Su sonrisa se plasmaba en lo alto, en el monitor. Como pocos y como nunca Alejandro Murat Hinojosa se sentía arropado y querido por la alta esfera política seguido de sus secretarios de estado y quienes buscan figurar en este escenario, era la fiesta priísta.
El viaje empezaba, el recuento de los daños, los logros y retos aparecieron uno a uno y se resumían en menos de hora y media. El evento fue aprovechado por más de uno de sus homólogos e invitados especiales para descansar y tomarse una siesta.
Dejó el atril para caminar a la derecha a la izquierda y al centro del escenario, trató de establecer cercanía con su público y como un orador primerizo citó a Benito Juárez García, el “Gigante de Guelatao” al hablar de su ejercicio “republicano”.
En el exterior un sol sudoroso era semiopacado por la estructura metálica de los helicópteros que monitoreaban desde arriba la marcha de los normalistas y protegían con recelo al “cachorro”.
El ánimo de los manifestantes se desgastó. Los maestros no llegaron al Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca (CCCO); en el Congreso del Estado durante la entrega de la glosa del Primer Informe de Gobierno las voces no eran suficientes y no se escucharon reacías y rigidas como en años pasados.
Pero la decepción era evidente, no eran los resultados que se necesitaban; lejos de la proyección de hace un año en campaña, hoy al maestro sus aliados se convirtieron en sus enemigos y el trabajo ha quedado estancado, se esuchaba en un noticiero de radio mientras rendía una crónica de lo que sucedía.
Las confrontaciones entre uniformados y trabajadores de la educación está vez no fueron la nota. Al rededor del recinto legislativo y cultural hacían falta los cetemistas, los protectores, pero cerca del monumento a la libélula si estaban los otros aliados, los del Sindicato Libertad.
Una cámara tomaba los rostros de los asistentes, destacaba al chiapaneco Manuel Velasco Coello, al poblano José Antonio Gali, el mexiquense Alfredo del Mazo así como al dirigente Nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza; en los lugares privilegiados los ediles de Santa Lucía del Camino Raúl Cruz y de Oaxaca de Juárez José Antonio Hernández Fraguas atras los de comunidades marginadas quienes no visten de saco y usan zapatos y perfumes caros.
Los constrates eran evidentes hasta en el discurso. Por un lado Murat Hinojosa se mostraba indigno porque Oaxaca aún ocupa los primeros lugares en materia de marginación, mientras los representantes populares de comunidades indígenas eran literalmente ignorados.
Fue un discurso plagado de números y nuevamente de promesas de reproches y quejas contra el exaliancista Gabino Cué Monteagudo pero además de un mensaje muy claro a la Sección 22 a la cual conminó a trabajar por los protagonistas de la educación: los niños y niñas de Oaxaca.
Después de dos horas de retraso y dos de discurso, el gobernador salió arropado y en el helicóptero del recinto ubicado en Santa Lucía del Camino, mientras que las lentejuelas de un traje dorado llamaron más la atención que el propio mandatario estatal.