Ante el clima de confrontación entre el magisterio y sectores de la sociedad civil en los últimos días, unos defendiendo sus legítimos derechos gremiales y otros llamando a no afectar la vida cotidiana y los derechos de terceros, es preciso serenar los ánimos porque los enconos y las descalificaciones recíprocas, lejos de ayudar, sólo hacen más difícil la lucha por el desarrollo de Oaxaca, advirtió el diputado Francisco García.
En entrevista, dijo que en cualquier controversia, es necesario poner por delante el derecho de los niños a una educación de calidad, el cumplimiento de los más de 200 días de clases que marca el calendario oficial, pero no por eso debemos alentar la división y el enfrentamiento de unos oaxaqueños con otros, afirmó el coordinador de la fracción parlamentaria del PRI en el Congreso de Oaxaca.
Es muy claro que hay un hartazgo ciudadano ante la prolongación de un conflicto que se decía duraría días y ahora resulta que es de semanas, pero eso no debe conducirnos a negar el derecho constitucional a la manifestación de las ideas y la organización de las demandas.
La exasperación de los ánimos proviene, dijo Francisco García, sobre todo de quienes viven del comercio y el turismo de una ciudad cultural como es Oaxaca, “bajan las ventas, se pierden empleos, mientras los gravámenes fiscales y los créditos con la banca siguen acumulándose”.
Por eso, es obligación política del gobierno estatal y deber ético del magisterio, hacer un esfuerzo adicional para que se construyan ya los acuerdos que devuelvan a los maestros y a los niños a las aulas, pues “cada día perdido de clases es un día más de rezago en aprovechamiento frente a la marcha de otros estados y sobre todo de otros países”.
“A la sociedad oaxaqueña le extraña que presentándose como aliados políticos, ahora no puedan resolver sus diferencias y construir soluciones en el corto plazo para no seguir afectando los derechos de terceros. La alianza debiera ser en torno a objetivos superiores como la educación de calidad que merecen nuestros niños y niñas”.
Extraña sobremanera, dijo el legislador juchiteco, que las demandas laborales tengan que seguir desahogándose en las calles y no en las mesas de negociaciones, para que las aulas no tengan que cerrarse cada que se que analice el Contrato Colectivo de Trabajo, revisión que es su derecho, insisto, pero un derecho que no debe vulnerar el de otros sectores de la sociedad.
“No entiendo cómo se puede hablar de transición a la democracia, cuando el autoritarismo y la intolerancia crecen con el pretexto de impulsar una agenda sindical que muchas veces rebasa los contenidos estrictamente gremiales”, recalcó.
Oaxaca está esperando que haya más voluntad de las partes para arribar ya a una solución definitiva, para no seguir pagando el costo de una ciudad secuestrada, rehén año con año de una negociación gremial y política que perciben ajena.
Sin embargo, a pesar de que los oaxaqueños están justificadamente cansados de bloqueos, marchas, plantones y cierres de oficinas y comercios, afectando seriamente su economía, el turismo y principalmente la educación, “no podemos permitir que nuestra sociedad se divida, se polarice y se confronte. Tenemos que estar unidos para enfrentar con éxito los muchos retos comunes que tenemos”, concluyó el líder parlamentario priista.