* Es innegable que el Ayuntamiento todo, pero especialmente el Cabildo, está totalmente rebasado por la terca realidad que finalmente termina de imponerse ante la soberbia, ineptitud y complicidad de sus integrantes, faltos de amor a Oaxaca.
* El “modus operandi” de los dirigentes de las 45 organizaciones que explotan a miles de vendedores ambulantes es el típico de la delincuencia organizada: cobran “derecho de piso”, pese a ocupar la vía pública, así como “venta de protección”.
Ante las protestas de la población y de los comerciantes establecidos en el Centro Histórico por la invasión de ambulantes, el riesgo es que se desborden los ánimos y degeneren en enfrentamientos.
A la vista de todos está el creciente malestar de la población en general y de manera particular de los comerciantes establecidos, como lo dejó entrever la airada manifestación de protesta de ayer.
Y no solamente se trata de los vendedores ambulantes, sino de la creciente inseguridad y cada vez más brutal violencia que cotidianamente se vive en las calles de la ciudad y el municipio capitalino.
A quienes cierran los ojos para no ver, ahí están miles de cráteres, ya no baches, en las calles de la capital oaxaqueña y en las colonias y agencias del municipio, amén de la falta de alumbrado público.
Invadió las redes sociales que ni siquiera las patrullas del Municipio capitalino se salven de los tremendos y numerosos baches que existen en la Ciudad de Oaxaca. ¡Salvas uno y caes en otro!
Cada día y manifestación de protesta es por demás pública y notoria la expresión verbal y por escrito del elevado nivel de insultos que alcanzan lo caldeado de los ánimos de la población y comerciantes.
Las autoridades municipales debieran preocuparse porque cada día las agresiones personales, por ahora verbales, aumentan de tono, con el riesgo que pudiera pasarse de las palabras a los hechos.
Urge la intervención del Gobierno del Estado en apoyo del municipio capitalino, con pleno respeto a la estrecha coordinación, no subordinación, establecida constitucionalmente en el artículo 115.
Respetuoso de la Ley, a veces hasta exageradamente para algunos, por lo que recibe críticas, el gobernador Alejandro Murat sabe que está obligado legalmente a intervenir ya en el municipio.
Es innegable que el Ayuntamiento todo, pero especialmente el Cabildo está totalmente rebasado por la terca realidad que finalmente termina de imponerse ante la soberbia, ineptitud y complicidad.
Es indispensable y de urgente necesidad que el gobernador Murat intervenga para entrar al quite en la solución de cada vez más graves problemas sociales y políticos en la capital oaxaqueña.
El bloqueo de calles por comerciantes informales ha provocado la quiebra y el cierre de 10 locales en los últimos días en el Centro Histórico, por lo que comerciantes establecidos salieron a protestar.
Exigen al alcalde de Oaxaca de Juárez, Oswaldo García Jarquín, resolver el problema de la invasión de calles por miles de vendedores ambulantes, presuntamente con permiso del Ayuntamiento.
Observadores no descartan la posibilidad que el operativo de la Policía Municipal para evitar supuestamente el ingreso de ambulantes sea una perversa venganza política contra los capitalinos.
Al correr de los días, semanas, meses y años, se hace cada vez más imperiosa la necesidad de la intervención conjunta de las autoridades policíacas de los tres órdenes de gobierno y ministeriales.
El “modus operandi” de los dirigentes de las 45 organizaciones que explotan a miles de vendedores ambulantes más los que se acumulen cada semana y mes, es el típico de la delincuencia organizada.
Los dirigentes, así como los políticos de todos los partidos que les apoyan y protegen, cobran a miles de ambulantes “derecho de piso”, pese a ocupar la vía pública, y “venta de protección”. ¡Imagínese!
Lo peor de todo es que en muchos casos cuentan con permisos del Ayuntamiento municipal capitalino, que les cobra 50 mil pesos por los mismos, según múltiples denuncias hechas al respecto.
Por si esto no fuera ya de suyo grave aún hay peores complicidades. La Agencia de Investigación Criminal (AIC) de la Fiscalía General de la Republica (FGR) no ignora el narcomenudismo ambulante.
Tampoco desconocen las redes de trata de blancas y prostitución que operan entre los comerciantes informales y, en otros casos, un muy bien organizado mercado negro de venta de armas prohibidas.
Pero el “modus operandi” de delincuencia organizada, tampoco lo desconoce la Guardia Nacional, la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI), la Policía Estatal Preventiva y, por supuesto, la Municipal.
En tales condiciones, obligado es preguntar de qué se trata, en realidad, de quién o quiénes es o son la mano o manos negras que mecen la cuna de la explotación de miles de vendedores ambulantes.
Hasta ahora poco se ha observado que, en realidad, es un preocupante fenómeno sociopolítico del que se benefician gobernantes, políticos y funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno.
Para nadie, medianamente informado, es desconocido que los dirigentes de las 45 organizaciones que explotan a los vendedores ambulantes en la capital oaxaqueña, financian campañas electorales.
Este proceso corrupto y corruptor pudrió al principio a los candidatos del PRI-gobierno, después a los del PAN, PRD y, ahora, prosigue con Morena en el gobierno de la Cuarta Transformación, la 4T.
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