¿Tú Robas…?: Horacio Corro Espinosa

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10-horacio-corroAsí como hay compañías que roban y explotan a sus empleados, también hay empleados y empleadas que roban descaradamente a las empresas en las que prestan sus servicios. Esto es un ilícito, y por todos estos desfalcos algunas compañías han llegado hasta la quiebra.

El robo “hormiga” ha sido considerado uno de los más importantes en muchas compañías en los últimos años. El robo “hormiga” se da en todos los giros y tamaños de negocios, es devastador y peligroso.

Hay muchos empleados que han robado a las empresas donde trabajan sin que nadie se dé cuenta de ello. Conozco a una chica que donde trabajaba, aquí en Huajuapan, se robó una televisión grandísima y nadie se dio cuenta de ello. A los pocos días, se llevó un aparato de sonido con todo y bafles y nadie se dio cuenta. Días después, se llevo ropa para ella y para sus hermanos y tampoco nadie se dio cuenta.

El fin de mes, la empresa hizo su balance y hasta entonces se dio cuenta de lo que faltaba. Para eso, la chica ya había cobrado su quincena y nunca más regresó a trabajar. Cuando los trabajadores de la empresa fueron a buscar a su ex compañera, vieron que en su casa estaban los aparatos que descuidadamente se había llevado. Lo único que devolvió la ratera, fue el aparato de sonido, y amenazó a sus compañeros que si seguían molestándola, ella los acusaría de los robos que ellos también habían hecho. Resulta que todos los trabajadores también habían robado a la empresa pero cosas chiquitas, de bolsillo. Así que su pecado era en proporción al tamaño del objeto robado.

Yo creo que hay muchos casos y experiencias de robo por parte de los mismos trabajadores. Pero el que roba no sólo es el que se lleva objetos materiales: Roba aquel que llega diariamente tarde a su trabajo, aunque sean unos minutos. El que gasta su tiempo en llamadas telefónicas o correos electrónicos personales; el que usa el equipo de la compañía como puede ser computadora, copiadora, impresora, para hacer tareas escolares o personales.

También roba, el que se lleva a su casa materiales de oficina como disquetes, engrapadoras, clips, lápices, ligas, grapas, hojas de papel. También roba el que se pone de acuerdo con el despachador de la gasolinera, para que le surta al automóvil menos cantidad de la especificada en la nota, y así repartirse entre ellos la diferencia.

Roba el mesero o el vendedor de mostrador, cuando a sus familiares o conocidos les regala un “pilón a cuenta de la casa”. El jefe de compras que al surtir la despensa de la compañía, agrega artículos para su hogar. El vendedor que sale a la calle diciendo que visitará clientes y en vez de eso, se va a dormir o se va con los amigos a chupar.

Roba también, el que toma la cobranza de la compañía para jinetearla en alguna cuenta personal. El cajero que intencionalmente entrega mal el cambio. El maestro que no prepara su exposición, engañando a la Institución a la que pertenece y haciéndole perder el tiempo a sus alumnos. El abogado que asegura a su cliente que su caso va de gane cuando nunca se ha preocupado al respecto.

Y así, se podrían mencionar cientos y cientos de ejemplos adicionales.

Por estos pequeños robos, como ya dije, llevará a la banca rota a cualquier empresa. Y como se repiten estos hechos tan frecuentemente dan la impresión de ser intrascendentes y por lo mismo, parecen como pequeños hurtos sin relevancia y se ven como una “normalidad” en la conducta ajena.

Bajo este esquema, muchas personas ni siquiera se reconocen a sí mismas como protagonistas de estos robos, es decir, no se identifican como lo que son, como ladrones.

Afortunadamente y no se puede negar, existen todavía personas honestas, decentes, íntegras, incapaces de tomar algo que no es propio. Esto quiere decir, simplemente, que no se han fallado a sí mismos, que aún navegan en la rectitud y los principios de honorabilidad. Quiero suponer que tú, que lees este comentario, eres de estos últimos: de los honestos.

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Twitter: @horaciocorro

Facebook: Horacio Corro

horaciocorro@yahoo.com.mx