* Al recordar viejos tiempos en la Ciudad de México, el director general de Regeneración Pluralidad Raúl Castellanos, afirmó categórico que el periodismo es fundamentalmente una emoción social.
* Alfredo Méndez Ortiz coincidió con Raúl que lo primero que llega a tu vida es un llamado. El derecho y el periodismo llegan a imbricarse y a enriquecer mutuamente ejercer las dos profesiones.
La reciente visita a la capital oaxaqueña del ex periodista de investigación de La Jornada Alfredo Méndez Ortiz, hoy destacado Media Training Coach, dio oportunidad de hacer un recuento de vida.
Hablar del periodismo y el derecho tuvo lugar durante una amplia charla con Raúl Castellanos, Heraclio Bonilla y el columnista en el programa Detrás de la Noticia por Regeneración Pluralidad TV.
Heraclio dijo que hay una necesidad humana a saber qué pasa en nuestro entorno, y el periodista se interesa por lo social al percibir que no todos están enterados de lo que sucede, afecta o favorece.
El periodismo nace, después del derecho, y su ejercicio tiene que ver con un trabajo educativo social, sobre cómo decir las cosas para que lo que yo diga no genere mayor problema del que ya existe.
De ahí la responsabilidad ética del periodista para que logre su objetivo, que es informar, a fin que cada uno fortalezca su criterio y tome sus decisiones, pero de manera informada, no manipulada.
El jurista recordó que hay diferentes teorías acerca de la organización humana, Thomas Hobbes, considera que el hombre es el lobo del hombre, mientras que Nicolás Maquiavelo dice lo contrario.
Juan Jacobo Rousseau plantea en El Contrato Social que un día el hombre descubre que no puede vivir en estado natural, crea el derecho, las instituciones y el Estado y, a partir de ahí todo los demás.
Entonces, la mayoría de los seres humanos comunes y corrientes ven al filósofo y al sabio social que se preocupa por su ubicación, cuestionando donde está y qué está haciendo comunitariamente.
Al recordar viejos tiempos en la Ciudad de México, el director general de Regeneración Pluralidad Raúl Castellanos, afirmó categórico que el periodismo es fundamentalmente una emoción social.
Al mismo tiempo, sostuvo que ejercer el periodismo requiere vocación con matices derivados de la personalidad y de la propia formación. A los cuatro nos encanta la lectura y la cultura en general.
Al ajustarse a los parámetros jurídicos en busca de justicia, el periodismo adquiere otro nivel porque quien ejerce el periodismo tendrá que ajustarse a esas condiciones y, por supuesto, es bellísimo.
En tales condiciones, el periodismo es una vocación apasionante con espíritu de aventura, en tanto que el derecho es una devoción por la justicia, porque una sociedad anárquica no puede subsistir.
Raúl recordó que escribió su primer artículo a los 20 años en la sección Tribuna de la Juventud de la revista Siempre, siendo presidente de la Federación Estudiantil Oaxaqueña (FEO) en la Universidad.
Invitado por el ingeniero Heberto Castillo, miembro del Consejo Editorial de la revista, escribió sobre la lucha estudiantil por la demanda de autonomía de la Universidad Benito Juárez, en 1971.
La propuesta era establecer el cogobierno estudiantil, la separación de la elección del candidato a rector de la propuesta del Gobernador en turno, así como decretar la autonomía de la Universidad.
Alfredo Méndez coincidió con Raúl Castellanos: Ciertamente lo primero que llega a tu vida es un llamado que puede ser de diversas maneras, en su caso, primero, llegó el llamado por la justicia.
Cree que el derecho y el periodismo llegan a imbricarse en un potencial río que llega a yuxtaponerse y es más enriquecedor ejercer las dos profesiones, porque cumplimenta tu ejercicio profesional.
Cuando entró a La Jornada su jefa era Elena Gallegos y le puso el reto más grande de su vida, la cobertura informativa de los Juzgados de Distrito, lo que representaba un reto difícil de realizar.
Se vio obligado a ponerse a estudiar derecho, y sin saberlo y sin intuirlo, tuvo la oportunidad de una doble vocación que se fue uniendo en un cauce como un río hacia las lagunas en donde se desenvuelve.
Se inscribió en la Escuela de Periodismo del Colegio Holandés, le dio clases Abraham Zabludovsky entonces director de ECO de Televisa, quien se dio cuenta que era inquieto, y pidió le acompañara al estudio de Televisión.
Cuando vio las cámaras y a los reporteros, dijo que la televisión era mágica y un mundo fabuloso. Hizo su servicio social en ECO, fue IBM, pero tuvo la fortuna de conocer a don Jacobo Zabludovsky.
Fue su primer contacto con lo más bello del periodismo, convivir con la gente que siempre admiraste del otro lado de la pantalla, y que sepa que existes. Don Jacobo se aprendió su nombre de inmediato.
Le decía “joven Alfredo”, así como al primer espada, Heriberto Murrieta. Fue el primer impacto con los medios de comunicación y después saltó a Canal Once, a hacer sus prácticas profesionales.
En el canal de televisión del Instituto Politécnico Nacional (IPN) conoció a otro gran amante de la cultura, Sergio Uzeta, quien le motivó a dedicarse profesionalmente al periodismo de investigación.
Era estudiante de Preparatoria y en el sexto semestre tuvo a su alcance el libro Introducción al Estudio del Derecho de Eduardo García Máynez y cuando empezó a analizar el mundo de las normas, se dijo que era genial.
Porque le queda claro que la sociedad no puede convivir sin normas jurídicas, puede convivir sin normas religiosas y de otro tipo de convencionalismos, pero sin normas jurídicas no puede convivir.
Penetró de lleno al mundo del derecho desde que era un chamaco y le gustó mucho, organizaba debates interescolares, le contrataban sus compañeros para defender al más débil, se metió a la grilla, le gustaba.
Saliendo de la preparatoria decidió estudiar derecho, con tan mal tino que vino la huelga de la UNAM y se quedó sin posibilidades de estudiar y, lo primero que se le ocurrió, fue inscribirse en una escuela de paga.
Pero sus padres no tenían posibilidades de pagarla y se dio un impasse para esperar que la UNAM reanudara actividades y se inscribió en la Escuela de Periodismo del Colegio Holandés, donde encontró una de sus dos vocaciones, derecho y periodismo.
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