Venezuela: llegó el punto de no retorno: Raúl Castellanos

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Hasta ayer al escribir estas líneas, el reporte sobre la huelga general de 48 horas convocada por la Mesa de Unidad Democrática que agrupa a los opositores a Nicolás Maduro y en consecuencia a su proyecto de elegir el domingo una Asamblea Constituyente de quinientos diputados funcionales al régimen, que redacte una nueva Constitución a “modo” del proyecto, visión e intereses del chavismo; era de dos personas muertas (lo que eleva la cifra de sacrificados en estos 117 días de protestas a 105), confrontaciones violentas con la policía y las milicias paramilitares del gobierno y (según apreciación de Freddy Guevara Vicepresidente de la Asamblea Nacional) una paralización general del país del 92%.

En contraparte, en versión de agencias internacionales, el gobierno se esforzó por reventar el paro, utilizando todos los medios de presión a su alcance: bandas de provocadores amenazando con quemar y violentar comercios que bajaran las cortinas, amenazas de sanciones tributarias, en particular a las organizaciones de transporte público se le anticipó de la cancelación de concesiones si dejaban de circular; la televisión oficial y el Metro de Caracas operaron normalmente; y brigadas encabezadas por funcionarios realizaron operativos para distribuir los conocidos como “carnés de la patria”, una tarjeta que además de servir como mecanismo de control da acceso a los programas asistenciales del chavismo; y ya en la manipulación total repartieron bolsas con comida.

En este contexto de polarización total, las posiciones parecen irreductibles; la oposición está decidida a colocar barricadas, retenes, barreras, el domingo alrededor de los “centros de votación”; en particular los brigadistas estudiantiles que se han destacado en esta etapa de oposición a Maduro, preparan acciones de resistencia; por su parte el Tribunal Electoral ha autorizado votar en “otras casillas” a quienes no puedan hacerlo en la que les corresponda, lo que en términos reales significa la pérdida de la certeza electoral; así mismo se ha autorizado aumentar los perímetros de vigilancia por parte del ejército y la policía; medidas, que, como se advertirá no presagian un “final feliz” el próximo domingo.

Por su parte la comunidad internacional sigue insistiendo y presionando para que se suspenda la elección de la Constituyente, otras voces proponen se posponga para abrir un periodo de negociación, lo que se advierte complejo, complicado y casi imposible; destacan en este activismo la Organización de Estados Americanos que encabeza Luis Almagro, que no ha logrado un consenso entre la comunidad latinoamericana y del Caribe, como se hizo evidente en la pasada reunión celebrada en Cancún, donde la entonces Canciller Venezolana Delcy Rodríguez, acabó cuestionando y cuasi regañando a Cancilleres de otros países, en particular a Luis Videgaray.

España y la misma Comunidad Europea se han pronunciado por el diálogo entre las partes; ayer (con cierta ingenuidad) Luis Alfonso de Alba, Embajador de México en la OEA afirmó tener información de que “se están cotejando todos los inconvenientes” (por parte de Maduro, suponemos) y “todavía hay tiempo para que el gobierno venezolano decida no realizar la elección para una Asamblea Constituyente prevista para este domingo”; Trump que ya dictó “sanciones” contra los notables del chavismo, que son como llamadas a misa, se especula podría decretar un embargo petrolero, lo que ha generado opiniones encontradas en cuanto a su efectividad y sobre a darle argumentos a Maduro para victimizarse; mientras esto ocurre, miles de venezolanos tratan de cruzar la frontera con Colombia a través del paso fronterizo de Cúcuta.

Planteados los escenarios, tres son las alternativas que a mi juicio pueden ocurrir: a) que Maduro sufra un ataque de racionalidad, que el “pajarito” lo aconseje y decida cancelar la elección de la Constituyente; acción a la que tendría que sumarse un proceso de negociación que permita liberar a los cientos de presos políticos, restituya sus poderes a la Asamblea Nacional y se establezcan condiciones reales para celebrar elecciones democráticas; lo que en buen romance, lo consideraría como un milagro; b) que siga adelante con la ruta trazada (lo que asumo como lo más probable), el domingo a sangre y fuego elija a su “constituyente”, en la que todos los candidatos son chavistas consumados; lo que en los hechos consumaría el golpe de Estado técnico jurídico ya en marcha; y muy probablemente sumiría a Venezuela en un baño de sangre de consecuencias imprevisibles.

La tercera opción (que no descarto) sería que las Fuerzas Armadas optaran por la “desobediencia” a la “lealtad institucional”; según filtraciones de lo que ocurre al interior del ejército, las posiciones se han ido polarizando, de un lado se encuentran los militares orgánicos al régimen, beneficiarios de componendas y prebendas, incluso de arreglos con los carteles del narcotráfico internacional, encabezados por Diosdado Cabello; y del otro un sector altamente descontento con los excesos de la clase política en el poder, las violaciones constitucionales y a los Derechos Humanos y en particular con un alto grado de nacionalismo (este sí Bolivariano).

Leopoldo López desde su arresto domiciliario, en empatía con esta última posibilidad envió un mensaje con alta carga de convocatoria a la insurrección, dijo “Las Fuerzas Armadas de Venezuela contarán con el respaldo de la Constitución, del pueblo y de las leyes, si deciden colaborar en la desactivación de la Venezuela de Maduro. No mancillen la integridad de las Fuerzas Armadas haciéndose cómplices en la destrucción de la República que juraron defender”.

Como se advierte y es lamentable decirlo, la “hora cero”, el punto de no retorno llegó para Venezuela. A partir del lunes, de consumarse la farsa electoral, para la oposición quedará anulada cualquier vía institucional; tendrá que aplicarse para no claudicar en la lucha y mantener la serenidad; la historia registra, evocando a Salvador Allende que “mucho más temprano que tarde se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”.

Es viernes. ¡Hoy toca! Diría Germán Dehesa.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh