A pesar de que el frente opositor no es tan mala idea, lo cierto es que el PAN, el PRD y los liderazgos políticos opositores sin partido están perdiendo el tiempo en una estrategia que carece de destino histórico porque los partidos sólo quieren ganar tiempo y espacio mediático.
El frente opositor está diseñado sólo para ganarle al PRI el 2018 y los gobiernos de coalición son una distracción del problema central de la crisis de coherencia ideológica de los partidos. Y en ambas experiencias, los debates actuales solo ilustran que los políticos están forjados para enredar las cosas y no para encontrar salidas.
Ha habido dos experiencias frustradas en el tema de las alianzas. En 1994 se construyó una masa intelectual sólida alrededor del Grupo San Angel para diseñar una salida al “choque de trenes” que se veía venir con el alzamiento zapatista en enero y luego agudizado por el asesinato del candidato presidencial priísta Luis Donado Colosio. Sin embargo, los propios intelectuales enredaron las cosas y no supieron convencer a los políticos.
En el 2000, luego de una conferencia para preparar el debate presidencial, Vicente Fox y Cuauhtémoc Cárdenas abrieron un espacio para meter el tema de la candidatura única contra el PRI, pero los posicionamientos personales frustraron esa posibilidad. Lo de menos fue ver a Fox y a Cárdenas atrincherarse en sus propias biografías; lo importante estuvo en percibir que los políticos mexicanos están forjados para sí mismos, no para proyectos sociales.
Hoy el frente opositor y los gobiernos de coalición son los juguetitos políticos mediáticos del PAN y del PRD. Pero más que ver ahí una intención contra el PRI, hay indicios que revelan que más bien quieren aislar a López Obrador para evitar que capitalice en las presidenciales del 2018 los 15 millones de votos que tuvo en el 2012 como candidato del PRD. Los políticos opositores están fingiendo voluntades aliancistas, cuando en sus propios partidos son los más interesados en imponer sus candidaturas.
De nueva cuenta la oposición confunde las categorías políticas: en frente opositor y los gobiernos de coalición son formas de alternancia de elites en el poder, no una transición de sistema/régimen/Estado que construya una verdadera alternativa de proyecto de desarrollo. El PAN de Fox se agotó en la alternancia y perdió la oportunidad de la alternativa.
Las propuestas del PAN, del PRD y de Cárdenas no constituyen un proyecto alternativo de nación, sino que las tres están orientadas a reconstruir el proyecto social-político del viejo PRI, una mezcla arbitraria de Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y Miguel Alemán. Pero lo que ha mostrado la larga crisis mexicana de 1968-2017 es el agotamiento del proyecto del PRI.
Desde ahora se debe tener claro que no habrá frente opositor real ni gobiernos de coalición, que el PRI sobrevivirá a su XXII asamblea nacional y que la apuesta del presidente Peña Nieta se basará en la división del voto presidencial opositor en cuatro facciones –PAN, PRD, Morena e independientes–; y el PRI gobernará con acuerdos parlamentarios con la oposición, igual al modelo de Pacto por México de Peña Nieto que subordinó al PAN y al PRD al proyecto neoliberal salinista del tratado.
Mientras la oposición no diseñe un proyecto alternativo de nación, sus posibilidades de ganarle al PRI dependerán del clima mediático anti PRI.
indicadorpolitico.mx
@carlosramirezh