Me entristece profundamente comunicar que este lunes un grupo de habitantes del municipio de San Carlos Yautepec fue agredido con armas de fuego cuando realizaban labores agrícolas y de corte de leña, dando como resultado la muerte varios de ellos, la mayoría jóvenes estudiantes de bachillerato. Como resultado de la agresión, otras personas quedaron lesionadas de gravedad, entre ellas una que había sido reportada originalmente como desaparecida.
La agresión es consecuencia de un añejo conflicto agrario entre los pobladores de San Pedro Topaltepec y San Pablo Topiltepec, ambos pertenecientes al municipio de San Carlos Yautepec, en la Sierra Sur de Oaxaca.
Al respecto, como mujer indígena originaria de Santa María Quiegolani, Distrito de San Carlos Yautepec, paisana de las víctimas de esta terrible agresión, deseo manifestar lo siguiente:
Primero.- Mi corazón está de luto y expreso mis condolencias a las familias de los jóvenes asesinados y asimismo, exijo que se brinde la atención médica de calidad y al más alto nivel para restablecer la salud de los lesionados y puedan reincorporarse al seno de sus familias.
Segundo.- Manifiesto mi más profundo pesar ante esta agresión que cobró la vida de hombres y mujeres inocentes, y exijo a las autoridades competentes se realice una investigación a fondo, de manera imparcial y expedita, para que estos hechos no queden impunes y se castigue con todo el rigor de la ley a los responsables.
Tercero.- Exijo a las autoridades agrarias y de la Secretaría de Gobierno del estado, llevar a cabo las acciones necesarias para terminar con este añejo conflicto agrario que ha cobrado la vida de inocentes y ha enlutecido la vida de numerosas familias indígenas de Oaxaca.
Cuarto.- Exhorto a las familias, las autoridades y los habitantes de ambas comunidades a mantener la calma, restablecer el orden y restaurar la paz social, a fin de permitir el pronto esclarecimiento de estos hechos.
Como mujer indígena originaria de esta población oaxaqueña, me siento conmocionada ante esta tragedia y reitero a los actores involucrados mi convicción más profunda de preservar el diálogo y la negociación con los conductos institucionales para poner fin a este conflicto y apaciguar la violencia que tanto lastima y ofende a las familias indígenas de Oaxaca.
Una vez más, la violencia se ha acaecido sobre los más pobres de Oaxaca. El llanto y el dolor llenan nuestros ojos e inundan nuestros hogares. No podemos seguir en un camino de confrontación y en un espiral de violencia sin fin. Es tiempo de sentarnos a la mesa y dialogar para resolver nuestras diferencias.
En nuestras manos está la solución a este y a muchos otros conflictos que amenazan con desbordarse y acarrear terribles consecuencias a nuestras familias y hogares. Con dolor e indignación pero con sincera claridad les digo: Solo el camino del diálogo nos puede llevar a la paz y al progreso que tanto anhelamos los pueblos indígenas de Oaxaca.