El presidente Donald Trump se marchó este miércoles de la Casa Blancabajo una nube que creó él mismo, cerrando un único mandato de cuatro años manchado por dos juicios políticos, profundas divisionesy el manejo de una epidemia que ha causado 400 mil muertes en el país.
Trump, de 74 años, se despidió horas antes de la toma de posesión de Joe Biden.
Es el primer presidente saliente desde Andrew Johnson en 1869 que se salta la ceremonia del Día de Investidura, evento que marca la transferencia formal del poder, en una muestra final de resentimiento tras perder la reelección.
Trump y su esposa, Melania, partieron del jardín sur en el helicóptero Marine One hacia la base conjunta Andrews en los suburbios de Maryland, donde presidió una despedida de estilo militar antes de abordar el Air Force One por última vez para volar a Florida.
El arribo a su club Mar-a-Lago en Palm Beach pretende dejar al republicano al interior del complejo antes de que el mandato de Trump como presidente expire al mediodía (1700 GMT).
Expulsado de Twitter después de que sus partidarios irrumpieran en el Capitolio el 6 de enero, Trump usó un método de la vieja escuela: un comunicado de prensa enviado por correo electrónico, para distribuir un video de despedida el martes en el que se desvió de su habitual retórica divisiva y emitió un mensaje optimista.
Ahora más que nunca, debemos unirnos en torno a nuestros valores compartidos y superar el rencor partidista y forjar nuestro destino común”, dijo.
Pero no mencionó a Biden, cuya victoria no ha reconocido formalmente.
Trump tiene un largo camino por recorrer para reconstruir una imagen, hecha jirones por su tormentosa presidencia, particularmente en los últimos meses.
Ahora tiene un lugar singular en la historia como el único presidente que ha sido objeto de un ‘impeachment’ dos veces.
A pesar de que Trump dejó el cargo, el Senado debe llevar a cabo un juicio político aprobado en la Cámara de Representantes -de mayoría demócrata- por acusaciones de que el presidente saliente incitó a una insurrección.
Su resultado podría determinar si será descalificado para postularse nuevamente para presidente.
Va a ser un presidente asterisco, un miembro de un período que hizo más daño que bien”, opinó el historiador presidencial Douglas Brinkley.
AFERRADO AL FRAUDE
Trump mantuvo hasta sus últimos días en el cargo que las elecciones del 3 de noviembre le fueron robadas, según fuentes familiarizadas con la situación.
Los tribunales han rechazado las afirmaciones emitidas sin pruebas que ha hecho la campaña de Trump sobre un fraude electoral generalizado.
El vicepresidente, Mike Pence, encabezó al Congreso en la certificación de la victoria de Biden por sobre las objeciones de Trump.
El Washington que Trump deja atrás está custodiado por 25 mil efectivos de la Guardia Nacional, mientras que la Explanada Nacional, tradicionalmente repleta de espectadores el día de la investidura, está cerrada al público debido a las amenazas de violencia de los grupos que atacaron el Capitolio.
Mientras estaba preocupado por luchar contra los resultados de las elecciones, Trump no hizo mucho para frenar el creciente número de muertos en el país por el coronavirus, que cruzó la sombría marca de 400 mil el martes, la cifra más alta del mundo.
Los cierres y restricciones relacionados con la pandemia también han costado sus trabajos a millones de estadunidenses.
UNA MARCA QUE SE ENSUCIÓ
Trump, exmagnate inmobiliario que posee 17 resorts de golf en todo el mundo, enfrenta una tarea gigantesca para reconstruir una marca que se ensució.
The New York Times informó que muchos de sus complejos turísticos han estado perdiendo millones de dólares y que cientos de millones de deudas deben pagarse en unos pocos años.
Trump también debe decidir cómo mantenerse involucrado en la política, como ha sostenido que hará.
Ha hablado de utilizar un súper PAC (comité de acción política) para apoyar a los candidatos que intentan expulsar a los republicanos que él cree que se le han enfrentado políticamente.
Pero aún está por verse si podrá mantener su peso en el Partido Republicano.
Yo predeciría que en un futuro no muy lejano los candidatos políticos estadunidenses estarán más motivados para demostrar que son diferentes a Trump de lo que estuvieron los candidatos después de 1974 para demostrar que eran diferentes a (Richard) Nixon”, consideró el historiador presidencial Michael Beschloss.
Nixon renunció en 1974 por el escándalo de Watergate.
Excelsior