Al turismo se le ha denominado ¨la industria sin chimenea¨, lo cual no exime a esta actividad económica de impactos ambientales y socio culturales adversos, contaminación por residuos, aguas negras y alteración paisajística, aunado al desplazamiento de población local, incremento de la inseguridad y de los costos de bienes y servicios en los centros turísticos y zonas aledañas. Para contrarrestar dichas afectaciones, se cuenta con propuestas como: turismo sostenible, turismo alternativo, turismo comunitario, turismo ecológico o turismo biocultural, de las cuales, el turismo sostenible o sustentable de acuerdo con el marco legal mexicano, es el más reconocido y promovido, por poseer las siguientes características: ¨fomenta actividades de turismo respetuosas del medio natural, cultural y social; incorpora los valores de la comunidad, a través de relaciones justas y armoniosas entre visitantes y comunidad, y propicia la distribución de beneficios económicos de forma equitativa hacia la población anfitriona¨.
A pesar de la dinámica internacional en torno a la promoción del turismo sostenible, México, donde el turismo es una de las cuatro principales fuentes de ingresos y uno de los 10 países preferidos por los visitantes; presenta retos para ser incorporado a la agenda nacional, aún cuando ésta se encuentra regulada en la Ley General de Turismo y en la Norma Mexicana NMX-AA-133-SCFI-2013, que establece requisitos y especificaciones de sustentabilidad del ecoturismo, y promueve certificaciones voluntarias en el tema; sin embargo, se continúan observando afectaciones ambientales como el caso Tajamar, Cancún, donde se priorizó la construcción de un malecón, por encima de una importante superficie de manglar, que finalmente fue destruida.
En este sentido, cobran relevancia los proyectos de turismo gestados a nivel comunitario en localidades rurales e indígenas, con el apoyo de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas e instituciones similares, que han logrado importantes niveles de integración, a tal grado que actualmente se cuenta con una Red Indígena de Turismo Alternativo (RITA), máxima organización nacional en la materia. En nuestro estado, desde hace décadas existen propuestas de turismo comunitario, turismo indígena o ecoturismo, en lugares como la Sierra Norte, Costa, Istmo y la Chinantla, donde se ha demostrado que se puede contribuir a revalorar la riqueza natural y cultural de las comunidades, al mismo tiempo que se involucra a la población local en las actividades desarrolladas.
En la entidad, la Ley de Turismo del Estado de Oaxaca reconoce al turismo sustentable, así como la posibilidad de declarar ¨zonas de Desarrollo Turístico Sustentable¨, donde por sus características naturales o culturales constituyan un atractivo turístico, además que establece como un deber del turista, el respeto y la preservación del entorno natural y patrimonio cultural de los lugares que visite. Estos puntos, representan un importante avance, pero sin la inversión, reconocimiento, capacitación y asistencia técnica, se verán limitados.
Considerando la importancia de este tema, el 2017 fue declarado “Año Internacional del Turismo Sostenible para el Desarrollo”, por la Organización de las Naciones Unidas, con la finalidad de sensibilizar a la población en general, respecto de la contribución del turismo sostenible para el desarrollo, a través del involucramiento de todos los grupos de interés hacia un trabajo conjunto y de esta manera lograr hacer del turismo, un catalizador de cambio positivo.
Sin duda, el turismo sostenible es una de las alternativas para nuestra entidad, caracterizada por la presencia de alta diversidad biológica, paisajes con alto valor estético, variedad de manifestaciones culturales y vocación hospitalaria; razón por la cual, se requiere que todos los sectores de la sociedad oaxaqueña unamos esfuerzos para consolidar los proyectos y estrategias de turismo sostenible en nuestro territorio.
Ahora es cuando desarrollar actividades económicas acordes a nuestro entorno.