consiste en inhibir los impulsos sexuales mediante tratamientos antiandrogénicos.

La medicina privada recurre al catálogo de fármacos controlados. “Tradicionalmente recurrimos a tratamientos que se emplean como antidepresivos, los cuales solos o combinados con antiandrógenos producen una reducción del ímpetu sexual”. Con lo anterior, la persona puede dedicarse a actividades constructivas.

También hay casos en los que las personas empiezan a sentir un impulso desmedido de acosar o manosear a otras personas, por lo que experimentan sentimientos agudos de responsabilidad y se someten de manera voluntaria al tratamiento de nivelación hormonal, aunque este tipo de personas representan un nivel casi nulo.

Por otra parte, el clásico depredador sexual es un sujeto machista, ignorante, mal informado y violento; que, independientemente de que tenga o no poderío económico, se ha hecho la idea de que puede acosar y hostigar cuando quiera. Hay algunos, los menos, que se vuelven depredadores por un problema en los lóbulos cerebrales o francas psicopatías.

Barrios Martinez señala que “la mayor parte de los depredadores sexuales no necesariamente cursan con problemas mentales, ni neurológicos. Sabemos que hay sacerdotes pederastas, médicos y docentes que acosan a sus alumnos o pacientes, jefes que violentan a sus subalternos, como son las secretarias, trabajadoras de empresas grandes y chicas; lo mismo sucede con los políticos y magnates. No hay un perfil específico ni determinado, es el machismo, que permea en toda la sociedad”.

Los expertos, en las terapias grupales e individuales, primero erradican el “estigma” de depredador sexual sin dejar que ello presuponga una licencia de que son enfermos.

Por el contrario, se les enfrenta con su parte agresiva, pues por lo general culpan a los demás de provocar su ira. Además, se trabaja con el perfil del depredador sexual, el cual puede ser, en algunos casos, hombres manipuladores, seductores y en apariencia amables.

El psicoterapeuta auxilia a los hombres a asumir su violencia y de dar posibles soluciones, como alejarse de escuelas, jardines, lugares públicos y privados donde son asaltados por el deseo de dañar.

En siete de cada 10 pacientes se registra que fue víctima de un ataque sexual en el pasado. Cada día se realizan 41 acusaciones de violaciones en nuestro país, siendo Quintana Roo, Chihuahua, Tabasco, Baja California, Morelos, Baja California Sur y Edomex los estados con cifras más altas, pues presentan más de 40 violaciones por cada 100 mil mujeres.

Según datos de la Procuraduría General de Justicia, en la Ciudad de México ocurre una violación cada cinco minutos. Uno de cada 10 ataques sexuales se denuncia ante el ministerio público, el resto, se queda impune.

El 85% de los niños abusados sexualmente son molestados por un miembro de la familia.

Milenio