Más de 30 millones de estadounidenses ya han votado en unas elecciones legislativas que se espera tengan una participación sin precedentes.
Clara Swallows se levantó de la cama aunque su dolor de espalda le hacía querer quedarse. Pero había otro lugar al que esta mujer de 74 años de Indiana tenía que ir: a votar.
A más de mil 100 kilómetros de distancia, en Florida, Stephanie Kent suspendió los trabajos de reparación de su casa, anegada durante el huracán Michael, y condujo 32 kilómetros para evitar un puente que sigue cerrado solo para depositar su boleta.
Como Swallows y Kent, más de 30 millones de estadounidenses ya han votado en unas elecciones legislativas que se espera tengan una participación sin precedentes cuando los centros de votación echen el cierre el martes en la noche.
Con su voto en las elecciones a la Cámara de Representantes y al Senado, los electores emitirán además su veredicto sobre el mandato de Donald Trump, determinando si su elección de 2016 fue única o si su divisivo estilo definirá el futuro de la policía del país.
Swallows y Kent votaron por bandos opuestos del espectro político. Swallows estaba decidida a colaborar en la elección de demócratas que frenen la agenda de Trump, mientras que Kent, una comprometida republicana de 54 años, mostró su respaldo al presidente. Ambas coincidieron en que estos comicios eran unos de los más importantes de sus vidas.
“Me desperté con dolor, pero dije voy a salir y a hacer esto”, señaló Swallows, una exrepublicana que nunca antes había participado en las elecciones de mitad de legislatura. Votó por los demócratas por la agitación racial y política generada por el actual mandatario. “Estoy aquí para decir que el odio no va a ganar. No vamos a permitirlo”.
Trump ha intentado contrarrestar parte de esa indignación hacia su gobierno alimentando aún más la ira entre su base.
En las últimas semanas, centró su atención en una caravana de migrantes centroamericanos que huyen de la pobreza y la violencia, a la que calificó de “invasión” de delincuentes y terroristas. Publicó un anuncio sobre inmigración tan incendiario que las tres grandes cadenas de noticias, incluyendo Fox News, decidieron no emitirlo o acabaron retirándolo.
Entre algunos votantes republicanos, ese mensaje caló.
“Todo este asunto de la caravana da bastante miedo”, señaló Jennifer Rager, de 55 años y de Bozeman, Montana, que aprueba los planes de Trump para frenar la inmigración.
Votó en favor de mantener a los republicanos en el poder para que el presidente no se convierta en un ‘pato sin cabeza’. “Siento que realmente está intentando hacer un buen trabajo para proteger nuestro país, ¿sabe? No puedo entender por qué el otro bando está tan infeliz y tan aterrorizado”.
En St. Louis, Susan Riebold, de 53 años, posó para una foto con un recorte de cartón de Trump en un acto electoral en favor del candidato republicano al Senado. Riebold apuntó que apoya totalmente la decisión del presidente de enviar tropas a la frontera con México para interceptar la caravana, una medida que los críticos calificaron de innecesaria y política ya que los migrantes avanzan en su mayoría a pie y están a cientos de kilómetros de la región.
El país, apuntó, “es más fuerte, está más seguro y más unido que nunca, y gran parte de la confianza y de que la gente se sienta unida y patriótica de nuevo comenzó justo antes de la llegada de Trump y desde que él está”. Riebold rechazó cualquier crítica al dirigente calificándola de noticias falsas: “Odiamos a los medios, porque son el arma demócrata”.
Otros expresaron una mayor sensación de inquietud y tristeza por el clima político en el país. La elección se produce a pocos días de una serie de delitos de odio y ataques políticos, incluyendo la detención de un hombre que envió bombas a críticos de Trump a quienes el presidente suele calificar de “malvados”, “antiamericanos” y “el enemigo”.
Muchos votantes señalaron que ven la elección como una oportunidad para rechazar este tipo de retórica.
“Hemos olvidado nuestra decencia. Hemos olvidado la verdad”, dijo Morris Lee Williams, un veterano del ejército de 67 años y miembro de la Iglesia Bautista Misionera de los Viajeros de Sion en St. Louis. “Se supone que somos un grupo de personas, estadounidenses, que se supone que somos una luz en el mundo. En lugar de una luz, se ha convertido en una pesadilla”.
En un suburbio de Chicago, Lea Grover se mostró de acuerdo. “Me parece un referéndum sobre la empatía, y si la tenemos o no como nación”, apuntó esta madre de tres hijas de 34 años.
Grover, una sobreviviente de abuso sexual que trabaja para una ONG que ayuda a otras víctimas, dijo estar enojada por la sesión de confirmación del juez de la Corte Suprema Brett Kavanaugh. El magistrado fue acusado por una excompañera de secundaria de acoso sexual hace décadas. Los republicanos votaron a su favor y Trump llegó a burlarse de su acusadora en un mitin.
Los votantes del otro bando también se vieron incentivados por el caso Kavanaugh, una “campaña de desprestigio” en opinión de Natalie Pig, una abogada de 31 años de Missouri decidida a votar para elegir a congresistas que respalden a Trump.
Entre los votos anticipados en favor del presidente estaba el de Pritesh Mehta, un ingeniero civil que vive en Little Rock, Arkansas. Emigró desde India en 2000 y cree que Trump está llevando el país en la dirección correcta, incluso en política migratoria. Mehta cuenta que ingresó al país de forma legal y no ve nada malo en examinar a otros que quieran vivir en Estados Unidos.
Uroosa Jawed también es inmigrante. Llegó desde Pakistán con su familia cuando tenía 5 años. Ahora tiene 42 y es una ciudadana naturalizada que vive en Omaha, Nebraska, y siempre se ha considerado estadounidense. Pero en los dos últimos años, a medida que Trump hacía del temor a los migrantes el centro de su presidencia, se preguntó si sus vecinos la verán también de esa forma.
Jawed, que trabaja para una organización sin ánimo de lucro que busca cultivar la cooperación interreligiosa entre grupos judíos, musulmanes y cristianos, dijo que estos comicios ofrecer una oportunidad para revertir esa tendencia.
“No siento desesperación. Siento que estamos ante el precipicio del cambio”, apuntó.
Fuente: elfinanciero.com