Estamos a menos de un mes de que se defina si los partidos tradicionalmente de oposición van en una Coalición como la que convocamos hace apenas tres años, o cada quien va por su lado; sin embargo el escenario no es del todo claro. Se han registrado diversos encuentros y desencuentros en el lapso que acabo de señalar. Lo he manifestado públicamente y hoy lo reitero: nuestro estado amerita una forma distinta de gobierno a como se venía haciendo hasta hace poco. Sin embrago, habrá que ser muy realistas para ver si esta premisa se cumple o si sólo se ha quedado en buenos deseos. De eso depende el presente de Oaxaca; así de claro, así de sencillo.
Habrá que recordar que convocar a una Coalición de partidos políticos no fue tarea fácil. Los adjetivos de quienes jalaban los hilos desde el poder hicieron todo lo que estuvo a su alcance para descalificar tal propósito: que era juntar el agua con el aceite, que se trataba de algo ilógico, que era un sueño de pen…tontos y más! Sin embargo con mucho esfuerzo y claridad se fue construyendo esa gran alianza de partidos que suponía –supone debería escribir, pero no me consta—que sólo a través de la unión podría alcanzar el objetivo de que las cosas fueran diferentes a lo que los oaxaqueños habían vivido los últimos 80 años. La coyuntura, proveniente del hartazgo ciudadano era –es, nuevamente debería afirmar– más que evidente para dar un golpe de timón. Y así lo decidió la ciudadanía.
Hoy, al igual que lo escribí hace casi tres años, estamos frente a un referéndum ciudadano, donde el pueblo habrá de manifestar si está de acuerdo o no con lo realizado hasta ahora. Sin duda que habrá quienes aprovechando la coyuntura política quieran llevar “agua a su molino”. Por eso habrá que ser sumamente objetivos al momento de realizar un balance de lo realizado en estos dos primeros años de gobierno del cambio. Hay quienes todo lo ven todo en blanco y en negro y sinceramente no es la forma más adecuada de ver las cosas, por más que les convenga a sus intereses partidistas o a sus objetivos personales. Así como hay aspectos que se han hecho bien, hay otros que la ciudadanía reclama para cuándo se habrán de ejecutar: cárcel a los corruptos, justicia, transparencia en el manejo de los recursos públicos, modernización del estado, generación de nuevas oportunidades de desarrollo, entre otras. Y sin embargo, todo esto depende de la política y de los acuerdos que se logren alcanzar en beneficio del desarrollo del estado.
Por eso; por considerarlo un factor importante en el escenario político que habrá de desarrollarse en las próximas semanas, ya que sin duda será factor determinante para lo que llegue a concretarse entre los partidos políticos ajenos al tricolor, me hago la pregunta ¿Y MORENA con quién? Espéreme –estimado lector—justifico enseguida el porqué de esta pregunta: el destino de una gran coalición de partidos depende de que quienes deciden en última instancia se pongan de acuerdo y tengan bien claro si efectivamente la presencia de Andrés Manuel López Obrador en el estado es suficiente para ir en una alianza o fuera de ella. Hay quienes sabedores de que al incorporarse a una Coalición les restaría posibilidades de competir con otros cuadros, por eso le temen a una nueva Coalición. Pero también hay quienes consideramos que es el momento de que cada instituto político presente a sus mejores prospectos y se midan ante los de la competencia, sólo así se habrá de ver el crecimiento real de cada uno de los partidos. Ya hice referencia a la palabra referéndum, antes. Ir en coalición o no ir, es el dilema.
Sin embargo todo pasa porque la coalición que se está cocinando sea de 2, 3 o 4 partidos, por el MORENA. Por eso habrá que ser muy cuidadosos al ubicar quién trae el control en el estado de ese próximo Instituto Político, pues hay varias cabezas visibles y sin embargo se encuentran en posiciones diferentes e incluso opositoras. Veamos. Por un lado está Luisa Cortés, dirigente formal del Movimiento en Oaxaca, persona muy cercana a Salomón Jara. Ella ex candidata suplente de la hoy Diputada Aída Valencia, de lo que antes fue Convergencia. El propio Salomón Jara tiene gran ascendencia sobre los lopezobradoristas en el estado, merced a los recorridos que conjuntamente hicieron con el ex candidato presidencial. Ambos cercanos al PRD de Rey Morales, pero también con presencia dentro del Partido del Trabajo. Y qué decir del ex Senador Armando Contreras, quizá el más operativo de MORENA y con un sello evidentemente perredista. También está el Benjamín Robles, quien desde que militaba en Convergencia tuvo la visión de crear una estructura cercana a AMLO, aunque hoy parece que ha perdido la tutoría de la misma, sin embargo hay que reconocer su presencia en diversos distritos del estado, misma que le ha servido a otro connotado perredista como Jesús Romero, para jugarle las contras al dirigente formal de su partido; hoy ambos se ven más perredistas que de MORENA, ya veremos cómo se mueven. Por supuesto que está Flavio Sosa, identificado con el PT, quien cuenta con todo el afecto de AMLO, por lo que seguramente será factor decisivo para determinar hacia dónde enfilan sus esfuerzos. Por parte del Movimiento Ciudadano, aunque con una presencia marcadamente regional, aparece José Soto, quien maneja a MORENA en la cuenca del Papaloapam, pero decir que le alcanza para una propuesta estatal sustentada sólo en ello, pudiera resultar catastrófico para el Movimiento Ciudadano. Si se cree que los “morenos” de todo el estado “jalarían” con el partido naranja, pudiera ser un mal cálculo. Hay otros más que se pudieran decir más AMLOístas que “morenos”, como son Emilio Santiago, Margarita García y otros que coyunturalmente llegaron a Movimiento Ciudadano y que hoy se dicen más papistas que el Papa.
De un análisis serio, objetivo y responsable de hacia donde se cargará MORENA, depende el futuro de una Coalición como la de hace tres años, la cual tuve el privilegio de convocar.
Habrá que esperar.
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