Los bebés aprenden a hablar escuchando y mirando. Así lo pone de manifiesto un estudio realizado en la Florida Atlantic University que, por primera vez, ahonda en esta forma de aprender de los niños y contradice la teoría convencional de que los bebés aprenden a hablar escuchando a los que les rodean. [Ver cursos de Psicología]
El estudio pone de manifiesto quelos bebés aprenden a leer los labios al empezar a producir sus primeros sonidos y palabras. Y es que según los investigadores, el bebé centra su atención en la boca de la persona que le está hablando durante la etapa de balbuceo, foco de atención que mantiene durante varios meses después hasta que aprende y domina las formas de expresión básicas de su lengua materna.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores analizaron la atención que los niños dedican a la boca y a los ojos de la persona tanto hablante nativa (inglés) como en otro idioma (español) durante la infancia a través de varios grupos de niños de 4, 6, 8, 10 y 12 meses de edad mediante el empleo de dispositivos de seguimiento que registraron el tiempo que pasan mirando los ojos y la boca.
Según este análisis, los investigadores concluyeron que el cambio inicial de atención a la boca es la primera evidencia empírica sólida de que los bebés participan en la lectura de labios al aprender a hablar. Además, constataron que la adquisición de la capacidad de producción del habla es multisensorial en lugar de sólo auditiva.
Asimismo, los investigadores consideran que el posterior cambio de nuevo para centrarse en los ojos es un reflejo de la evolución de la experiencia en la lengua materna, aparte de poner de manifiesto la necesidad de centrar su atención en las señales relevantes socialmente de los ojos de los hablantes para seguir desarrollando capacidades cognitivas más sofisticadas.
Por su parte, la persistencia de la lectura de labios de las personas no nativas es una señal de la temprana experiencia en lengua materna que, de forma simultánea, aumenta esa práctica en los niños de habla nativa mientras que reduce su capacidad de percibir el discurso de las personas no nativas.
Un motivo que para los investigadores explica que los niños mayores ya no puedan comprender a personas no nativas al hablar y, en consecuencia, traten de eliminar la ambigüedad, cuando están expuestos a ellos, continuando confiando en el discurso audiovisual.
Esta investigación abre nuevas perspectivas sobre el desarrollo del lenguaje en la infancia y para un diagnóstico precoz del autismo, ya que hasta el momento este espectro de trastornos se diagnosticaba a los 18 meses de edad.
Los investigadores explican que se da la característica de que a los dos años de edad los niños autistas centran su atención en la boca de un ha
blante, mientras que los niños en desarrollo tienden de forma generalizada a fijarse en los ojos del hablante. Un hecho que, unido a los hallazgos de la investigación, permite determinar que los niños sin diagnosticar, pero que corren el riesgo de ser autistas, siguen fijándose en la boca a los doce meses y en edades posteriores.
Este hallazgo favorecerá que los médicos puedan comenzar a edad más temprana los procedimientos de intervención para disminuir o prevenir los efectos más devastadores del autismo y de otros trastornos en la comunicación.
El estudio fue realizado durante dos añospor el profesor de Psicología en la Facultad de Ciencias en esta universidad, David J. Lewkowicz, y el estudiante de doctorado, Amy Hansen-Tift, y ha sido publicado en las actas de la Academia Nacional de Ciencias. Para su desarrollo se ha contado con el apoyo económico de la Fundación Nacional de Ciencias y los Institutos Nacionales de Salud a través de subvenciones.
Agencias