El escándalo por la visita del candidato republicano Donald Trump a Los Pinos debe leerse con racionalidad política:
1.- México no sabe qué hacer con los EE.UU. Urge una estrategia de seguridad nacional que parta de la definición de los intereses mexicanos frente al imperio. La política exterior de resistencia al agobio estadunidense fue liquidada por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari como cuota al tratado de comercio libre.
2.- Ya no existe el consenso nacionalista antiestadunidense y todo se reduce a estados de ánimo. En 1987 el grupo delamadridista promovió el documento El desafío de la interdependencia que buscó borrar el sentimiento cultural contra los EE.UU. por la pérdida del territorio. El PRI fue el gestor de ese consenso.
3.- En el pasado histórico. La institución presidencial representaba el consenso antiestadunidense. Sin embargo, hoy la institución presidencial no puede siquiera sostener su propia legitimidad social.
4.- Trump vino representando a la mitad del electorado estadunidense bajo la consigna de “hagamos grande a EE.UU. otra vez”. Por tanto, Trump es producto de un cambio en la configuración social de los estadunidenses; es decir: no es Trump sino la sociedad racista e imperial de los EE.UU.
5.- La visita de Trump se dio en medio de un impresionante vacío de política de comunicación social y de geopolítica. No hubo aquí una explicación ni una fijación previa de los intereses mexicanos en la campaña electoral estadunidense.
El problema real no fue que Trump viniera o que la gente esperara algún imposible gesto de repudio por parte del presidente Peña Nieto, sino la confirmación de que México carece de una política exterior estratégica y de seguridad nacional con su vecino y que la oposición en el Congreso está empequeñecida por la baja calidad de la representación.
Lo más grave es la repetición del clima de división nacional que existió en México en el periodo 1844 y 1846-1948 que permitió la invasión estadunidense y la pérdida de la mitad del territorio. La frase atribuida a Porfirio Díaz fue de Sebastián Ledo de Tejada: “pobre México, tan lejos de dios y tan cerca de los EE.UU.”
Detrás del expansionismo imperial de Trump y Hillary –policía malo, policía buena, pero los dos como policías– se encuentra el fracaso de la política mexicana de desarrollo: la migración de desempleados, pobres y marginados es culpa de la crisis económica y social por el ciclo neoliberal salinista y ha llevado a la existencia de cuando menos once millones de mexicanos ilegales que quieren convertirse en estadunidenses.
La visita de Trump a México mostró la histeria nacional –en internet y no en las calles– contra el candidato republicano que representa al imperio pero exhibió asimismo la incapacidad política para construir un consenso nacional vis a vis los EE.UU., el Senado hizo el ridículo con su petición de suspender encuentro y los partidos sacaron las banderas de la estridencia y no una propuesta de consenso nacionalista ante Washington.
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The White House 2016: El legado de Barack Obama: el mariscal de campo de los 49 de San Francisco se ha negado a estar presente en eventos deportivos donde se toca el himno estadunidense en repudio a la brutalidad policiaca contra negros… Crece escándalo por la ambición de Hillary Clinton de negarse a cerrar su fundación, a pesar de que trafican influencias a cambio de dinero. El modelo se conoce como pay to play, pagar para jugar…
Política para dummies: La política es la interpretación social de la realidad, no el autoengaño.
Sólo para sus ojos:
- Paralizados los trabajos del PRI para enjuiciar a cuatro gobernadores corruptos: el ex de Nuevo Leon y los de Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo. Al nuevo intendente del PRI Enrique Ochoa Reza se le acabó el aire anti corrupción. La bandera de la corrupción pasó al PAN y a los independientes.
- En Oaxaca se están sobrecalentando las tensiones sociales y la exigencia de la salida del gobernador PAN-PRD Gabino Cué es demanda generalizada porque en el estado no hay autoridad ni decisión. En el PRD y en el PAN hay ya hartazgo por la pasividad de Cué pero no dan el paso para su destitución por incompetente.
- El gobernador electo priísta Alejandro Murat también anda en la luna y su papá José Murat Casab como el verdadero poder es el que está definiendo al gabinete estatal. El PRI regresará al poder luego de seis años pero sin ninguna propuesta de gobernabilidad.
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