Esta semana cumplí un año como Magistrado de nuestro Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca.
Me tocó inaugurar, junto con Abraham Soriano, un proceso de entreveramiento generacional que he vivido intensa y esforzadamente.
Las instituciones como los seres humanos cambian, evolucionan y se adaptan a la dinámica de cada época.
Cada época trae sus valores, sus tendencias y procesos que abren la puerta a nuevas coyunturas.
Me siento honrado de formar parte de esta nueva era del poder judicial de Oaxaca.
La magistratura es, especialmente en estos tiempos y en Oaxaca, una tarea que demanda mucha madurez y temple.
En un entorno de permanente, constante y creciente demanda de las y los oaxaqueños para recibir justicia, el cuerpo, la mente y el espíritu del juzgador deben estar preparados para juzgar cada caso como si fuera el primero.
Y es que el trabajo en las salas y los juzgados no se detiene; fluye constantemente. Y la impartición ininterrumpida de justicia debe tener únicamente los límites de lo humanamente posible.
En un año en presenté como Magistrado ponente 33 sentencias, aprobadas todas por unanimidad.
Y resolví 5 asuntos como sala unitaria, de los que comenzaron a llegar a finales de enero.
Respecto de todo no se ha concedido un solo amparo.
Cada proyecto de sentencia es una obra única e irrepetible que lleva tras de sí días de estudio del expediente, revisión de materiales audiovisuales, consulta de jurisprudencia y doctrina, reflexión, discusión, redacción y correcciones.
Y cada proyecto implica también la exposición argumentada de su sentido, que logre el total convencimiento y aprobación del pleno de la sala.
La justicia tiene que ser pronta y expedita, sin excusa ni pretexto; pero también tiene que ser de calidad.
Revisar el trabajo de nuestras juezas y jueces de primera instancia no es labor sencilla.
Se tiene que hacer con profundo respeto hacia ellas y ellos, pero también con el único compromiso que un Magistrado debe tener y que es con la Justicia (así con mayúsculas).
El del Magistrado no es un trabajo sencillo. Siempre que existen dos partes en conflicto hay una que queda insatisfecha y en no pocos casos hasta molesta.
Couture lo describió de manera magistral: “la abogacía es una lucha de pasiones”.
La Magistratura por ello bien podría ser el arte de ir por encima de esas pasiones.
Porque el Magistrado no sólo resuelve con la ley en la mano. En la mayoría de los casos la interpreta y es ahí donde lo legal a veces se vuelve injusto y lo justo a veces pareciera ilegal.
Así la Magistratura se trata de hacer siempre lo que es debido.
En este camino el equipo se ha ido ajustando. Y hoy puedo presumir de un equipo de trabajo de élite con mayoría de mujeres.
Gracias Perla Anaí, Luz Alba, Flor Angel y Jovany. Jóvenes brillantes, responsables, proactivos, solidarios y generosos.
Y también quiero ocupar este espacio para agradecer muy cumplidamente a mis compañeras y compañeros magistrados por su recibimiento, consideración, apertura y confianza.
En especial a la Magistrada Gregoria Hortencia Castellanos Chávez y al Magistrado Jubilado Abel Alvarado, quienes me recibieron en la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal que hoy me honro en presidir. Y a la Magistrada Berenice Jiménez, recién integrada, que sabe trabajar en equipo y me ha obsequiado su amistad y confianza.
Y desde luego a mi Presidente Magistrado Eduardo Pinacho quien, desde el primer momento, me hizo sentir en casa.
Gracias también a las juezas y los jueces que me han brindado su amistad. Saben que es recíproco y que mi ponencia siempre tendrá las puertas abiertas para ustedes.
Y finalmente mi agradecimiento al personal administrativo de todas las áreas de nuestro Tribunal que han hecho posible que el 100 por ciento de mi atención esté enfocada en la labor jurisdiccional.
Y a usted, amable lector o lectora, quiero decirle que quien esto escribe procura vivir al máximo. Que tengo familia, pasatiempos, necesidades y soy un ser humano como usted.
Pero cuando se trata de mi trabajo, le saco más horas al día para hacerlo a conciencia.
Me queda muy claro que en mis manos está la vida de la gente. No puedo fallar.
*Magistrado Presidente de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca