Reza un refrán popular “si tiene plumas como pato, croa como pato, camina como pato…pues es pato”. La semana pasada fue intensa en activismo político, aunque todos lo niegan, el activismo sucesorio se nos vino encima. El vacío que ha generado la errática conducción presidencial abona a ello; todos aquellos que quieren y pueden o creen poder y por supuesto lo desean o sueñan, despliegan sus propias estrategias. En ese contexto, las notas de prensa daban cuenta:
“El Secretario de Relaciones Exteriores Luis Videgaray, contestó con un categórico “NO”’ cuando un periodista le preguntó si buscará una candidatura presidencial para ser presidente de México hacia las elecciones de 2018”. Lo anterior sucedió después de haber sostenido una reunión con John Kelly, el Secretario de Seguridad Interna de Estados Unidos y uno de los “halcones” más representativos de la parvada trumpista. El reportero, leal a la vocación de un buen comunicador, insistió “¿No quiere o no le gustaría?”. Videgaray ratificó “no, no, no”; el primero reviró “¿Y de otro partido?”; La nota apunta “la reacción del secretario federal sólo fue una sonrisa”; lo que nos lleva a suponer que tal vez don Luis esté pensando en el Partido Verde.
En la reunión con Kelly, según el comunicado respectivo, conversaron sobre temas “migratorios, fronterizos y de cooperación bilateral en materia de seguridad”. Como es de suponerse, a Videgaray se le presentó como un tenaz defensor de la patria; casi, casi, dispuesto a inmolarse en la parte más alta del muro fronterizo (si llega a construirse, por supuesto), destacando la necesidad de que “en todo momento se respete el Estado de Derecho y el debido proceso al aplicar medidas migratorias”. Además de dejar muy en claro “el rechazo de México a recibir repatriados de otros países”. Ya entrado en gastos y asumiendo funciones que deberían corresponderle al Secretario Guajardo, también trató con Kelly el desarrollo de proyectos de infraestructura que impulsen mecanismos para consolidar una “zona de prosperidad” en la frontera entre ambas naciones.
Como usted advertirá, tenemos una chulada de Canciller. Aunque usted no lo crea, es muy posible que previo al encuentro formal “aún hubo más”, dice otra conseja popular “piensa mal y acertaras”. Casi podría asegurar que en la intimidad que debe proporcionar el bunker de la Secretaría de Seguridad Interna de los EE UU, sin que nadie los viera ni los oyera, John y Luis se echaron una grillita pre-complementaria sobre lo que viene el año que entra, de esas en las que acuerdas a valores entendidos “tú haces como que me golpeas y yo hago como que te respondo”; de esas en que “todos ponen y todos ganan”.
Lo cierto es que ese mismo día John Kelly compareció ante el Comité de Seguridad Interna del Senado de los Estados Unidos. De pronto, cuando andaban o debían andar lavando la ropa sucia de casa, el Senador McCain (experto en confeccionar “trajes a la medida”) le dijo a su tocayo Kelly que tenían un problema en puerta con México porque “si las elecciones fueran mañana probablemente se obtendría a un antiestadounidense de ala izquierdista como presidente”, a lo que Kelly, siguiendo el guion redactado en su bunker con Luis, respondió “eso no sería bueno para Estados Unidos ni para México”. ¡Chúpale pichón! Toda una joya de intervencionismo arreglado.
La respuesta (como toda historia con final feliz) no se hizo esperar. Videgaray, indignado y ahora enfundado en la Bandera Nacional, desde Washington para ser congruente, pidió al gobierno estadounidense “respeto al proceso electoral mexicano”. Cumpliendo con el script, agregó “le dije de manera respetuosa pero muy clara –a Kelly- que las decisiones electorales de autoridades en México corresponde solamente a los mexicanos y que lo que esperamos de los Estados Unidos es que se respete el proceso electoral mexicano”. ¡Machetazo a caballo de espadas!
Ya entrado en gastos, agregó que “la respuesta que recibió de Kelly cuando abordaron el tema le dejó claro que es un hombre que escucha y que comprendió claramente la posición del gobierno mexicano” y concluyó “tengo un mayor respeto personal e institucional por el Secretario Kelly, porque entendió con toda claridad el mensaje, aceptó el comentario que le hicimos y estuvo a la altura de las circunstancias”. Como debía ser, ya no hubo contra respuesta de Kelly. No podía haberla; Luis, con un solo “do de pecho” –al estilo Juan Gabriel en Bellas Artes en los noventa- transformó a Kelly de Gavilán en Paloma y éste le regaló un machucón a AMLO. ¡Qué bonita familia!
La respuesta de Andrés Manuel no se hizo esperar. Aclaró “no somos antiestadounidenses, ese pueblo merece nuestro respeto y ha tenido gobernantes ejemplares como el Presidente Roosevelt, muy diferente a quienes quieren resolver los problemas sociales con muros, persecución y el uso de la fuerza, nuestra relación con Estados Unidos será de amistad y cooperación pero no de sometimiento, somos un país libre y soberano”.
Por supuesto que el activismo de Videgaray no se reduce a transitar como “Luis por su casa” en los pasillos y sótanos de la Casa Blanca. Hace dos semanas apoyó con singular entusiasmo el resolutivo de la OEA demandando la convocatoria inmediata a elecciones y la libertad de los presos políticos en Venezuela.
Recién en un giro de 180 grados el Presidente Peña, seguramente con la aprobación del Canciller, recibió a Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, uno de los dos líderes más destacados de la oposición a Nicolás Maduro –el otro es el recién inhabilitado Henrique Capriles- preso por “agitador de masas”. Al salir del encuentro con Peña, Tintori declaró que Peña “le mandó saludos a su esposo”, lo cual es de agradecerse; y que se había comprometido a “pedir la libertad de los presos políticos y lograr rescatar la democracia para todos los venezolanos”, lo cual va a estar más difícil, es posible que no le alcance el tiempo o que Maduro se resista apoyado por el “pajarito” que lo aconseja; aunque con la ayuda de Videgaray todo puede suceder.
Y ya para cerrar la semana, Videgaray estuvo presente en la reunión del Mercosur, celebrada en Argentina, donde sostuvo reuniones bilaterales con los Cancilleres y Ministros de Economía de Paraguay y Uruguay y una trilateral con los de Argentina y Brasil, países a los que ya definió como “prioridades” en un nuevo enfoque de relaciones comerciales.
Concluyendo. Es prematuro aventurar un juicio sobre el impacto que puede tener la promoción del voto del miedo que hizo y muy seguramente seguirá haciendo Kelly y otros halcones trumpistas, sobre todo si a Videgaray le dará resultado seguir negando lo evidente, que está en campaña y no para ser Secretario General de la OEA.
¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?
RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh