Y el pronóstico se cumplió.
Platicando vía telefónica con el diputado Othón Cuevas, durante el programa radiofónico “Crónica Política” a cargo de Rosy Ramales, nos confirmó que el comportamiento de los diputados de Morena sería ejemplar durante la entrega del Segundo Informe de Gobierno, asistiera o no el gobernador Alejandro Murat.
Finalmente el joven gobernante, como ya se ha hecho costumbre, acudió personalmente al recinto legislativo donde no solamente entregó el documento sobre el estado que guarda la administración pública, sino además hizo uso de la tribuna para dirigirse a las y los legisladores de todos los partidos.
A su salida atendió incluso a los representantes de los medios de comunicación que cubren la fuente del congreso durante varios minutos.
La percepción generalizada a su salida bien pudo resumirse con aquella locución latina usada por Julio César en el 47 a.C ante el Senado Romano a propósito de su victoria sobre Farnaces II en la batalla de Zela: “Veni, vidi, vici” (Vine, vi y vencí).
Y es que el mensaje fue contundente: la mayoría morenista (por cierto dividida) no será una piedra en el zapato del gobernador que tejió fino a los más altos niveles.
El diputado Cuevas lo reveló: los diputados de Morena recibieron la instrucción del propio Presidente electo de guardar el decoro y respetar la investidura del gobernador.
Un día antes, Alejandro Murat se reunió en la capital del país con los diputados federales oaxaqueños de todos los partidos distintos al PRI.
Al final de su mensaje al pueblo de Oaxaca lo dijo a manera de colofón: hará lo que tenga que hacer para beneficio de “lo más importante que tenemos: las familias oaxaqueñas”.
Y es que si algo hay que reconocerle a Murat es su vocación conciliadora. No hay militancia que valga para no escuchar, respetar y conciliar posturas diversas y hasta encontradas. No tiene filias ni fobias. No se destaca por su activismo político electoral, ni por su omnipresencia en los procesos electorales. Está ocupado y entregado a la tarea de gobernar Oaxaca.
Alejandro Murat, lo digo porque lo conozco y he colaborado con él, es un administrador público de formación y por vocación y como tal, trabaja en base a resultados. Sabe que la Administración Pública es una ciencia.
De ahí la importancia del decreto que anunció durante su mensaje para que todos los Secretarios del gabinete atiendan, al menos un día a la semana, a la gente en audiencias públicas y trabajen al menos un día al mes en las regiones y que junto con el anuncio de la operación en breve de los Centros de Servicios Administrativos en diferentes puntos de la geografía estatal, son pasos decisivos hacia una tendencia saludable, justa y necesaria para un estado como Oaxaca: desconcentrar la administración pública.
Es metódico, ordenado, casi obsesivo con los números. Compulsa lo documental con la realidad. Vigila de cerca que los resultados se correspondan con lo planeado. No tolera las ocurrencias.
De ahí que en su mensaje hayan estado omnipresentes las menciones al CONEVAL al INEGI y otras instituciones que legitiman con sus evaluaciones los logros gubernamentales de los distintos órdenes.
No es pretensión del presente texto hacer exégesis del segundo informe. El documento como tal es público y su glosa ocupará la agenda mediática de los próximos días.
Respeto la opinión de quienes piensan que periodismo que no se ejerce contra el poder no es periodismo, pero no la comparto. Ello tampoco quiere decir que sea de los que piensan que el periodismo válido sea solo el que aplaude al poderoso en turno.
Es mi creencia que en el periodismo de opinión, la imparcialidad no existe. Cada comunicador opina con una carga valorativa a cuestas. Por eso es opinión.
Pero podemos converger en la objetividad. Objetividad para bien y objetividad para mal.
EL debate es saludable, necesario para la democracia. Hay que ejercerlo con pasión, pero con responsabilidad.
Hoy la vorágine de las redes sociales, ha dado origen a su propio “oficialismo anti gobierno” ante el vacío que dejan quienes debían estar obligados a generar la otra cara del debate; una opinión que sistemáticamente va contra el ejercicio (aunque sea recto) del poder. No da tregua, no concede un solo logro, ni el más mínimo.
Murat lo reconoció. Lo que se ha hecho en materia de política pública no es suficiente, hace falta más. Pero ¿dónde están aquellos obligados a defender lo que sí se ha hecho?
¿Dónde están los miles de servidores públicos que son, a fin de cuentas, los artífices de todos esos logros de gobierno? ¿No se supone que la tarea de gobernar es una labor que se hace en equipo?
No veo siquiera a los funcionarios de primer nivel defendiendo su trabajo ante los embates de quienes piensan que no se ha hecho nada, de quienes quieren ver magnas obras de ingeniería sin tomar en cuenta que lo que Oaxaca sigue necesitando son políticas públicas en matera de educación, salud y alimentación.
No veo a muy poca gente escribiendo o diciendo que Oaxaca hoy es potencia en materia de energía eólica; que después de diez años de abandono se reinició la super carretera a la costa; del hospital del niño y la mujer; compartiendo sobre el número y labor de los comedores comunitarios; de los convenios con el Banco Mundial en materia de servicios básicos; de que Oaxaca ya está por encima de la media nacional en aprovechamiento de matemáticas en su nivel medio superior; de que ya se concluyó la Universidad Regional de Juxtlahuaca; del programa Guelaguetza Familiar que permite que familias oaxaqueñas como embajadoras culturales tengan la oportunidad de volver a ver a sus seres queridos que por necesidad emigraron a los Estados Unidos; de los nuevos 17 vuelos nacionales e internacionales que tienen como destino Oaxaca y que se inauguraron a lo largo del año; de las cifras históricas de ocupación hotelera en Oaxaca capital, Huatulco y Puerto Escondido; de la disminución en un 37% de los delitos de alto impacto en los valles centrales; del próximo registro único de concesiones; del avance en la ruta para que en el futuro toda la energía que se produzca en Oaxaca sea sustentable recogiendo experiencias de otros gobiernos, por solo citar algunos puntos de los que llamaron mi atención durante el mensaje del gobernador.
No es un llamado a defender al gobernador, porque un gobernador, como lo hemos vivido en la historia reciente, solo necesita defensa cuando roba o cuando ofende; cuando falta a su encomienda, cuando atenta contra su propio pueblo.
Es un llamado a que se defiendan ustedes mismos como miembros de un mismo equipo que no trabaja para el gobernador sino para todos los oaxaqueños. No es al gobernador al que le deben rendir cuentas. Es al pueblo de Oaxaca.
Debían evitarse la pena de llorar en lo inmediato como niños el cargo que no supieron defender como mujeres o como hombres cabales.
@MoisesMolina