Voluntarios de la Universal llevan ayuda a indígenas de Quiegolani

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UNIVESALActualmente, la comunidad indígena del municipio de Santa María Quiegolani, en el estado de Oaxaca sufre con la miseria y las dificultades de supervivencia. Por este motivo, la conductora Rocío Sánchez Azuara, de TV Azteca, que conoce y admira el trabajo de la Iglesia Universal en el país, pidió ayuda a favor de la comunidad zapoteca.

Así, el día 27 de febrero de 2015, el trabajo comenzó a las 5 de la mañana para llevar el auxilio. Un camión partió desde la Universal de Tacubaya, en la Ciudad de México, hasta Santa María Quiegolani para llevar una masiva donación que contó con la colaboración de toda la Universal de México, conteniendo alrededor de 20 toneladas de alimentos para suplir las necesidades de la comunidad y acolchados, pues el frío en la región serrana es riguroso. Un trayecto de 9 horas recorrido en un ambiente muy desafiante y repleto de calles de tierra.

Cuando llegaron a la comunidad, los voluntarios fueron recibidos con mucho cariño por los habitantes zapotecas. Una banda local expresó la felicidad de aquel momento y la comunidad preparó una comida –con el poco recurso que tenía–, compuesta por arroz, pollo, tortilla de maíz azul y agua saborizada con un zapallo llamado “Chilacayote” para recibir a los visitantes.

La diputada federal Eufrosina Cruz Mendoza, conocida por apoyar a los indígenas en México, recibió a los voluntarios y les entregó a los representantes de la Universal una artesanía como símbolo de gratitud por el apoyo.

En todo el país, los domingos, un trabajo de ayuda y evangelización es promovido en otras comunidades indígenas también, como, por ejemplo, en las ciudades de Iztepec, Huehutla y Paraíso; en estos lugares los idiomas comunes son totonaco, toxtla y náhuatl, además del español. Son más de 200 indígenas que participan de los encuentros semanales.

De acuerdo con el obispo Paulo Roberto Guimarães, responsable por la Universal en México, el objetivo del trabajo evangelístico es ayudar a estas personas, independientemente de la posición social, de la cultura o de la religión, para que tengan una vida digna. Con palabras de fe y esperanza, todos aprenden que nadie nació para sufrir y que es posible ser feliz; basta creer en el Señor Jesús y actuar de manera inteligente. Cruzar los brazos y esperar a que la situación se agrave, no es una opción.

Al final, todos los zapotecas se dieron cuenta, con la presencia de la Universal, de que no están solos, que hay esperanza para el fin de sus dolores.

EL DATO

La tribu indígena de los zapotecas ya fue una gran civilización, alrededor del año 500 antes de Cristo (a.C.) –viven al sur de México desde el año 1000 antes de Cristo (a.C.), aproximadamente. Fueron uno de los primeros pueblos americanos que desarrollaron la escritura y que construyeron una imponente ciudad, llamada Monte Albán, formada por pirámides, construcciones trabajosas y estadios para la práctica deportiva. Sin embargo, tiempo después, otro pueblo tomó la ciudad y los zapotecas se esparcieron por la región.